El diario La República y el feminismo, esa «moda pasajera»

La madrugada del 7 de agosto, hinchas del equipo de fútbol peruano Universitario de Deportes celebraron el aniversario número 96 del club con fuegos artificiales que estallaron en diversos lugares de Lima.

Así lo reportaba RPP en su página web:

El estruendo de fuegos artificiales alarmó a los limeños la madrugada de este viernes. En diversos distritos de Lima se reportó el hecho a pesar de que la ciudad se encuentra en un aislamiento social obligatorio (toque de queda). 

Y así el site Wayka:

La celebración de los hinchas de Universitario fue criticada por distintos usuarios en redes sociales, como el diario La República reportaba aquí:

El tema se convirtió en uno de los principales trending topics ese mismo día, lo que, al parecer, motivó a los redactores de La República a aprovechar la marea y producir más contenido relacionado.

Una de las notas publicadas por La República fue esta:

El texto de la nota, desaparecida hoy de la página web del diario, decía (las negritas son mías):

Universitario de Deportes está celebrando sus 96 años de vida institucional; por ello, un grupo de hinchas festejó este día tan especial con fuegos artificiales en medio del toque de queda que fue decretado ante la emergencia sanitaria por la COVID-19. Estas acciones han sido criticadas por Yanira Dávila, presentadora de ‘Aprendo en Casa’ quien tomó una decisión radical.

Los cuestionamientos de la conductora del programa educativo virtual del Estado no se hicieron esperar y anunció que “dejaba de ser hincha de la U”, tras los hechos ocurridos la medianoche de este último viernes 7 de agosto.

Como se recuerda, los fuegos artificiales sonaron en todo Lima interrumpiendo no solo la tranquilidad de miles de ciudadanos, también algunas medidas del estado de emergencia impuestas por el Gobierno.

Esta situación no fue del agrado de Yanira Dávila quien simpatiza con el club crema; por ello usó sus redes sociales para comentar que ya no alentaría más al equipo de Ate.

“En este momento he dejado de ser de la U”, señaló en Twitter. De esta manera hizo saber su decisión tras recriminar la actitud tomada por algunos seguidores de Universitario.

Como era de esperarse las declaraciones de Dávila causaron revuelo entre los internautas que en su mayoría no compartían su opinión. Frente a ello, volvió a tuitear alegando que lo que escribió lo hizo porque estaba molesta.

La presentadora ha seguido respondiendo a todo tipo de comentarios en su contra comparando con “fanáticos religiosos” a quienes la vienen insultando.

Yanira Dávila es presentadora de ‘Aprendo en Casa’ desde el último 4 de mayo de 2020; también se desempeña como reportera y directora de teatro.

Una decisión radical.

Como era de esperarse.

Quienes la vienen insultando.

Cuando Dávila vio la nota, se mostró sorprendida a través de otro tuit:

La nota publicada por La República iba acompañada de imágenes de las cuentas de Twitter e Instagram de Dávila, lo que abrió la puerta a que su comentario, amplificado por uno de los principales diarios peruanos (que hace unos meses se ufanaba de ser la página web noticiosa «más leída del país»), recibiera este tipo de respuesta en Twitter:

O esta:

A raíz de la atención que la denuncia de Dávila despertó en redes sociales, el editor general de la web de La República, Rider Bendezú, señalado por distintos usuarios de Twitter como el principal responsable (y con quien conversé para otro artículo del blog), pasó un buen rato respondiendo a los reclamos y destacando las «capacitaciones con el equipo de Género» que viene realizando la redacción, mientras la nota seguía colgada en la página web del diario:

Momentos después, cuando la nota desapareció finalmente de la web, Bendezú dedicó un tiempo más a responder a usuarios con un link a lo que la redacción del diario entendía por unas «disculpas» o «aclaración»:

Esto decía la nota (las negritas son mías):

Inicialmente, esta página contenía una nota sobre las expresiones de Yanira Dávila, conductora de ‘Aprendo en casa’, en relación a los aficionados de Universitario de Deportes que utilizaron fuegos artificiales la medianoche del viernes, en medio de las celebraciones de un aniversario más de su club.

La nota fue publicada al considerar a Dávila como un personaje público, en su papel de conductora de uno de los espacios en TV Perú. No ha sido, ni será, nuestra intención exponerla a los ataques. Todo lo contrario, rechazamos cualquier tipo de acto de violencia en su contra.

Si bien entendemos que Dávila es un personaje público, también es necesario indicar que no es representativa en el ámbito deportivo, motivo por el que no es necesario publicar una nota sobre sus expresiones en su cuenta de Twitter.

Es preciso indicar que, en ningún momento, se ha expuesto los datos personales de la conductora, mas sí se hizo uso de las publicaciones en su cuenta pública de Twitter.

Por todo lo señalado, extendemos las disculpas públicas a Yanira Dávila.

Como medio de comunicación, somos conscientes que tenemos una gran responsabilidad ante la opinión pública. Es nuestra intención mejorar la calidad de nuestros contenidos. Precisamente, hemos iniciado capacitaciones de manera transversal en toda la redacción sobre periodismo con enfoque de género.

El mismo día, horas después, Yanira Dávila comunicó a través de un nuevo tuit que había dirigido una carta al director del diario, Gustavo Mohme. La carta, explicó en otro tuit, había sido también remitida al Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana, un órgano que fomenta la autorregulación de los medios, y a la Defensoría del Pueblo.

Pueden leerla completa aquí, si lo desean, pero extraigo algunos fragmentos que encuentro relevantes:

Esta nota recoge un mensaje que publiqué en mi cuenta de Twitter personal sobre un hecho completamente aislado a mi labor profesional y que tampoco representa las opiniones de mis empleadores. No obstante, la nota no solo hace énfasis en mis declaraciones sino que muestra mis fotografías, enlaces a todas mis redes sociales y describe mi actual trabajo para el Ministerio de Educación como relacionados de alguna manera al contenido de la nota. Este hecho me sorprende porque no soy deportista, ni periodista deportiva, ni ostento ninguna posición de autoridad sobre el fútbol o sobre la contaminación sonora en las ciudades para que se considere relevante hacer una nota periodística sobre mi opinión.

(…)

Hacer notas periodísticas sobre afirmaciones que sostenemos las mujeres en redes sociales en ejercicio de nuestra libertad de expresión nos expone al escarnio público en un contexto sociocultural machista como Perú. Este es un problema particularmente profundo en entornos como el deportivo, donde la violencia derivada del fanatismo de algunos polariza cualquier conversación y ha generado muchos daños a nuestra sociedad. En dicho entorno deportivo, además, las mujeres somos objeto de burla y violencia cuando participamos en él, ya sea expresando nuestros pareceres en redes, ejerciendo el periodismo deportivo o participando en el deporte como jugadoras o árbitros.

(…)

Efectivamente, su nota periodística me ha puesto en una situación vulnerable. Me encuentro siendo acosada, recibo masivamente comentarios agresivos e insultos misóginos a través de las redes sociales tras la publicación de su nota que expone mis fotografías, situación laboral y enlaces a todas mis redes sociales. ¿El querer generar polémica y acogida de sus notas periodísticas justifica el fomentar y cometer violencia de género en línea? Evidentemente no. Lamentablemente, esta es una conducta recurrente en su medio de comunicación. Así sucede respecto a las opiniones vertidas y fotografías publicadas por la actriz Mayra Couto, sobre las cuáles han emitido numerosas notas, exponiéndola al acoso masivo y a los ataques machistas y racistas.

Como alude Dávila, no es la primera vez que La República es criticada por producir contenido machista y de bajo o nulo interés noticioso, destinado a atraer clicks fáciles. Yo mismo he comentado el tema en más de una ocasión:

Aquí algunos otros ejemplos:

Así que fuimos muchos los que nos sorprendimos gratamente el día 17 de agosto, diez días después del incidente relacionado con Yanira Dávila y las posteriores disculpas del diario, cuando La República anunció la creación del puesto de «editora de Género»:

Pueden leer la nota que anunciaba la nueva incorporación aquí, pero quiero destacar unos fragmentos (las negritas son mías):

El periodismo no puede estar ajeno a las demandas sociales. Es así que, en un contexto de lucha feminista sumamente activa por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el Grupo La República ha decidido sumar la figura de editora de Género para garantizar que el tratamiento de su contenido periodístico sea no sexista, inclusivo, igualitario y responsable.

(…)

Ahora, con la designación de la nueva editora de Género, el Grupo La República apuesta por implementar la perspectiva de género de forma transversal en todas sus marcas y secciones, con el objetivo de proporcionar información libre de estereotipos, que no revictimice ni tampoco promueva la violencia contra las mujeres, personas LGTBI+ y otras poblaciones históricamente violentadas y vulnerables.

(…)

En momentos históricos y sociales como el que vivimos es imposible hacer buen periodismo sin cuestionarse cómo históricamente hemos venido construyendo nuestra idea sobre el mundo y qué tipos de filtros hemos venido utilizando para describirlo a los lectores.

Al día siguiente de lo ocurrido con Yanira Dávila, Lucía Solís, ahora editora de Género de La República, se había pronunciado así en su cuenta de Twitter:

Parecía que, al fin, uno de los principales diarios del país, criticado en múltiples ocasiones por la producción de contenido machista o directamente misógino, que venía años demostrando una enorme falta de sensibilidad y respeto hacia su audiencia femenina, había decidido tomarse el asunto en serio y hacer algo al respecto.

Parecía.

Mientras públicamente La República respondía a las críticas pidiendo disculpas, retirando la nota y contratando una editora de género, lejos de los ojos de los lectores el gerente legal de la empresa, Alonso Sarmiento, respondía a los cuestionamientos de manera muy diferente.

El mismo 17 de agosto, el día en que la web del diario anunciaba la creación del puesto de editora de género, el gerente legal del Grupo La República respondía a la carta que Yanira Dávila había remitido a Gustavo Mohme, director de La República, la Defensoría del Pueblo y Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana, dirigiéndose al presidente del tribunal:

Entre otras cosas, Sarmiento señala en la carta (las negritas son mías):

Al respecto, consideramos que hacer notas periodísticas sobre afirmaciones de mujeres o varones en redes sociales no implica en absoluto una incitación a la violencia de ningún tipo; más aún cuando la nota informativa es reproducción textual de lo afirmado por la persona aludida y el contexto es de total neutralidad, hasta donde es posible. Tanto en el contexto deportivo, como en el contexto político o religioso, social o gremial, las personas expresan sus puntos de vista y si los hacen públicos, claramente se someten al escrutinio bueno o malsano de los participantes, en este caso, en las redes sociales.

Bajo la premisa propuesta por los auspiciadores de esta queja, las opiniones de las mujeres deben ser filtradas para evitar que sean objeto de violencia; cosa que rechazamos completamente; por cuanto el efecto de dicha conducta será precisamente atentatoria contra el derecho constitucional de las mismas mujeres que se pretende proteger.

Es así que, si una mujer cuya imagen es conocida por el público, declara y/o publica de algún modo su opinión sobre un hecho ocurrido en la vía pública; ¿debemos ocultar dicha declaración para evitar las críticas? Si una mujer sin ninguna relevancia mediática declara y/o publica de algún modo su opinión sobre un tema controversial, ¿debemos ocultar su opinión para no resultar responsables de las críticas que pudiera recibir, duras, benévolas, salvajes, etc? Si una mujer opina y publica en redes o en medios abiertos, comentarios contrarios a lo “políticamente correcto”, ¿debemos callar su opinión para evitar un linchamiento mediático?

Y prosigue:

Nuestros medios NO se guían por esos parámetros. Hombres y mujeres tienen los mismos derechos y las mismas prerrogativas, así como las mismas responsabilidades. Todos, hombres y mujeres gozan de la misma libertad de decir lo que piensan, de expresarlo y de afrontar las consecuencias. Esa es la libertad consagrada en la Constitución Política del Perú. Para nosotros, la libertad está por encima de cualquier otro derecho y la libertad de expresión está por encima de todas las demás. Así lo ha declarado el Tribunal Constitucional peruano y las innumerables sentencias de tribunales internacionales.

No aceptamos que se pretenda, mediante la supuesta defensa de la violencia de género (sic), decirle a la prensa lo que debe publicar y lo que no y cómo debe hacerlo; por cuanto el totalitarismo empieza así, con buenas intenciones; pero revela su verdadero rostro cuando por encima de la dignidad de la persona, se abre paso lo que se considera en cada época “lo políticamente correcto” dictado por quienes llegan de alguna forma a tener una porción del poder.

(…)

Nuestros medios periodísticos siempre han actuado en la defensa de los derechos ciudadanos, la inclusión social, la paridad de género, la protección de la infancia y las libertades políticas; en tal sentido, no nos sentimos aludidos por acusaciones de instituciones interesadas que han aprovechado esta circunstancia para distorsionar los hechos y pretender armar una causa legal, donde únicamente hubo una reproducción de un comentario, por demás inocente, de la reclamante.

En tal sentido, exigimos al Tribunal un deslinde sobre este reclamo a fin de que quede meridianamente claros los derechos constitucionales por encima de cualquier moda pasajera que pretenda dictar parámetros a la prensa.

Repasemos:

¿Cómo es que exponer a una mujer, publicando dos de sus perfiles de redes sociales, amplificando un mensaje inocente —»he dejado de ser de la U»—, que fue inspirado por el comportamiento de fanáticos futboleros que ese mismo día habían demostrado y volverían a demostrar su falta de civismo y respeto por los demás, mensaje que además ya había generado que la insulten gratuitamente en redes sociales (como la misma nota borrada señalaba), «no implica en absoluto una incitación a la violencia de ningún tipo«?

¿Por qué la no publicación de ese tuit en la página web de un diario, carente de mayor interés periodístico, «será precisamente atentatoria contra el derecho constitucional de las mismas mujeres que se pretende proteger«? ¿Qué «derecho constitucional» señala que los comentarios en redes sociales de mujeres (u hombres, dado el caso) deben ser amplificados por un diario incluso cuando no tienen valor noticioso alguno y las exponen al acoso online?

¿A qué se refiere Sarmiento con: «si una mujer opina y publica en redes o en medios abiertos, comentarios contrarios a lo ‘políticamente correcto’, ¿debemos callar su opinión para evitar un linchamiento mediático?«? ¿A qué se refiere con lo «políticamente correcto»? ¿Por qué es contrario a lo «políticamente correcto» decir que uno deja de ser hincha de un equipo de fútbol?

¿A qué se refiere el gerente legal con «por encima de la dignidad de la persona, se abre paso lo que se considera en cada época ‘lo políticamente correcto’ dictado por quienes llegan de alguna forma a tener una porción del poder»? ¿De quiénes está hablando? ¿Quién detenta «una porción del poder» aquí, una conductora de un programa educativo del canal del Estado con cuatro meses de existencia y desconocida para el gran público que, por ejemplo, no llega a sumar ni diez mil seguidores en su cuenta de Twitter o «el medio online líder en el Perú»?

Por último, ¿está equiparando el gerente legal del Grupo La República el feminismo, la lucha por la igualdad de las mujeres y el combate contra la violencia de que son víctimas en distintos ámbitos con «cualquier moda pasajera«?

¿En qué quedamos? ¿O bien «El periodismo no puede estar ajeno a las demandas sociales. Es así que, en un contexto de lucha feminista sumamente activa por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el Grupo La República ha decidido sumar la figura de editora de Género para garantizar que el tratamiento de su contenido periodístico sea no sexista, inclusivo, igualitario y responsable» o el Grupo La República, capitaneado por su gerente legal, ha decidido emprender la lucha contra «la supuesta defensa de la violencia de género» (sic) y «las buenas intenciones» que dan inicio al «totalitarismo» de «lo políticamente correcto»?

En la nota que anunciaba el nombramiento de Lucía Solís como editora de género, la redactora Diana Bueno señalaba:

Para Solís, aplicar la perspectiva de género en medios representa tomar una postura clara que condena la violencia contra las mujeres, aceptar que hay criterios que debemos desaprender: desde la redacción de un titular o la elección de una foto hasta el enfoque que le damos al contenido que se trabajan en todas las secciones.

Parece que en el área gerencial del diario aún no se han dado por enterados. Harían bien —si la lucha contra lo «políticamente correcto» y «cualquier moda pasajera» se los permite–– en participar de las capacitaciones que tanto han anunciado y en conversar con sus redactoras y editoras. De forma urgente.

ACTUALIZACIÓN

La noche del viernes 4 de setiembre, el Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana emitió su resolución respecto a la queja presentada por Yanira Dávila contra el diario La República.

La resolución N.° 001-TE/2020 señala que el Tribunal «considera como algo cuestionable para la ética periodística la forma en que Grupo La República elaboró y difundió la nota en cuestión» y dictamina lo siguiente:

1. Declarar fundada la queja presentada por la señora Yanira Dávila Herrera (Caso 001-2020).

2. Exhortar al Grupo La República Publicaciones S.A. a llevar a cabo un programa de formación permanente a su personal periodístico -tal como lo ofreció en la audiencia de conciliación- sobre periodismo con enfoque de género, promoviendo la erradicación de la violencia digital y el ciberacoso.

3. Recomendar al Grupo La República Publicaciones S.A realizar una evaluación permanente sobre la pertinencia de las notas periodísticas a publicar, tomando en cuenta las consideraciones del presente caso y la presente resolución.

4. Disponer que Grupo La República Publicaciones S.A. publique la presente resolución en el plazo de siete días de notificada. Si no realizara la publicación, el Tribunal de Ética dispone que la resolución sea difundida en los demás medios asociados en el Consejo de la Prensa Peruana.

Pueden leer, si lo desean, la resolución completa aquí.

La República daba a conocer la información a sus lectores, pasada la medianoche, con este llamativo titular: