[ACTUALIZADO] ¿Dijo Karelim López que existe «una mafia (…) conformada por el presidente Pedro Castillo»?

ACTUALIZACIÓN

Horas después de publicado el post original (que puede leerse al final de esta actualización), me topé con otra aparente contradicción en la que parecía haber incurrido el abogado de Karelim López, César Nakazaki. Esta vez respecto a la presencia de su representada durante «una discusión» entre el ex secretario general de Palacio, Bruno Pacheco, y el presidente Pedro Castillo.

Por la mañana, me crucé con este tuit de la periodista Rosa María Palacios, que entrevistó hoy a Nakazaki en su programa online A Pensar Más:

Así que fui a buscar la entrevista. Este es el intercambio que mantienen al respecto Palacios y Nakazaki:

Rosa María Palacios: ¿Ella presencia qué, la discusión entre ambos o la discusión que tiene telefónicamente Bruno Pacheco con otra persona que ella no ve o ella ve al presidente pelear con Bruno Pacheco?

César Nakazaki: Ella ve la discusión. Ellos se trataban como hermanos…

Rosa María Palacios: Entonces, discúlpeme, los términos acá tienen que ser muy precisos. Ella no se reúne con el presidente…

César Nakazaki: Es testigo presencial, es testigo presencial.

Rosa María Palacios: Pero es testigo presencial de una discusión entre dos personas. Eso califica también, doctor, como una reunión.

César Nakazaki: Bueno, yo te diría, eso es un poco…bueno, si tú quieres, físicamente, vamos a hacer, físicamente sí. Pero lo que es propiamente una reunión implica un elemento subjetivo.

Pueden verlo aquí, a partir del minuto 38:27:

Nakazaki, al parecer, confirma aquí que Karelim López estuvo presente, en el mismo lugar, cuando Bruno Pacheco y el presidente Castillo mantuvieron una discusión. Es decir, la discusión, según lo que indica aquí Nakazaki, ocurrió con Pacheco y Castillo delante de López.

Ya ayer, en la entrevista con RPP, Nakazaki había dicho algo similar:

Carlos Villarreal: Doctor, me ha llamado la atención lo que usted ha dicho acerca de que su patrocinada fue testigo de una pelea, una discusión muy fuerte, entre el presidente de la República y el señor Bruno Pacheco. ¿Usted podría decirnos, por lo que le ha manifestado Karelim, por qué fue esa discusión, por qué fue esa pelea, y dónde fue exactamente? ¿Fue en Palacio o en la casa de Sarratea?

César Nakazaki: Es en el Palacio. Karelim López nunca ha coincidido con el presidente de la República en Sarratea. Ella asistía a Palacio de Gobierno, como ya es de público conocimiento. Ahí es donde se produce la pelea. Las circunstancias de la pelea no aparecen en la declaración, que, repito, lo comento por favor sobre la base de lo que se ha filtrado en La República y en El Comercio.

Carlos Villarreal: ¿Pero ella no le ha comentado a usted en algún momento, en algunas de las reuniones que ha tenido con Karelim, por qué fue esa pelea?

César Nakazaki: No la conoce (sic). Al detalle no lo tiene. Lo que se ha visto es la discusión y obviamente lo que discutían. Eso es al término, ya cuando Bruno Pacheco tenía que salir de la Secretaría General de la Presidencia de la República.

Fernando Carvallo: Por lo que dice usted queda claro que la señora Karelim estaba presente junto al presidente de la República que dice no haber estado nunca reunido con ella.

César Nakazaki: Ha presenciado la discusión… 

Fernando Carvallo: Es decir que estaba junto al presidente.

César Nakazaki: …Nunca ha tenido una reunión.

Mabel Huertas: Pero han compartido espacio físico.

César Nakazaki: Sí, eso sin duda. Por la discusión de la pelea sí.

El problema es que el informe fiscal de las declaraciones de Karelim López no dice eso. O al menos no lo dice claramente.

Horas después de publicado el post original, pude acceder, a través de una fuente, al Informe 1-2022-2ºFISLAA/7D, que recoge las declaraciones realizadas por «el colaborador eficaz con clave Nº 001-2022-2ºFISLAA», identificado por los medios como Karelim López. Luego de recibir el documento, verifiqué con una segunda fuente, quien yo sabía tenía también en su poder el informe, que se trataba del mismo documento que distintos medios venían citando desde el fin de semana. Era así.

En el informe, luego de señalar en dos ocasiones que «Karelim López estuvo presente entre una discusión entre PEDRO CASTILLO y BRUNO PACHECO» (sic), el redactor o redactora del informe acota lo siguiente:

Por otro lado, es importante señalar que esta información que conforme ha señalado el colaborador eficaz, se suscitó en circunstancias que Karelim López se encontraba reunida [con] Bruno Pacheco, y en la cual, Bruno Pacheco discutió telefónicamente con Pedro Castillo el día 09 de noviembre de 2021, donde se hicieron reclamos mutuos, dentro de los cuales se indicó el tema de un director [que] se quejó con él, debido a que habría pagado S/. 150,000,00 soles para que le den el puesto en el Ministerio de Vivienda y no habrían cumplido con ello (sic).

El informe fiscal señala tres veces que el informante (la propia López) dice saber que «Karelim López estuvo presente entre una discusión entre PEDRO CASTILLO y BRUNO PACHECO» (sic). En todos los casos, el redactor señala que hubo varios reclamos en la discusión mencionada. Pero no queda claro del todo si las tres veces el redactor o redactora se refiere a una misma discusión o a discusiones ocurridas en días, lugares o momentos distintos. La accidentada escritura del informe se presta a confusión.

El que la precisión –«es importante señalar que esta información que conforme ha señalado el colaborador eficaz, se suscitó en circunstancias que Karelim López se encontraba reunida [con] Bruno Pacheco, y en la cual, Bruno Pacheco discutió telefónicamente con Pedro Castillo»– venga a continuación de dos de las instancias en que se menciona que López «estuvo presente» en «una discusión» invita a pensar que se trata siempre de una sola discusión y que López se encontraba únicamente junto a Bruno Pacheco cuando este «discutió telefónicamente con Pedro Castillo».

A esto se suma que, en sus entrevistas, cuando el abogado César Nakazaki ha hecho referencia a la discusión presuntamente presenciada por López, siempre ha hablado de «una discusión» o «una pelea», no de varias discusiones.

Pero la duda estaba ahí. Así que volví a contactar a Nakazaki para corroborar con él si estaba refiriéndose, quizá por error, a la discusión telefónica que menciona explícitamente el informe fiscal o a una distinta, donde sí estuvieron presentes físicamente Karelim López, Bruno Pacheco y Pedro Castillo.

En nuestra nueva conversación, Nakazaki me indicó que, como insinúa pero no deja claro el informe, Karelim López se está refiriendo a distintas discusiones entre Bruno Pacheco y el presidente Pedro Castillo. Algunas de ellas ocurrieron en Palacio de Gobierno, fuera del despacho presidencial, cuando López se encontraba reunida con Pacheco y el presidente «iba al despacho de Bruno [Pacheco]» o se cruzaban en los pasadizos de Palacio. Según el abogado, su representada le ha comentado que «en las antesalas del despacho del presidente siempre había de todo y de todas personas para tratar los más diversos temas». Según Nakazaki, la palabra textual que ha usado su representada para referirse a las oficinas de Palacio es «un mercado».

Además de las discusiones que su representada presenció en Palacio, siempre según lo señalado por el abogado Nakazaki, en más de una ocasión Pacheco, teniendo delante a Karelim López, se «agarró en discusiones telefónicas por los más diversos asuntos» con el presidente Castillo.

Si es así, y López presenció varias discusiones entre Pacheco y Castillo, tanto física como telefónicamente, seguramente la aspirante a colaboradora eficaz tiene todavía mucho más que contar. Bastante más de lo puede leerse en el informe fiscal de sus declaraciones hasta ahora.

POST ORIGINAL

La noche del domingo 27 de febrero, durante una entrevista con la periodista Mónica Delta del programa televisivo Punto Final, el abogado César Nakazaki aparentemente contradijo lo que distintos medios peruanos venían afirmando respecto a las declaraciones que su clienta, la aspirante a colaboradora eficaz Karelim López, había dado a la Fiscalía.

Esta es la portada del diario El Comercio publicada el mismo domingo 27:

La cita destacada en portada proviene del reportaje escrito por la periodista Graciela Villasís, publicado originalmente la tarde del sábado 26 de febrero en la página web del diario con el titular: «Karelim López afirma que el presidente Pedro Castillo maneja presunta mafia en el MTC que direcciona obras». El reportaje de Villasís señalaba lo siguiente:

Lo más relevante de la declaración es que afirma que el presidente Pedro Castillo integra una mafia que opera en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y dirige licitaciones del sector, el cual, pese a los constantes cambios en el Gabinete, ha estado a cargo de Juan Silva desde que el profesor de escuela rural asumió la presidencia.

“Asimismo, sé que hay una mafia en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), conformada por el presidente Pedro Castillo Terrones, el ministro Juan Silva, las empresas chinas Consorcio Conservación Vial Mazocruz (China Civil Engineering Construction Sucursal del Perú) y otras, siempre con participación de la empresa peruana INIP Ingeniería Integración de Proyectos S.A.C., conformada por Roberto Jesús Aguilar Quispe, de aproximadamente 27 años; así también participan en esta mafia Zamir Villaverde García, quien es el cajero; los sobrinos del presidente: Fray Vásquez Castillo, Gian Marco Castillo Gómez, Rousbelt [Rudbel] Oblitas Paredes [sobrino por el lado de su esposa], y cinco congresistas de Acción Popular”, afirmó.

Debido a las comillas, se entiende que ese segundo párrafo es una cita textual atribuida a Karelim López en el documento que recoge sus declaraciones ante la Fiscalía. Como yo no he tenido acceso a ese documento, quise verificar si era así con alguien que sí hubiera accedido a las declaraciones de López. Así que le escribí a Graciela Villasís. La periodista me confirmó que ese entrecomillado es una cita textual proveniente del documento que recoge la declaración de López.

El diario La República, que también dio cuenta de las declaraciones de López, informó en un tono parecido. La nota del periodista César Romero, publicada originalmente la tarde del sábado se titulaba «Karelim López reconoció su participación junto a Pedro Castillo en presuntos delitos» (el titular cambiaría luego a «Karelim López se acoge a colaboración eficaz y habla de una organización que opera desde la presidencia») y señalaba:

La República pudo constatar la existencia de una declaración de colaboración eficaz con clave n.° 001-2022-2FISLAA ofrecida a la Fiscalía, que diversas fuentes oficiales atribuyen a López Arredondo. Minutos después de que se firmara el documento y la colaboradora se retirara de la Fiscalía, su declaración fue fotocopiada y se distribuyó dentro y fuera del Ministerio Público, según nuestras fuentes, antes de una mínima corroboración.

(…)

El aspirante a colaborador eficaz revela la existencia de una presunta organización criminal encabezada por el presidente Pedro Castillo, que se habría infiltrado en Palacio de Gobierno, en diversos ministerios y el Congreso de la República.

Los titulares, citas y afirmaciones de ambos medios no dejaban lugar a dudas. La aspirante a colaboradora eficaz Karelim López, conocida por su cercanía con el ex secretario general de Palacio de Gobierno Bruno Pacheco, antigua mano derecha del presidente Pedro Castillo, afirmaba en su declaración ante la Fiscalía que el presidente Castillo es parte de una mafia.

Sin embargo, la noche del domingo, el abogado César Nakazaki aparentemente contradijo esa revelación. Este es el intercambio entre Nakazaki y la periodista Mónica Delta:

Mónica Delta: ¿Nunca se reunió con el presidente Karelim?

César Nakazaki: Jamás. Jamás.

Mónica Delta: El presidente ha dicho en una entrevista que sí la conoció y en la otra entrevista que… enfrente a la Fiscalía que no.

César Nakazaki: Los problemas del presidente y sus explicaciones son problemas de él.

Mónica Delta: Pero, entonces, ¿qué dice Karelim, que no se reunió?

César Nakazaki: Nunca ella ha tenido una reunión con el presidente Castillo. Lo que ella aprecia es que hay varias líneas de negocios privados que tienen como centro Sarratea. Y que es con el beneplácito o con el aprovechamiento del presidente de la República.

Mónica Delta: ¿Pero entonces cómo lo acusa al presidente de ser cabeza de mafia?

César Nakazaki: No, ella lo que ha establecido en su declaración, los hechos que te estoy mencionando. Los titulares que han sacado no son los que aparecen en su declaración.

Pueden ver el video aquí, a partir del minuto 18:26:

Esta declaración de Nakazaki ha sido interpretada por muchos como una suerte de absolución del presidente. Léase, si según su abogado la declaración de Karelim López no señala directamente al presidente Pedro Castillo como cabeza o miembro de una mafia, entonces la prensa ha tergiversado o malinterpretado las presuntas declaraciones de Karelim López ante la Fiscalía. Esto, por supuesto, independientemente de que esas declaraciones deban ser todavía investigadas por las autoridades.

El lunes 28 por la mañana el abogado Nakazaki volvió a declarar a la prensa. Esta vez en una entrevista con RPP Noticias. Ahí, en dos momentos, Nakazaki parece –repito, parece– respaldar lo que había señalado la noche anterior.

Este es el primer intercambio con los periodistas Carlos Villarreal y Fernando Carvallo:

Carlos Villarreal: Doctor Nakazaki, y también precíseme esto, por favor, porque la versión que se ha difundido es que su patrocinada ha declarado ante el Ministerio Público que le entregó dinero a Pedro Castillo por encargo de Bruno Pacheco, ¿no es cierto eso?

César Nakazaki: Eso no es correcto. Eso no es correcto. Eso no es correcto. 

Fernando Carvallo: ¿No lo ha dicho?

César Nakazaki: Ella en ningún momento…ni lo ha dicho, ni lo ha sugerido. Ella lo que conoce son estas líneas, por ejemplo, no, Samir Villaverde, los sobrinos, el ministro de Transporte y Comunicaciones…porque para llegar al presidente es a través de sus sobrinos en esa línea. Pero ella en ningún momento ha afirmado ninguna entrega de dinero, ni haber presenciado alguna actuación ilícita del presidente. No, eso no ha referido.

Aquí el periodista Villarreal comete un error. Las declaraciones más recientes de Karelim López ante la Fiscalía no señalan eso. Esa presunta entrega de dinero pertenece a una declaración anterior, realizada entre finales de noviembre y principios de diciembre del año pasado, cuando López, según un reportaje publicado el 16 de diciembre de 2021 por IDL Reporteros, intentó por primera vez convertirse en colaboradora eficaz. Ese intento, según el reportaje escrito por Gustavo Gorriti, Romina Mella y César Prado, fue fallido.

La otra afirmación de Nakazaki en la entrevista con RPP que al parecer confirmaría lo que había señalado el día anterior fue esta:

Mabel Huertas: ¿Su defendida Karelim López ha presentado alguna evidencia que vincule directamente al presidente Castillo?

César Nakazaki: No. Lo que ha presentado, Mabel, es todo este conjunto de líneas de negocios que evidentemente solo pueden tener una explicación. En el mejor caso para el presidente, entre comillas, en anuencia. En el peor caso, el beneficio económico.

Digo al parecer porque, si nos ceñimos a lo que señalan los medios que indican haber tenido acceso a las últimas declaraciones de Karelim López ante Fiscalía (es decir, El Comercio y La República), los reportajes publicados no indican que López haya entregado una prueba o evidencia que inculpe directamente al presidente Castillo. Solo existe esa cita textual extraída de la declaración fiscal de López y presente en el artículo escrito por Graciela Villasís publicado en El Comercio, que no hace alusión a prueba o evidencia alguna:

Asimismo, sé que hay una mafia en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), conformada por el presidente Pedro Castillo Terrones, el ministro Juan Silva, las empresas chinas Consorcio Conservación Vial Mazocruz (China Civil Engineering Construction Sucursal del Perú) y otras…

Es decir, al señalar que su clienta no ha presentado «evidencia que vincule directamente al presidente Castillo», Nakazaki no está contradiciendo los informes de la prensa respecto a las declaraciones de Karelim López.

Por la tarde del lunes, el abogado César Nakazaki ofreció una entrevista más, esta vez para el programa online #BaellaTalks conducido por Alfonso Baella. Ahí, Nakazaki dio una respuesta distinta a la que había dado el domingo por la noche. En un momento de la entrevista, citando la portada del diario El Comercio, Baella le pregunta:

Entonces, lo que ha dicho la señora Karelim López en su manifestación claramente, textualmente, y te pido confirmar si es así, [es]: “Sé que hay una mafia en el MTC conformada por el presidente Castillo”. ¿Esto es así?

A lo que Nakazaki responde:

Esa afirmación está dada en la declaración, explicada por las razones que hemos señalado a lo largo de la entrevista. 

El intercambio continúa así:

Alfonso Baella: Entonces, ¿podemos afirmar, César Nakazaki, que Pedro Castillo es el cabecilla de esta organización criminal?

César Nakazaki: Es lo que declara mi patrocinada y por todos los ind…Sin duda alguna todas las líneas de negocio tienen un factor común que es el presidente de la República. La casa de Sarratea era una casa donde el presidente de la República, de acuerdo a una agenda que se le preparaba, realizaba negocios privados. Eso, los indicios, no solo la declaración de Karelim López, lo evidencia sin duda. No otra razón tiene la casa de Sarratea. La casa de Sarratea no fue para comer comida chotana, no fue para reuniones políticas, no fue para que el presidente descanse o visite amigos.

Pueden ver el fragmento de la entrevista aquí, a partir del minuto 1:34:14:

Recordemos:

La noche del domingo 27, luego de que César Nakazaki dijera que Karelim López nunca se ha reunido con el presidente Castillo, la periodista Mónica Delta le pregunta: «¿Pero entonces cómo lo acusa [Karelim López] al presidente de ser cabeza de mafia?». A lo que este responde: «No, ella lo que ha establecido en su declaración [son] los hechos que te estoy mencionando. Los titulares que han sacado no son los que aparecen en su declaración».

Sin embargo, casi 24 horas después, la tarde del lunes 28, el abogado confirmó en una tercera entrevista que su representada había señalado ante la Fiscalía lo indicado en el titular de portada y la nota de El Comercio: «Sé que hay una mafia en el MTC conformada por el presidente Castillo».

¿Se contradice aquí Nakazaki?

Para saberlo, decidí llamarlo por teléfono. En nuestra breve conversación, luego de indicarle que lo que había dicho la tarde del lunes parecía contradecir lo que había señalado la noche del domingo, Nakazaki me dijo, respecto a su afirmación ante la periodista Mónica Delta, lo siguiente: «Fue una imprecisión de mi parte. No fue mi intención desacreditar lo que había señalado mi patrocinada».

Puede parecer un asunto menor, pero no lo es. Con esta breve declaración, el abogado Nakazaki confirma que la aspirante a colaboradora eficaz Karelim López sí señaló ante la Fiscalía que el presidente Pedro Castillo forma parte de una mafia en el MTC. Y la Fiscalía, me imagino, pese al ruido mediático y demás dimes y diretes, ha de estar obrando en consecuencia.

El diario La República y el feminismo, esa «moda pasajera»

La madrugada del 7 de agosto, hinchas del equipo de fútbol peruano Universitario de Deportes celebraron el aniversario número 96 del club con fuegos artificiales que estallaron en diversos lugares de Lima.

Así lo reportaba RPP en su página web:

El estruendo de fuegos artificiales alarmó a los limeños la madrugada de este viernes. En diversos distritos de Lima se reportó el hecho a pesar de que la ciudad se encuentra en un aislamiento social obligatorio (toque de queda). 

Y así el site Wayka:

La celebración de los hinchas de Universitario fue criticada por distintos usuarios en redes sociales, como el diario La República reportaba aquí:

El tema se convirtió en uno de los principales trending topics ese mismo día, lo que, al parecer, motivó a los redactores de La República a aprovechar la marea y producir más contenido relacionado.

Una de las notas publicadas por La República fue esta:

El texto de la nota, desaparecida hoy de la página web del diario, decía (las negritas son mías):

Universitario de Deportes está celebrando sus 96 años de vida institucional; por ello, un grupo de hinchas festejó este día tan especial con fuegos artificiales en medio del toque de queda que fue decretado ante la emergencia sanitaria por la COVID-19. Estas acciones han sido criticadas por Yanira Dávila, presentadora de ‘Aprendo en Casa’ quien tomó una decisión radical.

Los cuestionamientos de la conductora del programa educativo virtual del Estado no se hicieron esperar y anunció que “dejaba de ser hincha de la U”, tras los hechos ocurridos la medianoche de este último viernes 7 de agosto.

Como se recuerda, los fuegos artificiales sonaron en todo Lima interrumpiendo no solo la tranquilidad de miles de ciudadanos, también algunas medidas del estado de emergencia impuestas por el Gobierno.

Esta situación no fue del agrado de Yanira Dávila quien simpatiza con el club crema; por ello usó sus redes sociales para comentar que ya no alentaría más al equipo de Ate.

“En este momento he dejado de ser de la U”, señaló en Twitter. De esta manera hizo saber su decisión tras recriminar la actitud tomada por algunos seguidores de Universitario.

Como era de esperarse las declaraciones de Dávila causaron revuelo entre los internautas que en su mayoría no compartían su opinión. Frente a ello, volvió a tuitear alegando que lo que escribió lo hizo porque estaba molesta.

La presentadora ha seguido respondiendo a todo tipo de comentarios en su contra comparando con “fanáticos religiosos” a quienes la vienen insultando.

Yanira Dávila es presentadora de ‘Aprendo en Casa’ desde el último 4 de mayo de 2020; también se desempeña como reportera y directora de teatro.

Una decisión radical.

Como era de esperarse.

Quienes la vienen insultando.

Cuando Dávila vio la nota, se mostró sorprendida a través de otro tuit:

La nota publicada por La República iba acompañada de imágenes de las cuentas de Twitter e Instagram de Dávila, lo que abrió la puerta a que su comentario, amplificado por uno de los principales diarios peruanos (que hace unos meses se ufanaba de ser la página web noticiosa «más leída del país»), recibiera este tipo de respuesta en Twitter:

O esta:

A raíz de la atención que la denuncia de Dávila despertó en redes sociales, el editor general de la web de La República, Rider Bendezú, señalado por distintos usuarios de Twitter como el principal responsable (y con quien conversé para otro artículo del blog), pasó un buen rato respondiendo a los reclamos y destacando las «capacitaciones con el equipo de Género» que viene realizando la redacción, mientras la nota seguía colgada en la página web del diario:

Momentos después, cuando la nota desapareció finalmente de la web, Bendezú dedicó un tiempo más a responder a usuarios con un link a lo que la redacción del diario entendía por unas «disculpas» o «aclaración»:

Esto decía la nota (las negritas son mías):

Inicialmente, esta página contenía una nota sobre las expresiones de Yanira Dávila, conductora de ‘Aprendo en casa’, en relación a los aficionados de Universitario de Deportes que utilizaron fuegos artificiales la medianoche del viernes, en medio de las celebraciones de un aniversario más de su club.

La nota fue publicada al considerar a Dávila como un personaje público, en su papel de conductora de uno de los espacios en TV Perú. No ha sido, ni será, nuestra intención exponerla a los ataques. Todo lo contrario, rechazamos cualquier tipo de acto de violencia en su contra.

Si bien entendemos que Dávila es un personaje público, también es necesario indicar que no es representativa en el ámbito deportivo, motivo por el que no es necesario publicar una nota sobre sus expresiones en su cuenta de Twitter.

Es preciso indicar que, en ningún momento, se ha expuesto los datos personales de la conductora, mas sí se hizo uso de las publicaciones en su cuenta pública de Twitter.

Por todo lo señalado, extendemos las disculpas públicas a Yanira Dávila.

Como medio de comunicación, somos conscientes que tenemos una gran responsabilidad ante la opinión pública. Es nuestra intención mejorar la calidad de nuestros contenidos. Precisamente, hemos iniciado capacitaciones de manera transversal en toda la redacción sobre periodismo con enfoque de género.

El mismo día, horas después, Yanira Dávila comunicó a través de un nuevo tuit que había dirigido una carta al director del diario, Gustavo Mohme. La carta, explicó en otro tuit, había sido también remitida al Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana, un órgano que fomenta la autorregulación de los medios, y a la Defensoría del Pueblo.

Pueden leerla completa aquí, si lo desean, pero extraigo algunos fragmentos que encuentro relevantes:

Esta nota recoge un mensaje que publiqué en mi cuenta de Twitter personal sobre un hecho completamente aislado a mi labor profesional y que tampoco representa las opiniones de mis empleadores. No obstante, la nota no solo hace énfasis en mis declaraciones sino que muestra mis fotografías, enlaces a todas mis redes sociales y describe mi actual trabajo para el Ministerio de Educación como relacionados de alguna manera al contenido de la nota. Este hecho me sorprende porque no soy deportista, ni periodista deportiva, ni ostento ninguna posición de autoridad sobre el fútbol o sobre la contaminación sonora en las ciudades para que se considere relevante hacer una nota periodística sobre mi opinión.

(…)

Hacer notas periodísticas sobre afirmaciones que sostenemos las mujeres en redes sociales en ejercicio de nuestra libertad de expresión nos expone al escarnio público en un contexto sociocultural machista como Perú. Este es un problema particularmente profundo en entornos como el deportivo, donde la violencia derivada del fanatismo de algunos polariza cualquier conversación y ha generado muchos daños a nuestra sociedad. En dicho entorno deportivo, además, las mujeres somos objeto de burla y violencia cuando participamos en él, ya sea expresando nuestros pareceres en redes, ejerciendo el periodismo deportivo o participando en el deporte como jugadoras o árbitros.

(…)

Efectivamente, su nota periodística me ha puesto en una situación vulnerable. Me encuentro siendo acosada, recibo masivamente comentarios agresivos e insultos misóginos a través de las redes sociales tras la publicación de su nota que expone mis fotografías, situación laboral y enlaces a todas mis redes sociales. ¿El querer generar polémica y acogida de sus notas periodísticas justifica el fomentar y cometer violencia de género en línea? Evidentemente no. Lamentablemente, esta es una conducta recurrente en su medio de comunicación. Así sucede respecto a las opiniones vertidas y fotografías publicadas por la actriz Mayra Couto, sobre las cuáles han emitido numerosas notas, exponiéndola al acoso masivo y a los ataques machistas y racistas.

Como alude Dávila, no es la primera vez que La República es criticada por producir contenido machista y de bajo o nulo interés noticioso, destinado a atraer clicks fáciles. Yo mismo he comentado el tema en más de una ocasión:

Aquí algunos otros ejemplos:

Así que fuimos muchos los que nos sorprendimos gratamente el día 17 de agosto, diez días después del incidente relacionado con Yanira Dávila y las posteriores disculpas del diario, cuando La República anunció la creación del puesto de «editora de Género»:

Pueden leer la nota que anunciaba la nueva incorporación aquí, pero quiero destacar unos fragmentos (las negritas son mías):

El periodismo no puede estar ajeno a las demandas sociales. Es así que, en un contexto de lucha feminista sumamente activa por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el Grupo La República ha decidido sumar la figura de editora de Género para garantizar que el tratamiento de su contenido periodístico sea no sexista, inclusivo, igualitario y responsable.

(…)

Ahora, con la designación de la nueva editora de Género, el Grupo La República apuesta por implementar la perspectiva de género de forma transversal en todas sus marcas y secciones, con el objetivo de proporcionar información libre de estereotipos, que no revictimice ni tampoco promueva la violencia contra las mujeres, personas LGTBI+ y otras poblaciones históricamente violentadas y vulnerables.

(…)

En momentos históricos y sociales como el que vivimos es imposible hacer buen periodismo sin cuestionarse cómo históricamente hemos venido construyendo nuestra idea sobre el mundo y qué tipos de filtros hemos venido utilizando para describirlo a los lectores.

Al día siguiente de lo ocurrido con Yanira Dávila, Lucía Solís, ahora editora de Género de La República, se había pronunciado así en su cuenta de Twitter:

Parecía que, al fin, uno de los principales diarios del país, criticado en múltiples ocasiones por la producción de contenido machista o directamente misógino, que venía años demostrando una enorme falta de sensibilidad y respeto hacia su audiencia femenina, había decidido tomarse el asunto en serio y hacer algo al respecto.

Parecía.

Mientras públicamente La República respondía a las críticas pidiendo disculpas, retirando la nota y contratando una editora de género, lejos de los ojos de los lectores el gerente legal de la empresa, Alonso Sarmiento, respondía a los cuestionamientos de manera muy diferente.

El mismo 17 de agosto, el día en que la web del diario anunciaba la creación del puesto de editora de género, el gerente legal del Grupo La República respondía a la carta que Yanira Dávila había remitido a Gustavo Mohme, director de La República, la Defensoría del Pueblo y Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana, dirigiéndose al presidente del tribunal:

Entre otras cosas, Sarmiento señala en la carta (las negritas son mías):

Al respecto, consideramos que hacer notas periodísticas sobre afirmaciones de mujeres o varones en redes sociales no implica en absoluto una incitación a la violencia de ningún tipo; más aún cuando la nota informativa es reproducción textual de lo afirmado por la persona aludida y el contexto es de total neutralidad, hasta donde es posible. Tanto en el contexto deportivo, como en el contexto político o religioso, social o gremial, las personas expresan sus puntos de vista y si los hacen públicos, claramente se someten al escrutinio bueno o malsano de los participantes, en este caso, en las redes sociales.

Bajo la premisa propuesta por los auspiciadores de esta queja, las opiniones de las mujeres deben ser filtradas para evitar que sean objeto de violencia; cosa que rechazamos completamente; por cuanto el efecto de dicha conducta será precisamente atentatoria contra el derecho constitucional de las mismas mujeres que se pretende proteger.

Es así que, si una mujer cuya imagen es conocida por el público, declara y/o publica de algún modo su opinión sobre un hecho ocurrido en la vía pública; ¿debemos ocultar dicha declaración para evitar las críticas? Si una mujer sin ninguna relevancia mediática declara y/o publica de algún modo su opinión sobre un tema controversial, ¿debemos ocultar su opinión para no resultar responsables de las críticas que pudiera recibir, duras, benévolas, salvajes, etc? Si una mujer opina y publica en redes o en medios abiertos, comentarios contrarios a lo “políticamente correcto”, ¿debemos callar su opinión para evitar un linchamiento mediático?

Y prosigue:

Nuestros medios NO se guían por esos parámetros. Hombres y mujeres tienen los mismos derechos y las mismas prerrogativas, así como las mismas responsabilidades. Todos, hombres y mujeres gozan de la misma libertad de decir lo que piensan, de expresarlo y de afrontar las consecuencias. Esa es la libertad consagrada en la Constitución Política del Perú. Para nosotros, la libertad está por encima de cualquier otro derecho y la libertad de expresión está por encima de todas las demás. Así lo ha declarado el Tribunal Constitucional peruano y las innumerables sentencias de tribunales internacionales.

No aceptamos que se pretenda, mediante la supuesta defensa de la violencia de género (sic), decirle a la prensa lo que debe publicar y lo que no y cómo debe hacerlo; por cuanto el totalitarismo empieza así, con buenas intenciones; pero revela su verdadero rostro cuando por encima de la dignidad de la persona, se abre paso lo que se considera en cada época “lo políticamente correcto” dictado por quienes llegan de alguna forma a tener una porción del poder.

(…)

Nuestros medios periodísticos siempre han actuado en la defensa de los derechos ciudadanos, la inclusión social, la paridad de género, la protección de la infancia y las libertades políticas; en tal sentido, no nos sentimos aludidos por acusaciones de instituciones interesadas que han aprovechado esta circunstancia para distorsionar los hechos y pretender armar una causa legal, donde únicamente hubo una reproducción de un comentario, por demás inocente, de la reclamante.

En tal sentido, exigimos al Tribunal un deslinde sobre este reclamo a fin de que quede meridianamente claros los derechos constitucionales por encima de cualquier moda pasajera que pretenda dictar parámetros a la prensa.

Repasemos:

¿Cómo es que exponer a una mujer, publicando dos de sus perfiles de redes sociales, amplificando un mensaje inocente —»he dejado de ser de la U»—, que fue inspirado por el comportamiento de fanáticos futboleros que ese mismo día habían demostrado y volverían a demostrar su falta de civismo y respeto por los demás, mensaje que además ya había generado que la insulten gratuitamente en redes sociales (como la misma nota borrada señalaba), «no implica en absoluto una incitación a la violencia de ningún tipo«?

¿Por qué la no publicación de ese tuit en la página web de un diario, carente de mayor interés periodístico, «será precisamente atentatoria contra el derecho constitucional de las mismas mujeres que se pretende proteger«? ¿Qué «derecho constitucional» señala que los comentarios en redes sociales de mujeres (u hombres, dado el caso) deben ser amplificados por un diario incluso cuando no tienen valor noticioso alguno y las exponen al acoso online?

¿A qué se refiere Sarmiento con: «si una mujer opina y publica en redes o en medios abiertos, comentarios contrarios a lo ‘políticamente correcto’, ¿debemos callar su opinión para evitar un linchamiento mediático?«? ¿A qué se refiere con lo «políticamente correcto»? ¿Por qué es contrario a lo «políticamente correcto» decir que uno deja de ser hincha de un equipo de fútbol?

¿A qué se refiere el gerente legal con «por encima de la dignidad de la persona, se abre paso lo que se considera en cada época ‘lo políticamente correcto’ dictado por quienes llegan de alguna forma a tener una porción del poder»? ¿De quiénes está hablando? ¿Quién detenta «una porción del poder» aquí, una conductora de un programa educativo del canal del Estado con cuatro meses de existencia y desconocida para el gran público que, por ejemplo, no llega a sumar ni diez mil seguidores en su cuenta de Twitter o «el medio online líder en el Perú»?

Por último, ¿está equiparando el gerente legal del Grupo La República el feminismo, la lucha por la igualdad de las mujeres y el combate contra la violencia de que son víctimas en distintos ámbitos con «cualquier moda pasajera«?

¿En qué quedamos? ¿O bien «El periodismo no puede estar ajeno a las demandas sociales. Es así que, en un contexto de lucha feminista sumamente activa por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el Grupo La República ha decidido sumar la figura de editora de Género para garantizar que el tratamiento de su contenido periodístico sea no sexista, inclusivo, igualitario y responsable» o el Grupo La República, capitaneado por su gerente legal, ha decidido emprender la lucha contra «la supuesta defensa de la violencia de género» (sic) y «las buenas intenciones» que dan inicio al «totalitarismo» de «lo políticamente correcto»?

En la nota que anunciaba el nombramiento de Lucía Solís como editora de género, la redactora Diana Bueno señalaba:

Para Solís, aplicar la perspectiva de género en medios representa tomar una postura clara que condena la violencia contra las mujeres, aceptar que hay criterios que debemos desaprender: desde la redacción de un titular o la elección de una foto hasta el enfoque que le damos al contenido que se trabajan en todas las secciones.

Parece que en el área gerencial del diario aún no se han dado por enterados. Harían bien —si la lucha contra lo «políticamente correcto» y «cualquier moda pasajera» se los permite–– en participar de las capacitaciones que tanto han anunciado y en conversar con sus redactoras y editoras. De forma urgente.

ACTUALIZACIÓN

La noche del viernes 4 de setiembre, el Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana emitió su resolución respecto a la queja presentada por Yanira Dávila contra el diario La República.

La resolución N.° 001-TE/2020 señala que el Tribunal «considera como algo cuestionable para la ética periodística la forma en que Grupo La República elaboró y difundió la nota en cuestión» y dictamina lo siguiente:

1. Declarar fundada la queja presentada por la señora Yanira Dávila Herrera (Caso 001-2020).

2. Exhortar al Grupo La República Publicaciones S.A. a llevar a cabo un programa de formación permanente a su personal periodístico -tal como lo ofreció en la audiencia de conciliación- sobre periodismo con enfoque de género, promoviendo la erradicación de la violencia digital y el ciberacoso.

3. Recomendar al Grupo La República Publicaciones S.A realizar una evaluación permanente sobre la pertinencia de las notas periodísticas a publicar, tomando en cuenta las consideraciones del presente caso y la presente resolución.

4. Disponer que Grupo La República Publicaciones S.A. publique la presente resolución en el plazo de siete días de notificada. Si no realizara la publicación, el Tribunal de Ética dispone que la resolución sea difundida en los demás medios asociados en el Consejo de la Prensa Peruana.

Pueden leer, si lo desean, la resolución completa aquí.

La República daba a conocer la información a sus lectores, pasada la medianoche, con este llamativo titular:

Algunas cosas que entendí de Internet durante 2019: un decálogo incompleto para sobrevivir en redes sociales este 2020

This transformation of everyday life includes moments of magic and an inevitable experience of profound loss. Any discussion of digital culture that merely catalogue its wonders and does not acknowledge these two central themes is propaganda and fails to do it justice.
Virginia Heffernan

Magic and Loss: The Internet as Art

1.-Regla de etiqueta NÚMERO 1 (y quizás única) en redes sociales: no escribas nada que no le dirías a una (esa) persona a medio metro de distancia.

2.-Recuerda siempre, pero siempre siempre (como dice el bolero), que al otro lado de la pantalla hay –no siempre, en stricto sensu, pero ese es otro tema una o varias personas. Personas con nombre y apellido, DNI, pasaporte, número de contribuyente fiscal, trabajo, familia; personas que han podido tener un día estupendo en la oficina o un día de mierda coronado por un tráfico del demonio que los ha hecho perder media tarde y parte de la noche y les ha destrozado los nervios. Una persona igual a ti. Eso sí, por más familiaridad que creas tener con esa persona debido al contacto a través de redes sociales, si te detienes un momento a pensarlo, a menos que sea un amigo cercano o un familiar, e incluso en esos casos, sabes muy poco de la vida y circunstancias de esa persona, así como del momento que está atravesando en ese preciso instante. Piensa en eso antes de dirigirte de forma airada, contestar enfadado o de creerte con derecho a exigir algo, lo que sea. 

3.-Si tu trabajo y/o actividad en redes sociales te han convertido en una celebridad o, por lo menos, en un personaje público relativamente reconocible, no respondas NUNCA a un ataque violento en redes sociales. NUNCA. Que tu audiencia te odie o te quiera desde la distancia que tú has elegido y delimitado.

4.-Evita en la medida de lo posible intercambios electrónicos supuestamente privados –emails, mensajes de WhatsApp, DMs en Twitter, mensajes de Messenger, etc– que, capturados en un screenshot, podrían prestarse a equivocaciones o malentendidos. O que, vistos a través del filtro de malicia de alguien que quiere dejarte en evidencia, pudieran colocarte en una situación comprometida, bochornosa o peligrosa. En Internet nada es privado y todo puede hacerse público con un par de clicks.

5.-No dejes que Facebook, Twitter o YouTube monopolicen tu dieta informativa. De lo contrario, tu visión del mundo se verá tremendamente reducida y correrás el riesgo de caer en una burbuja de autoconfirmación, donde estarás peligrosamente aislado de ideas o fragmentos de realidad que contradigan o cuestionen tus prejuicios. Pocas cosas más peligrosas para nuestra vida online que ver confirmados los propios prejuicios veinticuatro horas siete días a la semana.

6.-Tu yo digital, el yo que has construido en todos esos perfiles de redes sociales, también eres tú. Es una arista más del variado cúmulo de expresiones que constituyen tu identidad de cara al resto. No es un yo escindido ni un yo desgajado. Es una parte de ti y como tal lo lee e interpreta la gente, la que te conoce en persona y la que te conoce solo a través de interacciones digitales. (Ver también punto 1).

7.-A menos que tu trabajo sea el de influencer, y hay relativamente pocas personas que puedan decir eso de sí mismas sin tener que aguantar la carcajada, las redes sociales son desde el punto de vista profesional una manera de promocionar el trabajo que haces y que es accesible para la audiencia en otra plataforma (online u offline), una sobre la que, con suerte, tú tienes algo más de control. Si, por ejemplo, tu trabajo está relacionado con las artes, la cultura o alguna industria creativa; si eres escritor, periodista, fotógrafo, cineasta, videoartista, etc, deberías entender que Facebook o Twitter o Instagram o TikTok no son sino una vitrina. Un gigantesco escaparate sobre el que no tienes mayor control. Los usuarios a quienes te diriges no te pertenecen y, si lees la letra pequeña que nadie lee, verás que el contenido escrito, en audio, imágenes o video que produces para estas plataformas tampoco. No trabajes para ellas, porque, de manera indefectible (salvo contadísimas excepciones), trabajarás gratis y, con ello, abaratarás el costo y valor de tu trabajo.

8.-Evita discutir en redes sociales. No están diseñadas para ello. La discusión o conversación que tiene como objetivo el intercambio honesto de pareceres y nace de un esfuerzo sincero de acercamiento o convencimiento del otro es muy muy difícil en redes sociales. De nuevo, no están diseñadas para eso. La mayoría de veces discutir en redes sociales es como jugar al fútbol en una mesa de ping-pong. La ausencia de contexto, la dificultad para expresar matices, la predilección por mensajes cortos, directos y sin dobleces que caracterizan el intercambio en redes sociales hacen que la audiencia y el algoritmo premien siempre el golpe seco y directo antes que la elaboración de un argumento.

9.-Elimina todas las alertas y notificaciones del teléfono que no sean absolutamente imprescindibles. En mi caso, WhatsApp, Messenger y Gmail. Los teléfonos, como bien han explicado el activista Tristan Harris y la periodista Kara Swisher en más de una ocasión, son máquinas tragamonedas de atención. Están diseñados para capturar y sorber hasta la última gota de ella. Pese a que muchos lo intentamos, con mayor o menor suerte, es prácticamente imposible evitar el uso excesivo del teléfono. Le hemos entregado un número tan elevado de tareas –pedir un taxi, manejar nuestras cuentas bancarias, ubicarnos en la ciudad, gestionar nuestra vida social y comunicación con amigos y familiares, entre las más básicas– que siempre tendremos una excusa para sostenerlo en la mano. Pero sí podemos poner ciertos cortapisas que, al menos, harán más difícil caer en ese agujero de conejo en el que nos internamos cada vez que ponemos el dedo en la pantalla. Sin alertas y notificaciones es posible reducir el número de veces que nos llevamos la mano al bolsillo para jalar la palanca del tragamonedas. Al menos a mí me está funcionando.

No, Barack y Michelle Obama no se han divorciado

Hace unos días, un contacto de Facebook me hizo llegar un link a una «noticia» del diario peruano La República acerca del supuesto divorcio del expresidente norteamericano Barack Obama. Por supuesto, picado por la curiosidad, di click y me topé con esto:

Me bastó echar un vistazo al cuerpo de la nota para descubrir que la información de La República acerca del divorcio de Barack y Michelle Obama era tan fiable como las historias de reptilianos y ovnis a las que son tan aficionados sus editores.

Me bastó leer esto para, una vez más, descartar una nota publicada por el site del diario peruano:

De acuerdo con la nota de GLOBE, el medio más vendido en Estados Unidos

Esta es la portada de GLOBE, el supuesto medio más vendido de Estados Unidos según el redactor o redactora de La República:

Por supuesto, GLOBE no es el medio más vendido de Estados Unidos. Ni lo ha sido nunca. Según el más reciente dato de circulación que he podido encontrar, en 2018 su tiraje alcanzaba los 117 mil ejemplares semanales. Según los datos de Alliance for the Audit Media, el organismo que en Estados Unidos verifica los números de circulación de medios, existen más de 60 medios que superan el millón de ejemplares. Y más de un centenar que superan los 120 mil ejemplares sin llegar al millón. GLOBE, como indican los datos de Alliance for the Audit Media, no es uno de ellos. Ni por asomo.

Tan acostumbrado estoy a las mentiras que publica La República en su página web que, en ese momento, no le presté mayor atención. Sin embargo, en los días siguientes vi cómo distintos medios en español repetían en coro la supuesta exclusiva del GLOBE acerca del divorcio –consumado o por llegar– de los Obama:

Por cierto, mientras veía cómo la «noticia» se propagaba, descubrí que en La República habían cambiado su titular. La nota es la misma pero ahora, según el titular, los Obama ya no «se divorcian», sino que Michelle Obama «se divorciaría» de su esposo. De un hecho consumado a uno expresado como posibilidad. Una pequeñez.

Todos estos medios hacían alusión a la supuesta exclusiva de GLOBE, según la cual «Michelle y Barack Obama están peleando de forma feroz mientras llevan vidas separadas, ¡y sus amigos temen que la mala sangre entre ambos hierva hasta el punto de convertirse en un divorcio horrible plagado de escándalos!».

La página de GLOBE es bastante precaria y no ofrece más que pequeños fragmentos de algunas piezas publicadas en su edición impresa, pero ayudándome con la aplicación Pressreader pude encontrar el texto original de la supuesta exclusiva de la revista.

¿Cómo es que saben los periodistas de GLOBE (la nota, por supuesto, no lleva firma) que los Obama se encuentran separados y en medio de una pelea «feroz»? Así (las negritas son mías):

En el corazón de las disputas se encuentra la adicción al trabajo del expresidente –y su evasión de los asuntos familiares– que ha asolado la relación por años y que finalmente ha destrozado su matrimonio, dicen fuentes.

Sus carreras por separado y los problemas de sus desenfrenadas hijas, Malia, de 21, y Sasha, de 18, han hecho trizas la vida familiar, chismean personas con conocimiento (en inglés: «insiders dish»).

«Es un secreto a voces que Michelle quiere más de Barack desde un punto de vista familiar y está increíblemente decepcionada de que él pase tanto tiempo lejos», cotillea una persona con conocimiento (en inglés: «an insider blabs»).

Y así por poco más de 600 palabras: «señala una persona con conocimiento», «delata la fuente», «dice la fuente».

¿Quiénes son esas fuentes o personas con conocimiento de lo que ocurre dentro del hogar de los Obama? Ni idea. En ningún momento la publicación explica cuál es la relación que esas supuestas fuentes tienen con la familia Obama ni por qué los lectores debemos creer lo que señalan. Ya alguna vez he escrito sobre lo delicado que es utilizar fuentes anónimas y la responsabilidad que conlleva de cara a la audiencia. Pero sigamos.

GLOBE es un tabloide norteamericano propiedad hasta hace poco de American Media, Inc, empresa que también editaba otros dos tabloides famosos por sus mentiras, portadas sensacionalistas y escasos escrúpulos periodísticos: el National Enquirer y el National Examiner. En abril, American Media, Inc anunció que vendía los tres semanarios a Hudson News.

La primera de esas publicaciones hermanas de GLOBE quizá les suene de un escándalo reciente. En febrero de 2019, el multimillonario CEO de Amazon, Jeff Bezos, acusó al CEO de American Media, Inc y entonces responsable del Enquirer, David Pecker, de intentar extorsionarlo utilizando unas fotografías en las que aparecía desnudo.

No es el único escándalo en que se han visto envueltos Pecker y American Media, Inc recientemente. En diciembre de 2018, el responsable de American Media, Inc admitió haber pagado a al menos una mujer que aseguraba haber tenido un affaire con Donald Trump para comprar su silencio. Según el texto de cooperación de la compañía con la fiscalía federal:

«Pecker ofreció su ayuda para lidiar con historias negativas acerca del [entonces] candidato presidencial y sus relaciones con mujeres. Entre otras cosas, ayudando a la campaña a identificar ese tipo de historias para que puedan pagar por ellas y así evitar su publicación…Pecker accedió a mantener informado de ese tipo de historias negativas a [Michael] Cohen (el abogado de Donald Trump condenado por mentir ante el Congreso y el Senado de Estados Unidos)».

Todo un modelo a seguir en cuanto a prácticas periodísticas se refiere.

Pero volvamos al GLOBE. El semanario, como explicaba párrafos arriba, no es ni el medio más vendido del Estados Unidos ni tampoco ninguna «prestigiosa revista». Es, como sus hermanos el National Enquirer y el National Examiner, un tabloide de más que dudosa reputación, famoso por portadas escandalosas e información nada fiable, que además tiene una poco sana obsesión con el expresidente Barack Obama.

Echen un vistazo a algunas de las portadas que le ha dedicado:

GLOBE no solo fue uno de los medios más activos a la hora de apuntalar el «birtherism», la famosa teoría de la conspiración según la cual Obama no había nacido en Estados Unidos y, por ende, su elección era ilegal (teoría que el ahora presidente Trump también promovió activamente durante años), sino que lleva un buen tiempo repitiendo que el expresidente es gay y que debido a ello Michelle Obama lo abandonará en cualquier momento. Entre muchas otras mentiras.

Pese a ello, los editores del diario La República, no contentos con difundir una vez la falsa exclusiva del GLOBE, le dedicaron una segunda nota. El día 13 de agosto publicaban este curioso titular:

Voy a repetirlo una vez: «El divorcio de Michelle Obama y Barack toma un nuevo rumbo».

Ya en el cuerpo de la nota podemos leer joyas como esta:

La noticia propalada por Globe fue reproducida en diversos medios y plataformas. No obstante, la pareja que ya lleva 27 años de casados no brindó declaraciones al respecto.

«Diversos medios y plataformas» como nosotros, olvidaron decir.

O esta otra:

La probable razón para Barack Obama y Michelle Obama no se pronuncien sobre lo publicado o le entablen una demanda de difamación, es precisamente, para evitar que lo dicho sobre ellos crezca aún más y alcancen nuevos vuelos. Mientras que Globe, sigue generando ganancias al ofertar su suscripción para poder leer la nota completa de las supuestas exclusivas que vende.

Una más:

No obstante, la reputación de Globe está en contradicho (sic), teniendo en cuenta sus anteriores “grandes exclusivas” como la muerte de la Princesa Diana de Gales, que según la revista habría sido ideada por su exesposo, el Príncipe Carlos, quien luego se lo habría confesado a su madre, la Reina Isabel II, en busca de ayuda para evitar el escándalo.

Ojalá fuera solo la reputación del GLOBE la que se encuentra en entredicho.

Por supuesto, todas esas «grandes exclusivas» –incluida la homosexualidad del expresidente Obama o su nacimiento en África– son falsas. Así como es falso que los Obama se hayan divorciado o estén a punto de hacerlo. No existe una sola información fiable al respecto. Y, debido a ello, ningún medio que se respete en Estados Unidos se ha hecho eco de la supuesta exclusiva del GLOBE.

Pese a ello, varios diarios en Perú, España, México, Chile y el resto del mundo hispanoamericano, optaron por poner la poca credibilidad que les queda en las manos de un semanario sensacionalista adicto a la desinformación. No es la primera vez. Y, conociéndolos, no será la última.

PPK, Alfredo Torres, el indulto y el conflicto de interés

Dos libros publicados en estos días vuelven a confirmar lo que lleva comentándose en el Perú desde diciembre de 2017: el presidente ejecutivo de la encuestadora Ipsos Perú y columnista del diario El Comercio, Alfredo Torres, se reunió el 23 de diciembre de 2017 con el entonces presidente de la República Pedro Pablo Kuczynski para discutir la posibilidad de indultar al expresidente Alberto Fujimori.

Al día siguiente, el 24 de diciembre, en víspera de Navidad, la secretaría de prensa de la Presidencia de la República del Perú anunciaba el indulto concedido por el presidente Kuczynski con este comunicado:

Según relata el periodista Marco Sifuentes en este adelanto de su libro PPK KO: Caída pública y vida secreta de Pedro Pablo Kuczynski (Planeta, 2019):

En la mañana del sábado 23, Alfredo Torres expuso ante PPK y sus ministros las razones por las que un indulto en navidad era buena idea.

Por su parte, la periodista Rafaella León, autora del libro Vizcarra: Retrato de un poder en construcción (Debate, 2019), confirma también la reunión, aunque la sitúa al mediodía, y brinda más detalles al respecto (las negritas son mías):

«Quiero saber qué dicen las encuestas», le dijo PPK a Alfredo Torres, analista de la consultora Ipsos Perú, a quien citó en su casa el sábado 23 de diciembre al mediodía. Los últimos meses de 2017, los sondeos de opinión habían incluido la pregunta que inclinó finalmente la balanza en la decisión que tomó PPK esa Navidad. Ante la consulta de si estaría o no de acuerdo con que el presidente Kuczynski indulte a Fujimori, en promedio, entre el 50% y el 60% de entrevistados respondía que sí. De ese porcentaje mayoritario, una porción consideraba que Fujimori era inocente y la otra, que ya había cumplido su pena una cantidad de años suficiente para la edad y las condiciones del preso. PPK estaba claramente dentro de este segundo grupo.

Durante la conversación, que duró aproximadamente una hora, y en la que estuvo también presente el ministro de Defensa Jorge Nieto, el presidente comentó en voz alta que ya había ido anunciando que debía indultarlo. Parecía convencido de que tenía dos razones para proceder con su decisión: corresponder a Kenji por su apoyo al momento de evitar que lo sacaran del Gobierno, y al mismo tiempo quebrar al propio fujimorismo enemistándolo con su hermana. Eso podía, eventualmente, darle oxígeno para gobernar. Pero quería saber qué opinaba Torres.

–Si ya has ofrecido indultarlo, vas a tener que hacerlo. Van a haber protestas hoy, mañana o cuando lo hagas. En todo caso, en Navidad es mejor que dentro de un mes– le contestó.

Nieto no estaba de acuerdo. Se opuso en todo momento a que Kuczynski concediera la gracia presidencial a Fujimori, siendo que una buena porción de apoyos ciudadanos provenía de un antifujimorismo muy fuerte. Le advirtió que ir en contra de eso –aunque el ambiente navideño históricamente se haya aprovechado para otorgar gracias presidenciales– significaría perder el mayor soporte con el que hasta ese momento contaba su Gobierno. PPK escuchó a ambos e hizo que entre ellos se oyeran. Buscaba en el fondo que Nieto sopesara argumentos científicos de Torres y variara su posición. No se logró. Torres suponía, más bien, que PPK terminaría haciéndole caso a su ministro y no a él. Se equivocó.

Al día siguiente de la reunión, es decir, el 24 de diciembre, el responsable de Ipsos publicaba una columna en el diario El Comercio titulada «La hora de la reconciliación». En ella, Alfredo Torres decía a propósito del indulto (las negritas son mías):

El indulto a Alberto Fujimori contaba hace un mes con 65% de aprobación. Hoy puede haberse consolidado este respaldo, ya que la actitud de Kenji y su grupo conmovió a muchos simpatizantes de PPK, que ahora se han vuelto más anti-Keiko que anti-Alberto. El principio de reciprocidad está en los fundamentos de la cosmovisión andina y la reconciliación y la compasión son la base de la cosmovisión cristiana, con especial sentido en Navidad. Pero desde el punto de vista político, la necesidad de forjar la gobernabilidad es una razón adicional para que PPK proceda con el indulto, ahora.

En la columna no hay mención alguna a la reunión que el responsable de Ipsos había mantenido con el presidente Kuczynski el día anterior. No aparece tampoco ningún disclosure ni nota editorial, aun cuando tanto la reunión como el texto de Opinión tocaban el mismo tema: el entonces posible indulto presidencial al exdictador Alberto Fujimori.

Aquí puede verse la columna como apareció en la versión impresa del diario:

Quise saber si Torres había informado a los responsables del diario de la reunión y del, para mí, evidente conflicto de interés que esta suponía, así que me comuniqué con Fernando Berckemeyer, entonces director de El Comercio, y con Daniela Meneses*, en esa época coordinadora del área de Opinión del diario. El exdirector dijo que no, que Torres no le informó al respecto. Por su parte, la ex coordinadora de Opinión indicó que no recordaba que lo hubiera hecho.

Los relatos de León y Sifuentes no son las primeras menciones públicas de la famosa reunión del día 23 en casa de PPK. De hecho, cinco días después de ocurrida la reunión, y cuatro días después de publicada la columna en El Comercio, ya con el indulto a Fujimori concedido, el presidente de Ipsos admitía en una serie de tuits que se había reunido con el todavía presidente Kuczynski para brindarle su «opinión sobre las consecuencias políticas de su decisión»:

Torres respondía así a lo señalado por la periodista Rosa María Palacios, que, en un post publicado en su blog el día 27 de diciembre, había revelado la participación del responsable de Ipsos en la decisión de PPK. Según Palacios, Torres se había reunido en dos ocasiones con el presidente Kuczynski. En la segunda reunión, siempre según el relato de Palacios, también habría estado presente la esposa de Alfredo Torres, la periodista Cecilia Valenzuela, y ambos habrían estado «insistiendo en el indulto».

23 de diciembre
Reuniones en la casa del Presidente en Choquehuanca para discutir el indulto prometido en secreto a Kenji Fujimori. Del avance del trámite ya se habían encargado los Ministros de Salud y Justicia, desaparecidos en la defensa contra la vacancia. Operativo resulta Carlos Becerra, Presidente de Editora Perú (El Peruano) y asesor del Ministro de Salud, en simultaneo. Ministros presentes fueron Luna, Giuffra, Nieto, Aljovín. Alfredo Torres hizo una exposición con sus cifras sobre las ventajas de indultar a Fujimori. Estuvieron presentes algunos amigos del Presidente. La decisión fue tomada esa tarde. Mercedes Araoz citó por Whatsapp a todos los Ministros y a la bancada a Palacio de Gobierno para el día siguiente, 24, a las 5 pm.

24 de diciembre
Reunión en Cieneguilla en casa del Presidente. Varias fuentes señalan que tanto el Ministro Nieto como el asesor de prensa Freddy Chirinos trataron de disuadir al Presidente de indultar a Fujimori. Le explicaron los riesgos. Un testigo sitúa a Cecilia Valenzuela y a su esposo, Alfredo Torres, en la escena, insistiendo en el indulto. Esa noche, víspera de Navidad, se anuncia el indulto ante los Ministros y la bancada en Palacio de Gobierno. Kenji es el primero en agradecer, después lo haría su hermana Keiko.

Valenzuela, al igual que Torres, negó la segunda reunión. Primero en Twitter:

Y luego en un artículo publicado en el desaparecido site Altavoz (puede leerse fragmentos aquí):

La farsante dice que el 24 de diciembre “un testigo sitúa a Cecilia Valenzuela y a su esposo, Alfredo Torres, en la escena (la casa de Cieneguilla de PPK) insistiendo en el indulto».

Antes de hacer acusaciones de ese calibre, una periodista decente llama a la persona a la que piensa involucrar y confirma el dato que ha recibido. Si la persona a la que llama no le quiere contestar, registra en su crónica su negativa. Esa es la primera norma del periodismo.

Sin embargo, como indican estos dos tuits de Torres (citados también párrafos arriba), la reunión del 23 de diciembre sí tuvo lugar, y pese a ello el presidente de Ipsos no informó al respecto en la columna que sobre el mismo tema publicó el día 24 de diciembre en El Comercio:

La admisión de Torres al parecer pasó desapercibida. Pese a que el presidente de Ipsos Perú sigue manteniendo su columna semanal en el diario, El Comercio nunca ha explicado la participación de su columnista en la decisión que tomó el entonces presidente Kuczynski, ni ha incluido ningún tipo de disclosure a posteriori relacionado con el tema.

A propósito de posibles conflictos de interés, los Principios Rectores del diario El Comercio, en el apartado 13 dedicado a Las Restricciones: Interferencias, Afiliaciones e Incompatibilidades, señalan lo siguiente (las negritas son mías):

c) Las Incompatibilidades.- Son Restricciones al accionar del periodista. Pueden ser de orden personal (no cubrir informaciones sobre las que el redactor tiene un conflicto de intereses), políticas (no actuar en partidos políticos) y laborales (no realizar trabajos en otros medios).

(…)

viii.- LAS INCOMPATIBILIDADES. Se trata de Restricciones al accionar del periodista que puedan afectar su independencia. Pueden ser de orden personal (afiliaciones vinculantes con sectas u otras agrupaciones, que obligan al periodista a acatar órdenes de terceros; el periodista no deberá cubrir informaciones con las que tiene un conflicto de intereses), políticas (no actuar en partidos políticos) y laborales (no desempeñar trabajos periodísticos continuos no autorizados en otros medios, a excepción de docencia, ni asumir cargos públicos).

Lastimosamente, el texto de los Principios Rectores no aclara si estos son extensivos a los colaboradores de la sección Opinión.

Por su parte, la firma Ipsos cuenta con un código de conducta profesional, conocido como Ipsos Green Book, que puede ser consultado en la propia web de la compañía. En él puede leerse lo siguiente (la traducción y las negritas son mías):

Conflicto de interés
Los intereses personales y privados no deben interferir en las relaciones o decisiones de trabajo, estas deben basarse únicamente en consideraciones éticas y de negocios. Los contratos deben adjudicarse estrictamente en base a principios objetivos. Esto aplica también para la selección y evaluación de empleados.

La información obtenida por los empleados [de Ipsos] en el transcurso de sus deberes laborales no puede ser utilizada para su propio beneficio o en el interés de terceros.

(…)

Contribuciones políticas y relaciones gubernamentales
Dada la naturaleza del trabajo realizado por Ipsos (es decir, investigación de mercado y opinión), es importante que Ipsos mantenga siempre una posición neutral no partidaria. No se encuentran autorizadas contribuciones financieras a partidos políticos, políticos o instituciones relacionadas en el nombre de Ipsos sin la aprobación previa de la Junta de Directores.

Luego de hablar con los responsables de El Comercio, me comuniqué con Alfredo Torres para saber por qué no informó de la reunión a sus editores ni incluyó de motu proprio un disclosure que aclarara el, para mí, evidente conflicto de interés.

Torres atendió amablemente mi pedido por whatsapp y mantuvimos una cordial conversación telefónica de 10 minutos. Le pregunté, primero, si como señalaban los libros de León y Sifuentes, y como él mismo había admitido en un par de tuits, se había reunido el día 23 con el entonces presidente Kuczynski para hablar de la posibilidad del indulto. Su respuesta inmediata fue sí. Y prosiguió:

El día 23, aproximadamente al mediodía, me llaman de parte del presidente y me lo ponen al teléfono. Yo estaba manejando, me encontraba en San Isidro y le digo «no te escucho bien, si quieres paso por tu casa y me explicas de qué se trata».

En su casa había varios ministros y congresistas, estuve ahí alrededor de una hora y media, durante la cual las distintas personas presentes daban su opinión sobre el indulto. Yo sostenía, además de comentar los datos que habían aparecido en encuestas de Ipsos, que en términos relativos me parecía mejor hacerlo en Navidad que dejarlo para después, como proponían otros. Había quien hablaba de esperar a la llegada del Papa.

Yo creía que era mejor hacerlo de una vez, que Navidad era una buena fecha y que, por otro lado, la gente iba a entender que si Kenji y los suyos habían votado para salvarle la cabeza había un factor de reciprocidad en la decisión. Y, también pensaba y así lo dije, que de no hacerlo, Kenji y su grupo se iban a voltear, se iban a amistar con el resto del fujimorismo y ahí sí tenía la vacancia asegurada.

A continuación, le pregunté si él o Ipsos habían realizado algún tipo de estudio o encuesta para el presidente. «No», me respondió Torres. Las encuestas a las que hacía alusión en la reunión fueron las realizadas para El Comercio y que son de acceso público en la web del diario. «Mira, pensándolo ahora, yo creo que la razón por la que PPK me llamó fue que unos días antes, comentando el proceso de vacancia, yo dije con unos amigos que me parecía que ahora sí PPK iba a tener que indultar a Fujimori para pagar el favor de Kenji. Eso debió llegar a oídos del presidente», continuó.

Aquí pasé a preguntarle por la columna publicada el día 24 –«La hora de la reconciliación»–, en la que afirmaba: «desde el punto de vista político, la necesidad de forjar la gobernabilidad es una razón adicional para que PPK proceda con el indulto, ahora». ¿Había informado a los editores o responsables de El Comercio de la reunión antes o después de enviar el texto? La respuesta de Torres fue no. «No tenía por qué hacerlo», me dijo. Según recordaba, escribió la columna por la mañana en su oficina y la revisó y envió por la tarde, luego de la reunión en casa del entonces presidente.

Insistí un poco, ¿no pensó en ningún momento que debía hacer algún tipo de disclosure? De nuevo, la respuesta fue no. Ni él ni Ipsos habían asesorado ni trabajado para Kuczynski y esa reunión había sido a título personal y de manera informal. De hecho, me dijo, «lo que puse en la columna es casi exactamente lo que le dije a él». E insistió: «Mi interpretación fue esa, que no ameritaba un disclosure«.

Por último, le pregunté si alguien en Ipsos supo de la reunión con el presidente. «No, no creo, todo esto ocurrió el fin de semana. La reunión fue el sábado, mi columna apareció el domingo, imagino que el lunes lo comenté en la oficina pero no, nadie en la empresa supo de ella durante el fin de semana», me dijo. E insistió:

Mi conversación con el presidente fue a título personal, y así como conversé con él y respondí a sus preguntas, converso con mucha gente a diario, y no veo por qué debería informar de ello ni a El Comercio, mi compromiso con ellos es enviar una columna semanal, ni en Ipsos. A menos, claro, que hubiera un claro conflicto de interés. No podría escribir, por ejemplo, acerca de una empresa para la que estemos haciendo un estudio. Pero este no era el caso.

En el Perú y en buena parte del mundo hispanoamericano, lastimosamente, esta falta de transparencia es una práctica común entre periodistas y analistas que publican o aparecen regularmente en medios. Tras mi conversación con él, estoy convencido de que Alfredo Torres piensa que no existe ningún conflicto de interés, que no pasa nada por atender el llamado de Kuczynski al mediodía y por la tarde despachar una columna sobre el mismo tema sin informar a sus lectores de que ha podido influir de manera directa en la decisión del presidente.

De hecho, tan habitual es esta práctica que la abogada y periodista Rosa María Palacios –quien, como citaba párrafos arriba, criticó a Torres por haber asesorado al entonces presidente Kuczynski– había hecho exactamente lo mismo un año antes, cuando este era todavía candidato. El 29 de mayo de 2016, Palacios aparecía como comentarista del segundo debate entre PPK y Keiko Fujimori (también lo había hecho en el primero, una semana antes) en el canal estatal TV Perú junto a otros tres periodistas.

En ningún momento durante la emisión ese 29 de mayo, Palacios indicó que había asesorado al candidato Kuczynski durante la preparación para el debate que ahora ella analizaba. Lo hizo recién al día siguiente, el 30 de mayo de 2016, primero en el programa de radio «No hay Derecho» de Radio Santa Rosa y luego en un post de su blog:

Lo primero que cabe hacer es una declaración en pro de la transparencia. Yo participe en el entrenamiento de PPK para el segundo debate. Lo explique esta mañana con Gustavo Gorriti en el programa radial “No hay Derecho” de Ideeleradio que se trasmite en Radio San Borja. Cómo saben, durante la campaña, voy ahí los lunes de 8 am a 9 am. Pensaba hacerlo la próxima semana, después de las elecciones, pero Gustavo, quién también estuvo en este voluntariado conmigo, me convenció de hacerlo hoy.

La historia es breve y me ahorrare detalles para otra ocasión. Me llamó el martes pasado Glatzer Tuesta y me preguntó si me atrevería a decirle a la cara todo lo que le había dicho a PPK en el post debate de Piura, tanto en TV como en radio. Le dije que si.  No me gusta involucrarme directamente con políticos en campaña porque suele prestarse a todo tipo de  malentendidos, que te pasas años explicando. Pero le pregunte a un buen sacerdote amigo con el que me encontré el miércoles que debía hacer. ¿Debe un periodista cruzar la línea que la distancia ética impone respecto a un político? El sacerdote me dijo: “vaya, hágalo por la patria”. Y fui, en el convencimiento de que no estoy ayudando a PPK sino a una causa, que espero triunfe, porque la alternativa afectaría severamente los derechos y libertades de todos los peruanos (sic).

«¿Debe un periodista cruzar la línea que la distancia ética impone respecto a un político?», se pregunta Palacios. Uno pensaría que una periodista de la experiencia de Palacios conoce de sobra la respuesta a esa pregunta. Pensaría lo mismo de un hombre de la trayectoria de Torres, que lleva más de 20 años al frente de una consultora del prestigio de Ipsos y otros tantos años colaborando en medios como columnista.

Pero, como decía antes, lejos de ser la excepción este tipo de conflictos de interés son la norma en la prensa peruana. Quizá va siendo hora de que los periodistas y responsables de medios empiecen a obrar con –y exijan a sus colaboradores– la transparencia que la audiencia, cada vez menos crédula y cada vez más crítica, demanda. Nos jugamos buena parte del poco prestigio que nos queda en ello.

*Disclosure: La periodista Daniela Meneses forma parte del equipo de Comité de Lectura, iniciativa periodística en la que yo también trabajo.

Mis problemas con Kapuscinski

En una entrevista reciente a propósito de la publicación de No hemos entendido nada en España, el periodista Matías de Diego me preguntaba lo siguiente:

¿Crees que la falta de verificación y de contexto en los medios tiene algo que ver con que hayamos convertido en un icono de la profesión a Ryszard Kapuscinski, que no siempre se ajustó a los hechos?

Matías traía a cuento a Kapuscinski a propósito de la mención que sobre el famoso periodista polaco hago en un post de este blog y que terminó convirtiéndose en un capítulo del libro. Ahí decía yo, disculpen la autocita:

Voy a repetir esa última parte: «lo que es verdad es que gente de todo el mundo se vio afectada por el caso». La respuesta de Rosenthal me recuerda a una famosa frase de Ryszard Kapuscinski, el reportero polaco que fue elevado a los cielos por lectores y colegas como el mejor periodista del mundo incluso antes de su muerte en 2007, tras la cual se convirtió en algo así como el santo patrono de los periodistas con aspiraciones literarias. Kapuscinski tituló uno de sus libros ‘Los cínicos no sirven para este oficio’, y la frasecita ha sido convertida en mantra por sus acólitos.

Como sabemos por el libro Kapuscinski Non-Fiction, de Artur Domoslawski, periodista, amigo y antiguo discípulo de K, el autor de Ébano y El Shah fue además de un estupendo narrador de historias, un poco escrupuloso reportero que no tenía empacho alguno en tergiversar hechos para adornar sus relatos.

El antiguo editor de The New York Times A.M. Rosenthal y Kapuscinski son ejemplares perfectos de aquellos que entienden el periodismo como una suerte de misión de ayuda humanitaria, convencidos por su superioridad moral de que el trabajo del periodismo es cambiar –o, peor aun, salvar– el mundo.

Tan convencidos –y ensimismados– llegan a estar en su misión que, incluso siendo periodistas brillantes y reporteros experimentados, dejan de lado sin asomo de vergüenza o contrición el principal compromiso de un periodista: relatar hechos ciertos.

Si se piensa bien, en realidad los que no sirven para este oficio no son los cínicos sino los que mienten a sabiendas y se justifican a sí mismos con frasecitas de autoayuda.

Ante la pregunta de Matías, mi respuesta fue:

Sí… Si lees lo que he escrito sobre él, queda claro que soy bastante crítico con esto, lo que me ha generado muchas discrepancias enconadas con gente que sigue pensando que Kapuscinski es un modelo a seguir. Me hace mucha gracia esto porque era evidente, tras leer la biografía de Artur Domoslawski [Kapuscinski non fiction] y seguir la pista de varias cosas que publicó, que su periodismo dejaba bastante que desear.

He visto que algunos usuarios de redes sociales se han mostrado sorprendidos por lo que señalo tanto en la entrevista como en el libro y ha habido incluso quien me ha escrito preguntándome a qué problemas con la obra de Kapuscinski me refiero.

Por supuesto, lo primero aquí es recomendar, una vez más, la lectura de Kapuscinski Non-Fiction, la estupenda biografía de Artur Domoslawski. El libro, además de en su idioma polaco original, se encuentra disponible en español, inglés (que le valió al autor y su traductora un premio English Pen 2012), italiano y portugués.

Cuando se publicó el libro en español en 2010, la editorial Galaxia Gutenberg me invitó a presentarlo en Madrid junto a Artur ante un grupo de periodistas españoles. Gracias a esa invitación, pasé algunos días conversando con él. Fruto de esas charlas y de la lectura del libro surgió un ensayo escrito a solicitud de Alfonso Armada y publicado en el site FronteraD.

Ese es el texto que reproduzco a continuación, con algunas pequeñas correcciones. Espero que les interese y les sirva de puerta de entrada al libro de Artur Domoslawski.

Kapuscinski según Domoslawski. El debate debe continuar

A mediados de noviembre del 2010 pasé varios días junto a Artur Domoslawski, autor de Kapuscinski non-fiction, la biografía sobre el famoso reportero polaco que tanta polémica causó tras su publicación en Polonia. Le hice una extensa entrevista para la revista Letras Libres, lo acompañé a conversar con mis alumnos del Master de Periodismo ABC-Complutense y, por último, la editorial Galaxia Gutenberg me invitó a presentarlo en un coloquio con varios periodistas españoles.

A lo largo de esos tres días, Domoslawski repitió innumerables veces que su libro era una biografía, no una lección de periodismo. Me lo dijo a mí en más de una ocasión, se lo dijo a mis alumnos y se lo dijo a nuestros colegas en esa charla y en las varias entrevistas que mantuvo con distintos medios. Y yo, una y otra vez, le dije que no se preocupara, que la lección de periodismo no tenía ni siquiera que darla él, que estaban dándola, en sentido inverso, muchos de los medios y periodistas que se habían hecho eco del escándalo sin haber leído antes el libro. Yo incluido, con mi participación en un dossier preparado por Alfonso Armada y publicado en FronteraD, Sombras sobre Kapusckinski.

Desde marzo de 2010, distintos medios españoles publicaron varias notas acerca del libro de Domoslawski, o mejor, publicaron varias notas acerca del escándalo que el libro había generado en Polonia. A excepción del certero artículo de Timothy Garton Ash, publicado por The Guardian y El País (La polémica creatividad de Kapuscinski, 12 de marzo de 2010), el resto de notas fueron escritas por periodistas o comentaristas que no habían podido leer el libro en cuestión.

La traducción al castellano, que apareció en noviembre de 2010, fue la primera en cualquier lengua. Así que el resto, todos, con mayor o menor acierto, mayor o menor cautela, no pudimos sino hablar de oídas, haciéndonos eco de una polémica que no teníamos cómo aprehender. Como resultado, aquellos que finalmente pudimos, y decidimos, acercarnos al libro en noviembre nos llevamos una profunda sorpresa.

Yo, he de confesarlo, esperaba que el libro fuese poco menos que una carnicería. Como conté en la pequeña pieza que escribí para el dossier de FronteraD, hacía años ya que mi relación con la obra y la figura de Kapuscinski había entrado en un periodo de desconfianza. Me molestaba, y mucho, la posición de gurú que con tanto agrado había asumido Kapuscinski en sus últimos años, tenía serias dudas acerca de algunos procedimientos utilizados en sus libros, por lo que tenía muchísima curiosidad y esperaba con muchas ganas que ese libro tan polémico, en el que al parecer alguien, un cercano conocedor de su obra y figura, se había dado el trabajo de desmenuzar ambos, me diese argumentos para confirmar mis recelos.

Mis expectativas habían sido alimentadas por la cobertura que los distintos medios españoles realizaron de la publicación del libro en Polonia. Guiándome de esas notas y esas reproducciones de cables de agencia, yo –e imagino que muchos otros— me había hecho del libro una imagen distorsionada, había comprado esa narrativa según la cual el libro de Domoslawski estaba escrito con un espíritu demoledor, incluso vengativo y desleal, ya que el biógrafo decía haber sido amigo y discípulo de Kapuscinski. Lo cual, todo sea dicho, no hacía sino aumentar mi interés. Y era, como comprobará quien se interne en sus páginas, meridianamente falso.

En efecto, el libro demuestra en una serie de casos concretos que Kapuscinski mintió, inventó y adornó deliberadamente fragmentos de su obra y biografía (aunque estos últimos, la mayoría de la veces, están directamente relacionados con, o forman parte de, su obra), cosa que por supuesto, por deformación profesional, a mi me interesa muchísimo.

Domoslawski demuestra que Kapuscinski exageró la posibilidad de haber sido fusilado en Usumbura (Congo) en un fragmento de La guerra del fútbol; comprueba que pasó por hechos unos rumores acerca del revolucionario boliviano Rómulo Peredo sin especificarlo; que exageró y añadió una dosis importante de exotismo y folklore a sus descripciones del paisaje y costumbres de ciertos lugares de África; que exageró la condición de cuasi mártir de su padre, que según su relato en El Imperio se salvó de ser asesinado por las tropas soviéticas en la matanza de Katyn.

Pese a lo profunda y, a ratos, incontestable que resulta la investigación de Domoslawski, el libro presenta un par de problemas a este respecto. Uno es el doble intento de realizar una teoría psicoanalítica acerca de las invenciones de Kapuscinski sobre su padre y sus invenciones en general.

En el primero, una “intérprete del pensamiento de Lacan” llamada Renata Salecl explica al biógrafo que “es posible que al atribuirle al padre ese fuerte elemento de la historia heroica del martirologio polaco, en cierta forma Kapuscinski lo creara de nuevo, que construyera esa autoridad que no existía, pero que él tanto necesitaba”.

Es posible, sí. Y es posible, como ocurre tantas veces con el psicoanálisis, argumentar –con los pocos datos con que contamos Domoslawski, Salecl y nosotros— precisamente lo contrario.

Esto queda aún más claro en el segundo intento, realizado esta vez por Wyktor Osiatynski, prestigioso sociólogo y constitucionalista polaco amigo de Kapuscinski. “Las fabulaciones suelen aparecer cuando alguien no tiene seguridad en sí mismo y debe infundirse algún sentimiento o simular algo”, dice Osiatynski. Y a continuación pregunta si en algún momento de su vida desaparecieron las fabulaciones. A lo que Domoslawski responde que desaparecieron, pero algunas permanecieron. El diálogo sigue así:

–Eso confirmaría mis presentimientos. Cuando se hizo famoso y le llegó el reconocimiento, cuando se sintió más seguro y no tuvo que demostrarle nada a nadie ni a sí mismo, entonces dejó de inventarse cosas.

–Algunas fabulaciones las mantuvo, no las desmintió.

–Es comprensible. Resulta muy difícil retractarse de una fabulación, sobre todo para un reportero. Si hubiera reconocido que se había inventado cosas, alguien podría poner en tela de juicio todo lo que ha escrito. Además, cuando alguien se inventa cosas se pone en marcha un singular mecanismo psicológico: después de algún tiempo él mismo empieza a creerse lo que se ha inventado y llega a la convicción de que está diciendo la verdad. “Desmentir” exige un esfuerzo inmenso, ser valiente y conocerse muy bien a sí mismo.

Una vez más, puede ser.

Pero, como demuestra Domoslawski al recoger el testimonio de Jon Lee Anderson, Kapuscinski era consciente de que el asunto del Che Guevara no era verdad. Lo que desactiva ese supuesto mecanismo psicológico del que habla Osiatynski. Y, además, la fabulación respecto a su padre aparece en El Imperio, libro publicado originalmente en Polonia en 1993, diez años después de que apareciera la traducción al inglés de El Emperador (Harcourt, 1983. La primera edición española, de Anagrama, es de 1989), publicación que le granjeó los elogios de John Updike y Salman Rushdie, además de que fuera elegido Libro del año por el Sunday Times inglés también en 1983. Al éxito de ese libro prosiguió el casi inmediato de El Sha. Y así sucesivamente.

Cuando escribió El Imperio, Kapuscinski rondaba los sesenta años y disfrutaba no solo del reconocimiento de sus compatriotas polacos, sino de buena parte del mundo ilustrado occidental. En este caso, Kapuscinski no tenía que retractarse de una mentira de sus años como escritor en busca de reconocimiento que inventaba intentando camuflar sus propias inseguridades. Lo que, una vez más, echa sombras sobre la explicación de Osiatynski.

Domoslawski, sin embargo, asiente y da por buenas ambas explicaciones. El segundo caso en el que la investigación de Domoslawski presenta un problema es el que atañe a la leyenda según la cual Kapuscinski había sido amigo del Che Guevara. El biógrafo demuestra que es imposible que se hubieran siquiera conocido, pero rehúsa buscar al editor inglés, probable autor del texto de contraportada de la edición inglesa de La guerra del fútbol, donde se afirmaba que Kapuscinski había sido amigo de Salvador Allende, El Che Guevara y Patrice Lumumba.

Domoslawski, gracias al calendario, la hemeroteca, los testimonios de un buen amigo de Kapuscinski que sí conoció al Che y el periodista Jon Lee Anderson (a quien Kapuscinski dijo que eso era una invención del editor), demuestra que no hubo forma en que el encuentro y la relación tuvieran lugar. Y demuestra también que Kapuscinski nunca se preocupó por desmentirlo en público.

Cuando pregunté a Domoslawski por qué no buscó al editor, me dijo que pensaba que ya había dejado claro que era imposible que Kapuscinski los hubiera conocido y que probablemente el esfuerzo necesario para localizar a ese editor no se hubiera visto recompensado. “Siempre hay cosas que no sigues porque tienes que calcular esfuerzo, tiempo y frutos”, me dijo. Puede ser, pero en este caso concreto el testimonio del editor podría haber aportado una luz distinta y quizá definitiva sobre el asunto.

Pero el libro es por suerte muchísimo más que eso. Kapuscinski non-fiction es sobre todo un notable esfuerzo por situar al periodista polaco en la época y lugar que le tocó vivir, es un esfuerzo por entender cómo ese niño polaco nacido en los años previos a la Segunda Guerra Mundial llegó a convertirse en el reportero más célebre del mundo.

Sus mejores páginas son las que Domoslawski dedica a explicar los complejos engranajes del poder comunista durante la Polonia Popular, por cuyos pasillos Kapuscinski se movía con bastante habilidad. Para el lector no polaco (imagino que también para el polaco, pero de manera distinta), esos capítulos resultan una fascinante lección de historia del siglo XX.

Pero Domoslawski va más allá y plantea una resolución al conflicto entre las dos narrativas existentes en Polonia a la hora de explicar la actuación de Kapuscinski durante los años del comunismo. Según explica el biógrafo, existen en Polonia dos corrientes, una que busca saldar cuentas con el pasado del país, siempre dispuesta a emprender una caza de brujas y para la cual Kapuscinski fue siempre un posible objetivo. Y otra, la más extendida, según la cual la connivencia y colaboración de Kapuscinski con el régimen comunista han de entenderse como el peaje que debió pagar para poder viajar al extranjero y hacer carrera como reportero. Un traidor o una víctima. Vendepatria o pactista con el diablo.

Domoslawski aporta una tercera explicación, bastante más sensata a la luz de la biografía y la bibliografía del autor de El Imperio. Leyendo Kapuscinski non-fiction uno comprende, con la claridad que se comprenden las ideas brillantes, preguntándose cómo es posible que nadie hubiera caído en cuenta antes, que Kapuscinski no podía ser un traidor ni un colaboracionista por la sencilla razón de que era un comunista convencido. Y lo fue durante buena parte de su vida.

Cuando Kapuscinski escribía, departía con sus camaradas o saltaba de un despacho a otro en el palacio de gobierno, no estaba traicionando a nadie, mucho menos a sí mismo, ya que la Polonia Popular era su Polonia, el partido comunista era su partido. Y los intereses de una y otro eran los suyos propios. Al menos durante buena parte de su existencia, ya que al final del régimen, Kapuscinski deviene en crítico del partido, se distancia y llega a devolver su carnet. Resulta interesante que, como explica Domoslawski en el capítulo titulado «Y después del socialismo, ¿adónde?», fuera el propio Kapuscinski quien se haya encargado de oscurecer y/o ignorar su pasado durante la Polonia comunista.

Como dice el biógrafo, en El Imperio “Kapuscinski perdió una ocasión irrepetible de hablar de su devoción por la ideas del comunismo”. Pese a que el libro no es ni mucho menos un frío volumen histórico acerca de la Unión Soviética sino más bien “la narración personal de un viaje” por el imperio soviético, Kapuscinski, en palabras de Domolawski, “no incluyó ni un solo comentario sobre su relación con la ideología comunista, sobre la cual se había cimentado la construcción de ese imperio”.

En opinión de Domoslawski, el conocimiento de los pasillos del poder en la Polonia comunista configuró la mirada con que Kapuscinski abordaría después otras dos dictaduras decadentes, Etiopía e Irán, en los que serían probablemente sus dos libros más famosos: El Emperador y El Sha. Leyendo a Domoslawski, uno descubre que en la Polonia comunista, la gente de a pie e incluso varios hombres fuertes del régimen leyeron y entendieron esos dos libros como metáforas de la situación polaca. Para el biógrafo son algo más, son metáforas del poder a secas. Eso sí, no son periodismo.

Domoslawski echa un capote a Kapuscinski e insinúa que ni siquiera lo fueron para él mismo, cosa que el reportero polaco jamás afirmó. Ni en Polonia ni el extranjero. El periodista Arcadi Espada despacha el libro de Domoslawski precisamente por el tratamiento que el biógrafo da a El Emperador.

En concreto, porque a su entender “Domoslawski sólo tenía una obligación: ir a Addis Abeba y buscar algún meado. La antigua corte. Los antiguos dignatarios. Sus hijos. Repasar la lista de embajadores. Buscarlos. Un sólo testimonio que dijera sí, yo conocí al hombrecillo. O no. Nadie le conoció”. Espada se refiere a un famoso párrafo de El Emperador:

Era un perrito muy pequeño, de raza japonesa. Se llamaba Lulú. Disfrutaba del privilegio de dormir en el lecho imperial. A veces en el curso de alguna ceremonia saltaba de las rodillas del Emperador y se hacía pipí en los zapatos de los dignatarios. A éstos les estaba prohibido mostrar, con una mueca o un gesto, molestia alguna cuando notaban humedecidos los pies. Mis funciones consistían en ir de un dignatario a otro limpiándoles los orines de los zapatos. Para ello utilizaba un trapito de raso. Desempeñé este trabajo durante diez años.

Espada tiene razón hasta cierto punto. Domoslawski se apoya en el testimonio del profesor Harold G. Marcus, a quien describe como el “mayor experto en la vida de Haile Selassie”, quien refiriéndose al famoso párrafo dice: “Es cierto que al emperador le gustaba los perritos, pero jamás habría permitido que ningún animal humillara a sus súbditos”. No parece suficiente. Así como tampoco pareció suficiente a los abogados de Harcourt, la editorial norteamericana responsable de la primera edición en inglés de El Emperador, que Kapuscinski afirmase en el libro que lo que relataba le había sido confiado por distintos súbditos etíopes.

Como cuenta Domoslawski, la editorial insistió para que Kapuscinski le proporcionara las declaraciones y comprobaciones de esos testimonios a través del traductor del libro, William Brand. Cosa imposible, dadas las características del régimen etíope, según explicó Brand a la editorial y que se zanja con un documento firmado por él según el cual tanto Kapuscinski como Brand “se hacen responsables de cualquier reclamación que puedan interponer los etíopes”.

Si bien, como dice Espada, Domoslawski no se preocupó por partir en busca de la perrita Lulú, lo que hubiera sido importante para el libro, esa carencia no es suficiente para echar la biografía por la ventana.

Pese a sus fallos, que son muchísimos menos que sus aciertos, y gracias a los descubrimientos de los graves devaneos con la ficción que he comentado antes; al descubrimiento que hace de la omisión de una serie de fragmentos en la edición americana de El Sha concernientes a la actuación de la CIA en Irán y que con casi toda seguridad fueron omitidos por el propio Kapuscinski; al magnífico relato de los años del comunismo polaco, incluida la minuciosa descripción de los quehaceres y obligaciones –la mayoría de las veces inútiles— que para con el servicio secreto tenía un reportero de un país soviético (y también uno occidental) durante la Guerra Fría, Kapuscinski non-fiction resulta un libro fundamental para entender a Kapuscinski y su obra. Aunque no definitivo.

Y resulta, sobre todo, una magnífica oportunidad para discutir con muchísimos más elementos de juicio la obra del que probablemente sea el periodista más influyente en el ámbito hispanomericano. El debate no ha acabado, ni mucho menos.

[ACTUALIZADO] Revista SEMANA, Daniel Coronell, Alejandro Santos y la independencia periodística

El día martes 28 de mayo, el periodista colombiano Daniel Coronell, uno de los columnistas más respetados del país, publicó un tuit en el que señalaba:

El domingo 26, dos días antes del tuit en el que anunciaba que había sido despedido por uno de los dueños de la revista, SEMANA había publicado tanto en su edición impresa como digital una columna suya titulada La explicación pendiente.

Daniel Coronell lee La explicación pendiente en un evento público.

¿A qué «explicación» se refería Coronell? Aquí va algo de contexto para los lectores no colombianos:

A mediados de mayo, el diario The New York Times publicó un reportaje en el que el periodista Nicholas Casey recogía documentación y testimonios que demostraban que, a principios de este año, el ejército colombiano había emitido una orden que instruía “a los soldados que no ‘exijan perfección’ al momento de ejecutar ataques letales, incluso si tienen preguntas significativas sobre los objetivos que están atacando”.  Según militares consultados por el periodista norteamericano, “esa orden implica que reduzcan sus normas para proteger a civiles inocentes de ser asesinados, [lo] que ya ha ocasionado muertes sospechosas o innecesarias”.

Como era de esperar, la noticia supuso un escándalo en Colombia y reavivó la polémica de los “falsos positivos”, una serie de asesinatos ilegales supuestamente cometidos por el ejército colombiano entre los años 2006 y 2009 durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, que están aún siendo investigados por la justicia.

El reportaje remeció al gobierno del actual presidente Iván Duque, muy cercano a Álvaro Uribe, hasta el punto que los ministros de Defensa Nacional y de Relaciones Exteriores dirigieron una carta (en inglés) al editor del diario neoyorkino.

La carta abría señalando que el reportaje en cuestión «retrata de forma tendeciosa, parcializada y distorsionada los esfuerzos del estado colombiano y su ejército para estabilizar sus territorios y consolidar el orden y la seguridad». Dean Baquet, director de The New York Times, respondió a su vez con una carta (en español) dirigida a ambos ministros, en la que respaldaba el trabajo realizado por su reportero.

Pese a la bravata de los ministros de Defensa Nacional y Relaciones Internacionales, menos de una semana después de publicado el reportaje de Nicholas Casey, el presidente Iván Duque anunció en conferencia de prensa que crearía una comisión independiente encargada de realizar “un análisis riguroso de todas las órdenes, manuales y documentos operacionales” del ejército. Según Duque, el cometido final de la comisión será asegurarse de que “esas normas, procedimientos y protocolos se ajustan a las normas internacionales y nacionales en materia de derechos humanos y en materia de derecho internacional humanitario”.

A los pocos días de publicado el reportaje de Nicholas Casey, el site colombiano La silla vacía publicó un artículo en el que el periodista Juan Esteban Lewin afirmaba que la revista SEMANA había tenido acceso a la misma documentación e informes que The New York Times, incluso meses antes, pero que no publicó la historia a solicitud de un enviado del presidente colombiano Iván Duque.

Consultado por La silla vacía, el director de SEMANA, Alejandro Santos, descartó las acusaciones y señaló que sencillamente se trataba de un caso en el que un medio le gana la primicia a otro. “Es la sana competencia entre los medios, que ayuda a que en una democracia haya contrapesos al poder (…) Lo importante es que la información salió a la luz”, dijo Santos.

En la columna publicada el domingo pasado, Daniel Coronell indicaba que, incluso luego de haber hablado con el director del semanario, consideraba que las explicaciones que SEMANA había dado hasta el momento no eran suficientes y que “los lectores tienen derecho a saber si faltó diligencia periodística o si –en el peor de los casos– SEMANA privilegió su relación con el gobierno sobre su deber de informar a los ciudadanos”.

En una entrevista posterior a su despido Coronell relató la conversación que había tenido con el director de SEMANA, previa a la publicación de la columna:

Yo le pedí el viernes pasado a Alejandro Santos que habláramos, esto fue muy temprano en la mañana, una hora después estábamos hablando. Me dijo que consideraba injusto el tema, pero que lo entendía. Yo le dije que le enviaría la columna a él primero que a nadie con el propósito de que la conociera y que pudiéramos hablar antes de enviarla a la edición. Él me dio unos puntos de vista que yo busqué incluir, y me pidió que excluyera una frase que había en la columna que decía que yo decía eso y me atenía a las consecuencias. Él me dijo que la consecuencias no pueden ser sino el respeto por lo que tú piensas.

Por supuesto, como hemos visto, esas no fueron las consecuencias.

A raíz de la cancelación de la colaboración de Daniel Coronell, varios periodistas e intelectuales colombianos y extranjeros han expresado su preocupación por el estado de la libertad de prensa y del periodismo colombiano:

La exhortación de la escritora Carolina Sanín es particularmente incisiva porque Alejandro Santos, además de ser director de la revista SEMANA es, como Daniel Coronell, uno de los periodistas más respetados y galardonados de su país.

Estos son algunos de los premios que su trabajo periodístico ha merecido, según su entrada de Wikipedia:

  • Premio María Moors Cabot (2013)
  • Premio Rey de España (2008)
  • Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa en la categoría Periodismo en Profundidad (2012)
  • Premio Latinoamericano de Periodismo IPYS a la mejor investigación en un caso de corrupción en América Latina (2010)
  • Premio Latinoamericano de Periodismo IPYS a la mejor investigación en un caso de corrupción en América Latina (2008)
  • Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa en la categoría Derechos Humanos y Servicio a la Comunidad (2008)
  • Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, otorgado en SEIS ocasiones

Pero, además, en los últimos meses Santos se ha visto abocado a defender su independencia y la del semanario que dirige. ¿Por qué? Porque a principios de 2019 Publicaciones SEMANA, la empresa editorial que publica el semanario, vendió el 50% de sus acciones a los empresarios Jaime y Gabriel Gilinski, dueños de una de las fortunas más importantes de Colombia.

Los múltiples intereses empresariales y políticos de la familia Gilinski habían puesto ya en guardia a quienes piensan que ese complejo entramado de poder económico podría poner en riesgo la independencia de uno de los medios más importantes y prestigiosos del país.

Así respondía a esas dudas Alejandro Santos en una entrevista concedida en febrero a la periodista Vicky Dávila, de W Radio Colombia:

Vicky Dávila: Los periodistas que trabajamos en medios cuyos dueños son grupos económicos tenemos tal vez claro algo, y no sé si usted lo comparta, y es que en el mismo instante en que ese grupo quiera intervenir en la independencia, pues uno se va. Digamos, usted como director se iría, imagino yo de SEMANA, si le dice el señor Gilinski «mire usted tiene que decir esto y no lo que usted está pensando».

Alejandro Santos: Absolutamente. Por un lado, yo creo que tenemos varios factores. Uno, ese. El día que a uno le digan lo que tiene que decir, uno tranquilamente se va con su carta de renuncia sin problema.

Pese a su elocuencia habitual, el director de SEMANA no ha dicho nada tras el despido de Daniel Coronell. Hasta el momento de publicación de este post, tres días después del tuit en que Coronell anunciaba que el otro dueño de la revista, Felipe López, le había comunicado «la decisión de la empresa de cancelar mi columna», Alejandro Santos no ha hecho ninguna declaración.

Las últimas palabras en público del director del semanario se encuentran en otro tuit, publicado el domingo 26, pocas horas después de que se hiciera pública la columna crítica de Coronell:

Imagino que no soy el único que aguarda expectante sus nuevas declaraciones.

ACTUALIZACIÓN

El día sábado 1 de junio, empezó a circular el editorial de la edición número 1935 del domingo 2 de junio de SEMANA. Si bien la fecha oficial de publicación del semanario es el día domingo, la edición impresa de la revista suele estar disponible desde el día anterior para algunos suscriptores y en un número limitado de puestos de venta.

El editorial lleva por título Lecciones aprendidas y una bajada que reza: «En algunos momentos hay que hacer un alto en el camino para reflexionar. Esta es una de esas semanas». Aquí pueden leerlo en su totalidad:

Si bien el director Alejandro Santos sigue sin pronunciarse a título personal respecto al despido de su columnista Daniel Coronell, el editorial hace alusión a Santos en dos ocasiones y, por ende, podemos presumir que cuenta con su aprobación.

«Frente a este episodio, creemos que reconocer públicamente los errores, en cabeza del director de la revista, Alejandro Santos, es necesario…»

«Su director, los editores, los periodistas y el resto del equipo de SEMANA seguiremos trabajando sin desfallecer para estar a la altura de ese desafío».

Las explicaciones que el texto pretende ofrecer a sus lectores difícilmente dejarán satisfechos a quienes, como el excolumnista Coronell, han sido críticos con la actuación de SEMANA en este episodio, ya que no aportan ninguna información que no fuera ya de conocimiento de quienes han seguido el caso a través de la cobertura de otros medios como La silla vacía.

Pero, además, el editorial abre de forma extraña, alabando la labor periodística de Coronell y lamentando que ya no vaya a colaborar con la revista. Esto es lo que dice:

Antes que nada, lamentamos la salida de Daniel Coronell, un periodista sobresaliente cuyas columnas exaltaron los contenidos de esta casa editorial.

Por supuesto, ni esas líneas ni las siguientes se hacen cargo de que fue uno de los responsables y dueño de la revista –Felipe López– el que forzó la salida del columnista, a la vez que lamenta lo ocurrido como si se tratara de un accidente fortuito y no una decisión editorial y empresarial.

El editorial no es sino una nueva oportunidad perdida por parte de SEMANA y su director para intentar corregir la cada vez mayor brecha de confianza entre medios y audiencia –en Colombia, Latinoamérica y en todas partes– producto, entre otras cosas, de la falta de transparencia con que las empresas periodísticas de medio mundo manejan la relación con sus lectores.

ACTUALIZACIÓN II

Al día siguiente de la actualización anterior, el director de SEMANA, Alejandro Santos, compartió él mismo en su cuenta de Twitter el editorial en cuestión, constantando así que o bien lo escribió él o bien cuenta con su total aprobación:

Nuevamente, una oportunidad perdida por parte de SEMANA y su director para actuar con la transparencia que las audiencias de medios periodísticos requieren y exigen en esto tiempos. Difícil entender así el salto que supone ese «En Semana siempre defenderemos la libertad de expresión, aún la de los columnistas que critican a su casa editorial» de su anterior tuit, al «lamentamos la salida de Daniel Coronell» del editorial, que como todos sabemos no se produjo por la caída de un meteorito ni como consecuencia de un tsunami o algún otro accidente natural.

Lástima.

ACTUALIZACIÓN III

El día 3 de junio, el fundador y uno de los dueños de la revista SEMANA, Felipe López, concedió una entrevista a la periodista María Isabel Rueda, del diario El Tiempo. Entre otras cosas, resulta muy interesante este intercambio entre la periodista y López:

-María Isabel Rueda: Concluyamos. ¿Finalmente, por qué salió Daniel Coronell de ‘Semana’? ¿Fue por la columna, o por poner en duda las explicaciones de su director?

-Felipe López: Hubo otra cosa. Cuando hablé con él, me dijo algo que me desconcertó: Que mientras ‘Semana’ no diera una explicación satisfactoria, él iba a insistir en el tema en las próximas columnas, pues tenía mucha información que no había publicado en la primera. Eso me pareció inaceptable. Si su decisión era seguir poniendo en tela de juicio la credibilidad de la revista, lo lógico es que lo hiciera desde afuera.

Ante esa alusión, Daniel Coronell concedió él también una entrevista al diario El Tiempo, firmada por la Unidad Investigativa, en la que, entre otras cosas, indica:

-El Tiempo: Felipe López insiste en que ‘Semana’ no engavetó la noticia sino que tenían que hacer otras verificaciones, ¿por qué no les cree? y ¿qué es lo que, según usted, ‘Semana’ tiene aún pendiente por explicar?

-Daniel Coronell: Hasta el día que hablé con Felipe no había ninguna explicación. Es más, él me dijo que ‘Semana’ no tenía por qué explicar nada.

Finalmente, la explicación llegó este domingo, en forma de editorial y luego de mi despido que califica como “salida”. Allí, ‘Semana’ reconoce que sí cometieron errores. Entre otros, el de no publicar cuando ya tenían información suficiente.

En otro momento de la entrevista, Coronell indica:

Felipe le asegura a María Isabel Rueda cosas que yo jamás dije en la conversación. Cuando recibí su llamada para comunicarme la decisión –ya tomada– de cancelar la columna, yo estaba en una librería frente a un apreciado colega, a la librera y a otras dos personas que pudieron oír todo lo que dije. La conversación apenas duró dos minutos y medio. 

Jamás afirmé que iba a publicar más sobre el asunto. Lo que sí le dije, con toda serenidad, es que existen informaciones adicionales sobre reuniones de ‘Semana’ con el Gobierno, además de la de Jorge Mario Eastman. Esta última reunión ‘Semana’ también la admite, en su editorial, como otro de sus errores.

Por último, el miércoles 5 de junio, Daniel Coronell publica una nueva columna, esta vez en The New York Times en Español, titulada El precio que pagué por preguntar, en la que insiste en un detalle clave del editorial publicado por SEMANA:

El editorial también dice “lamentamos la salida de Daniel Coronell”, pero yo no me salí: me sacaron por atreverme a preguntar.

ACTUALIZACIÓN IV

El día martes 11 de junio, la revista SEMANA anunció en redes sociales y a través de un escueto comunicado en su página web que, tras una reunión entre el director Alejandro Santos, la presidenta del Grupo Semana María López y Daniel Coronell, se había acordado la vuelta del columnista al semanario:

Alejandro Santos, en su primera declaración a título personal desde el despido de Coronell el pasado 26 de mayo, dijo a través de su cuenta de Twitter:

En declaraciones al diario El Tiempo, Daniel Coronell indicó que había decidido «aceptar la amable invitación de Alejandro Santos y María López para retomar la columna».

Por otro lado, el site La silla vacía, que el 21 de mayo desató la crisis que culminó con la salida (ahora temporal) de Daniel Coronell de SEMANA, aporta algunos detalles más acerca de la reconciliación del semanario y su columnista estrella.

Según un artículo publicado también el día 11 de junio por el periodista Juan Esteban Lewin, el mismo que originalmente reveló que SEMANA había tenido acceso a la misma documentación e informes que The New York Times y había optado por no publicarlos a instancias del gobierno colombiano, informa que uno de los nuevos propietarios de la revista, Gabriel Gillinski, había sido clave en la vuelta de Coronell:

Según tres fuentes conocedoras de la negociación (que no incluyen a Coronell, quien nos dijo que prefería no hablar del tema y quien tampoco dio mayores detalles en su entrevista con Juan Carlos Iragorri en RCN Radio, minutos después de publicar la nota), el actor clave para el regreso fue Gabriel Gilinski, el nuevo dueño de la mitad de Publicaciones Semana.

Desde el momento de la crisis, cuando en una llamada Felipe López le quitó la columna a Coronell, Gilinski empujó la búsqueda de un acuerdo para no perder al columnista. Finalmente lo consiguieron el director de Semana, Alejandro Santos, y la presidente de Publicaciones Semana e hija de Felipe, María López.

Así comentaba el propio Coronell su regreso al semanario en Twitter:

También a través de Twitter, Coronell se hacía eco a través de un retuit, de que el hashtag #CoronellVuelveASemana se había convertido en el primer trending topic entre los usuarios de Twitter en Colombia:

Pd: Antes de escribir este texto intenté comunicarme tanto con Daniel Coronell como Alejandro Santos para hacerles algunas preguntas más respecto a lo ocurrido, pero lastimosamente no obtuve respuesta de ninguno de los dos.

*Una versión reducida de este texto apareció en el boletín de Comité de Lectura el día miércoles 29 de mayo. El newsletter aparece de lunes a viernes y cuenta con una edición de fin de semana. Colaboramos en él Augusto Townsend, Daniela Meneses, Matheus Calderón y yo. Si desean suscribirse pueden hacerlo aquí.

Paolo Guerrero, la contaminación cruzada y la inocencia (de los medios)

El domingo 5 de mayo, el programa televisivo Domingo al día, de América Televisión, emitió un reportaje en el que una serie de extrabajadores y trabajadores del Swissotel de Lima brindaban testimonios que apuntaban a una compleja conspiración ocurrida al interior del hotel para encubrir la supuesta responsabilidad de la organización en el resultado analítico adverso que estuvo a punto de dejar a Paolo Guerrero fuera del mundial Rusia 2018.

(Si no recuerdan bien el caso Guerrero y las idas y venidas de su suspensión, lo expliqué en este otro artículo del blog)

Este es el reportaje televisivo:

Véanlo, vale la pena. Pero, por si acaso, estos son los puntos fundamentales:

  • El principal denunciante es Jorge (o Jordi) Alemany, quien trabajó en el Swissotel como «asistente de alimentos y bebidas». Alemany ingresó a trabajar al hotel el 16 de julio de 2018. Es decir, nueve meses después de la estadía de la selección peruana en la que supuestamente se produjo la ingesta de mate de coca por contaminación cruzada que derivó en el resultado analítico adverso de Paolo Guerrero.
  • Según la periodista Paola González, autora del reportaje, «no pasó mucho tiempo para darse cuenta de que el Swissotel no cumplía con la normativa internacional y que alguno de los afectados habría sido el Depredador (Paolo Guerrero)».
  • Según Alemany, cuando el fiscal que investigaba el caso acudió al hotel a realizar una inspección, «solicitan que vuelvan a hacer los montajes de los salones tal y como se realizó en su momento cuando estaban los futbolistas». Pero, dice Alemany, «siendo yo el responsable, lo hacen a escondidas mío».
  • Según Alemany, cuando cuestionó a su jefe directo al respecto, este le dijo «que si quería conservar mi puesto de trabajo, no volviera a preguntar sobre ese tema».
  • Esto llevó a que Alemany, armado con unos lentes con cámara oculta, decidiera investigar por su propia cuenta. Esto, de nuevo, casi un año después de la estancia de la selección peruana en el hotel.
Jorge Alemany con los lentes con cámara oculta
  • Ante la cámara oculta de Alemany, un mozo del hotel que atendió a la selección nacional dice: «yo tengo la seguridad de que la contaminación se dio en el hotel». El camarero, llamado Anthony Obando, dice también: «han agarrado una tacita o una jarrita, miento, una jarrita donde estaba servido el mate de coca, no la han lavado bien, han metido el té con limón y lo han servido ahí».
  • Obando, siempre ante la cámara oculta de Alemany, indica también que «sí se vendía mate de coca (…) en banquete y puntos de venta».
  • Obando dice que el gerente de alimentos y bebidas del hotel, indicó a él y otros dos camareros cambiar su versión de lo ocurrido. Según Obando, lo hicieron porque «te podían botar».
  • Alemany graba con su cámara oculta a otro trabajador del hotel, George Roman, quien según la periodista Paola González «habría preparado el té a Paolo». Roman dice ante la cámara oculta: «tú agarras un recipiente que está de mate de coca adentro, no lo lavas correctamente, no está limpio, sigue estando de mate de coca, nada más».
  • Un cuarto testimonio, este sí frente a las cámaras de Domingo al día, de otro extrabajador del hotel, Luis Escate, sirve para confirmar que, en palabras de la periodista Paola González, «los estándares de limpieza no se cumplían a cabalidad».
  • Hay un quinto testimonio, otro extrabajador del hotel, que indica que una vez Obando «nos confesó que él había sido partícipe directamente de eso».
  • Para terminar, la periodista Paola González le pregunta a Jorge Alemany si tiene miedo. Este responde: «En este país, y tú lo sabes mejor que yo, por un celular te matan. Por una información como esta por supuesto yo sé que mi vida puede hasta correr peligro. Ya lo hago público de aquí, si algo me ocurre es Swissotel».

Esa información podría resumirse en dos puntos claves, siempre según los testimonios presentes en el reportaje televisivo:

  • El hotel sí vendía mate de coca.
  • El protocolo de seguridad alimentaria del hotel era un desastre y eso permitió que se sirviera al capitán de la selección peruana un té con limón de una jarrita donde previamente se habría servido mate de coca, lo que produjo la contaminación cruzada que derivó en el resultado analítico adverso.

Como era previsible, el reportaje ha suscitado una ola de comentarios, artículos, opiniones y demás en la prensa y redes sociales peruanas. Todos, o la inmensa mayoría, dando por buenos los testimonios de los extrabajadores y trabajadores del hotel y, en consecuencia, acusando al Swissotel de mentir y perjudicar a Paolo Guerrero.

Según estos comentarios, los testimonios del reportaje de Domingo al día, demostrarían que Guerrero es inocente. Porque como, por ejemplo, señala en su columna del diario Perú21 el analista Augusto Rey (las negritas son mías):

Paolo Guerrero acudió a todas las instancias para demostrar su inocencia. Algunos lo acusaron de drogadicto. Le dijeron cocainómano, pero dio la cara. Eso es bastante valiente en un país donde una denuncia suele ser una sentencia. Se defendió con consistencia y mantuvo su versión. Se enfrentó a los medios y a sus detractores que aprovecharon el momento para hacerlo leña.

Los adjetivos que le llovieron en redes fueron injustos, igual que la sanción que lo alejó por meses de la cancha y de su trabajo. Aun así, cumplió su condena, pero hoy sale una versión de los hechos bastante creíble que demostraría su absoluta inocencia, una sobre la que varios nunca tuvimos dudas.

La pregunta aquí, que nadie o casi nadie se hace, es ¿»Su absoluta inocencia» de qué? O, de otra forma, ¿por qué fue sancionado en última instancia Paolo Guerrero?

La respuesta es sencilla y se encuentra en un documento que, al parecer, ninguno de los muchos comentaristas en medios y redes sociales, ha podido o querido consultar. El laudo del Tribunal Arbitral del Deporte (TAS por sus siglas en francés, o CAS por sus siglas en inglés):

El laudo emitido por el TAS/CAS el 14 de mayo de 2018 consta de 20 páginas y determinaba lo siguiente:

En resumen: Guerrero debía cumplir una sanción de 14 meses por haber violado el art. 6 del reglamento Anti-Doping de la FIFA («Presencia de una sustancia prohibida o de sus metabolitos o marcadores en la muestra de un jugador»).

Pero, ¿cómo es que llegó esa sustancia prohibida al cuerpo de Guerrero según el Tribunal?

El laudo del TAS/CAS es pródigo y prolijo en sus explicaciones. Primero, en el punto 67 señala que hay cuatro posibles fuentes:

  1. uso de cocaína.
  2. un té bebido en el comedor privado de la selección peruana del Swissotel en Lima el día 5 de octubre (T1)* (en el documento del laudo del TAS/CAS hay un pequeño error, en realidad sería el 3 de octubre, dos días antes del partido que fue jugado en Buenos Aires el 5 de octubre).
  3. un té bebido en el área de visitas del mismo hotel el mismo día (T2).
  4. un té bebido a la mañana siguiente del partido en Buenos Aires (T3).

El punto 68 indica que el Tribunal está «en general satisfecho con que el señor Guerrero ha establecido en un estándar no menor al 51% o, como se dice coloquialmente, con las justas, que la fuente de la sustancia prohibida fue un mate de coca».

El punto 69 señala que el tribunal rechaza tanto T1 (un té bebido en el comedor privado de la selección) como T3 (un té bebido a la mañana siguiente del partido en Buenos Aires).

A continuación, en el punto 70, el Tribunal indica que descarta el consumo de cocaína y considera probado T2 (un té bebido en el área de visitas del mismo hotel el mismo día) porque:

  • La cantidad de la sustancia prohibida encontrada en la muestra del señor Guerrero, de acuerdo a los dos expertos consultados, es consistente con cualquiera de los dos supuestos.
  • Ambos expertos consideran que la contaminación por mate de coca debido a una jarra o jarrita de té en donde otro té ha sido servido produciría una concentración menor a la cantidad encontrada.
  • Ambos expertos concuerdan en que el examen capilar elimina la posibilidad de que el señor Guerrero sea un consumidor habitual de la droga, si bien ambos también concuerdan, aunque con diferentes grados de énfasis, en que no puede descartarse un único uso de la droga en los siete días previos a la prueba.
  • Sería imprudente, si bien no inaudito, que un futbolista con un partido importante programado para como mucho una semana después tomara una droga que no va a mejorar su rendimiento en el campo de juego, que incluso podría ser contraproducente y que es tan fácil de detectar.
  • El señor Guerrero no solo tiene, hasta ahora y por un periodo prolongado de tiempo, un record impoluto en lo que concierne a controles antidoping sino que es también embajador y, de hecho, imagen de campañas por un deporte libre de drogas. El uso de la droga, si este fuera revelado, dañaría seriamente su reputación; el panel considera que puede tomar en consideración para el conjunto de la evaluación la improbabilidad de que asumiera un riesgo así.

Es decir, debido a la reputación de Guerrero y a las pruebas aportadas por él mismo, el Tribunal descartó la posibilidad del consumo de cocaína. Lo que dejó al Tribunal con una única respuesta. La denominada T2: un té bebido en el área de visitas del Swissotel durante la concentración de la selección peruana el día 3 de octubre de 2017.

Esto parecería dar alas a la teoría de la contaminación cruzada esgrimida en el reportaje de Domingo al día pero en realidad lo que hace es descartarla.

¿Por qué?

Porque el mismo Tribunal lo hace en el punto 70.2 ya indicado, en base al testimonio de dos expertos consultados durante el proceso:

Repito:

Ambos expertos consideran que la contaminación por mate de coca debido a una jarra o jarrita de té en donde otro té ha sido servido produciría una concentración menor a la cantidad encontrada.

Entonces, si Guerrero no fue sancionado por consumo de cocaína ni por haber bebido un té que contenía trazas de mate de coca, ¿cuál fue la motivación de la sanción?

Una vez más, el laudo del TAS/CAS es meridianamente claro al respecto:

75. Los pasajes claves del testimonio del señor Guerrero ante el Tribunal fueron aquellos en que describió sus suposiciones cuando tomó el té el día en cuestión. El señor Guerrero asumió que había protocolos en marcha tanto en el comedor privado de los jugadores como el salón de visitantes. De hecho, como ha testificado la nutricionista [de la selección], el señor Guerrero estaba en lo cierto respecto al primero pero no al segundo. En base a esa falsa premisa, él luego asumió que el té que bebió en T2 (el salón de visitantes) era el mismo que bebió en T1 (el comedor privado). Ahí, en base a la evidencia analizada por el Tribunal, el señor Guerrero estaba equivocado. Ambos tés eran, de hecho, diferentes.

76. El Tribunal no cuestiona la veracidad del testimonio del señor Guerrero a la hora de explicar que estas fueron sus suposiciones. Como jugador experimentado –habiendo jugado profesionalmente por muchos años en Europa y Sudamérica– está acostumbrado a que los responsables del equipo proporcionen áreas seguras, tanto en locales de entrenamiento como durante los días de partido, tanto en lo que respecta a seguridad física como a no ser expuesto a comida o bebidas peligrosas, incluidas aquellas que puedan contener sustancias prohibidas. Pero el Tribunal observa que estas, y así lo admite el jugador, no eran sino suposiciones. Nunca preguntó a los responsables si había protocolos establecidos, ni dónde regían estos. Si estos regían en la sala de visitantes, que era un ambiente diferente en muchos aspectos al comedor privado, sobre todo respecto a quién podía acceder a él.

77. El Tribunal, sin embargo, duda de que el señor Guerrero haya inspeccionado, incluso en T1 (el comedor privado), la etiqueta del té que se le sirvió para verificar que se trataba de un anís. Dadas sus suposiciones acerca del comedor privado como un ambiente seguro, no habría necesidad de ello. Además, su descripción del filtrante que le fue servido en T1 señalaba que era de la marca Lipton’s McCollins, o sea amarillo, cuando según la evidencia aportada por WADA este era azul.

En otro momento, el Tribunal señala que «había varias maneras en que el señor Guerrero, en lugar de confiar en suposiciones, podía haber cumplido con su principal deber personal como atleta de asegurar que ninguna sustancia prohibida ingresara a su cuerpo».

Es decir, el TAS/CAS culpa a Paolo Guerrero de negligencia. De no haber sido lo suficientemente responsable respecto a qué comió o bebió pese a que se encontraba en un área no protegida.

Y lo hace dejando claro que, a su entender y en base al testimonio de dos expertos, una posible contaminación cruzada no fue la causa del resultado analítico. O sea, según el TAS/CAS, Guerrero habría bebido un mate de coca sin darse cuenta de ello. Esto señalan los puntos 70.8 y 70.9 del laudo:

  • El Swissotel sí tenía mate de coca, de la marca Delisse, disponible para sus huéspedes.
  • Hay evidencia considerable, proveniente del señor Guerrero y sus amigos, que el Panel ha escuchado y visto, de que bebió té en el salón de visitantes. T2 («un té bebido en el área de visitas del mismo hotel el mismo día») fue servido al señor Guerrero en un área donde, como testificó la nutricionista ante el Comité Disciplinario de la FIFA, no había protocolos de seguridad para alimentos y bebidas. No hay entonces el mismo nivel de imposibilidad de servir un mate de coca en T2 que sí había en T1. Además, como se explica abajo, el Tribunal duda de que, como él mismo dice, el señor Guerrero le haya dejado claro al camarero que quería un té de anís. El Tribunal considera más probable que se le pidiera un mate y, en consecuencia y sin error de su parte, le haya servido al señor Guerrero un mate de coca.

Volvamos entonces a las supuestas revelaciones del reportaje televisivo de Domingo al día. ¿Se acuerdan? Son estas:

  • El hotel sí vendía mate de coca.
  • El protocolo de seguridad alimentaria del hotel era un desastre y eso permitió que se sirviera al capitán de la selección peruana un té con limón de una jarrita donde previamente se habría servido mate de coca, lo que produjo la contaminación cruzada que derivó en el resultado analítico adverso. (punto aparte: los trabajadores y extrabajadores del Swissotel hablan en todo momento de un «té con limón», mientras que ante el TAS/CAS Guerrero indicó que pidió un «anís»)

Lo primero quedó establecido ya por el TAS/CAS en mayo del año pasado. Lo segundo, como he explicado detalladamente, fue descartado como explicación. Repito, en palabras del Tribunal: «Ambos expertos consideran que la contaminación por mate de coca debido a una jarra o tetera en donde otro té ha sido servido produciría una concentración menor a la cantidad encontrada«.

Comentario aparte merece la negativa del Swissotel a colaborar en un inicio en la investigación. Y el haber eliminado el mate de coca de su carta una vez ocurrido el escándalo. El propio Tribunal hace referencia a este pésimo manejo de crisis del hotel y señala: «la inferencia del Tribunal es que la gerencial del hotel estaba preocupada porque, con razón o no, pudieran ser objeto de críticas o incluso se les exigiera una compensación por poner la carrera del señor Guerrero en peligro al servirle una bebida que contenía una sustancia prohibida, y por ende intentó ocultar cualquier rastro que pudiera haber conducido a esta situación».

¿Prueba ello que el Swissotel es responsable de la situación del capitán de la selección peruana? No lo considera así el TAS/CAS. Se trata, a su entender, de un mal manejo de crisis, que a estas alturas resulta evidente para cualquiera que haya seguido el caso con cierta atención.

¿Qué hay entonces en las supuestas revelaciones del reportaje televisivo que demuestre la «absoluta inocencia» de Paolo Guerrero? Nada. Recordemos, según los testimonios presentes en el reportaje, en el hotel se le habría servido al futbolista un té con limón en una jarrita usada previamente para servir mate de coca.

Si el Tribunal, como he explicado, descartó el consumo de cocaína y descartó la contaminación cruzada como causas del resultado analítico adverso, los testimonios de trabajadores y extrabajadores del Swissotel asegurando que se sirvió un té contaminado a Guerrero –y tendrán que probarlo, me imagino, aunque para la periodista de Domingo al día y los comentaristas de otros medios y redes sociales no parezca necesario– en realidad no significan absolutamente nada.

*Como me hace ver en Twitter el usuario @notoriusmatsuda, en el documento del TAS/CAS hay un error en las fechas. En el momento en que explica las posibles fuentes de la sustancia prohibida, en el punto 67, indica «tea drunk in the Peruvian national team’s private dining room in the Swisshotel in Lima on October 5th» y luego repite esa fecha. Pero, en otro momento, en los antecedentes, sí se señala correctamente que los hechos habrían ocurrido en la «concentración del 3 de octubre» o «dos días antes del partido del 5 de octubre». Es una errata que no afecta al fondo de la resolución.

Notre Dame, Nostradamus y la estructura de nuestra desinformación

Hace casi un mes, el día 24 de marzo, el diario peruano El Comercio publicitaba en su edición impresa y página web el lanzamiento de una campaña contra las llamadas «fake news», en alianza con los otros diez medios integrantes del Grupo de Diarios de América (GDA). Esta es la doble página del anuncio en el diario impreso:

Así titulaba El Comercio en su página web:

La nota abría con este video:

Y en el cuerpo del texto podía leerse (las negritas son mías):

Estamos inmersos dentro de una era de información, donde las noticias están a la orden del día. Donde la tecnología, las redes sociales y los medios de comunicación trabajan de la mano. Pero así como es una ventaja tener fácil acceso a la información, también hacemos caso a las noticias falsas o ‘Fake News’, que ponen en riesgo la reputación y confianza de medios de comunicación.

‘Fake News’ se traduce al español como ‘noticias falsas’. Son las noticias que carecen de veracidad y que son transmitidas a través de portales de noticias, medios de comunicación y difundidas por las redes sociales como si fuese una información verídica.

A inicios de año periodistas de El Comercio junto a editores de medios del Grupo de Diarios América (GDA) se reunieron en Lima para concientizar sobre la importancia de las buenas practicas periodísticas y combatir la desinformación y ‘Fake News’ en sus medios.

(…)

Las buenas prácticas del periodismo son una responsabilidad que no solo recae en los periodistas, lograr la transparencia y confianza del consumidores es un trabajo en conjunto de todo el medio de comunicación.

La verificación de una noticia, el averiguar la procedencia, antes de difundirla es el trabajo de todo comunicador y la repercusión de ello son los miles de rebotes que una noticia puede tener luego de ser expuesta. Desde El Comercio, a través de nuestros Principios Rectores, nos hemos unido a la lucha por mantenerlos no solo informados, sino bien informados.

Gracias a una generosa invitación de los responsables de El Comercio, yo participé de un almuerzo en el marco de esa reunión de «periodistas de El Comercio junto a editores de medios del Grupo de Diarios América». Fue una conversación distendida en la que compartimos dudas y preocupación por el estado actual de la industria, hablé del trabajo que realicé para mi libro y convenimos todos en la importancia que tiene, hoy más que nunca, la confianza de la audiencia en los medios. Tanto desde un punto de vista estrictamente periodístico como de negocio.

Otros medios del GDA, como La Nación (Argentina), El Universal (México) o El Tiempo (Colombia), también se hicieron eco de la campaña. Este último publicaba un editorial titulado con cierta grandilocuencia: «Alianza contra la mentira». En el texto podía leerse (las negritas son mías):

Conscientes de que es a sus lectores y audiencias a quienes se deben –en cualquier plataforma–, el GDA hace un llamado al consumo de información que emane de sitios confiables, al tiempo que emprende una campaña para erradicar las falsas noticias, advertir de quiénes las promueven y contribuir al fortalecimiento de mecanismos que generen tranquilidad hacia medios y periodistas.

Las ‘fake news’, como se conocen popularmente, han propiciado una serie de acontecimientos con consecuencias terribles, entre ellas poner en tela de juicio la legitimidad de un gobierno o promover su ascenso, torcer la voluntad de un pueblo o socavar los cimientos de la democracia. No es un asunto de poca entidad, sino una epidemia que lleva a cuestionarnos sobre nuestro papel como forjadores de opinión, pero también como retransmisores de lo que se publica en redes y portales. Decir no a las noticias falsas es un imperativo nuestro, sin duda, pero también de la sociedad en general.

Por suerte, el GDA no tuvo que esperar mucho para poner a prueba sus «buenas prácticas periodísticas» y sus esfuerzos por «combatir la desinformación».

Como casi todos los lectores sabrán, hace una semana, el lunes 15 de abril, la famosa catedral de Notre Dame en París ardió en un incendio. Todos los medios del mundo pusieron el ojo en la capital francesa y cubrieron de forma exhaustiva lo que se ha considerado una tragedia cultural que afecta a toda la Humanidad. Aquí pueden ver dos muy buenos reportajes sobre cómo se propagó el fuego y cuál es el alcance de los daños de la catedral.

Esta de abajo es una amplia selección de portadas de diarios europeos del día martes 16 compiladas por un usuario de Twitter:

Y estas son las portadas de algunos de los diarios del GDA en Latinoamérica:

La oferta informativa en los sitios web fue igual de unánime y abundante. Para poner un solo ejemplo: la edición online del diario El Comercio de Perú publicó entre el lunes 15 y el martes 16 más de sesenta notas distintas agrupadas bajo el tag «Notre Dame».

Entre ellas había una que me llamó la atención.

La vi antes en otro diario peruano, cuya vocación y empeño por difundir teorías de la conspiración y otras formas iguales o peores de desinformación hace tiempo ya que dejaron de sorprenderme:

Poco después de compartir la imagen en redes sociales, un contacto me hizo ver que La República no era el único medio peruano avivando las llamas de la superstición:

La nota publicada por El Comercio dice así (las negritas son mías):

«Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador. Nuestra señora llorará por todos nosotros y brillará en la lejanía», este es uno de los fragmentos que circula en redes sociales, otorgado al famoso libro ‘Las Profecías’ (1555), que supuestamente predice eventos futuros en el mundo y fue escrito por el médico y astrólogo francés Michel Nostradamus.

Este fragmento fue desempolvado en internet este lunes luego del incendio de la Catedral de Notre Dame que convirtió en cenizas el techo y la emblemática torre de la aguja. Usuarios en redes sociales han comentado que este fragmento había advertido este trágico evento.

Esta hipótesis empezó a circular debido a que la famosa astróloga Jessica Adams publicó un blog sobre este asunto. Allí menciona que el «horóscopo de Notre Dame» da pistas de que este evento del que habló el francés iba a a ocurrir justo el 15 de abril de 2019.

«Lo que tenemos aquí es Chiron, de hecho, al ‘jefe de Aries’ a solo tres grados del signo zodiacal. El sol, que arde de naranja al atardecer en París al caer Notre Dame, también se encuentra en Aries, en esta carta astrológica establecida para el lunes 15 de abril de 2019 a las 5.50 pm, París, Francia. La conmoción del momento es mostrada por Urano en 2 Tauro, haciendo un semisextil casi exacto para Quirón. De hecho, esta es una alineación que solo podría suceder una vez cada 80 años. La Luna está en 3 Virgo, exactamente quincunx Quirón».

Esta teoría conspirativa de la gran pérdida patrimonial es debatida por otros, quienes aseguran que esto no es cierto y en realidad el apunte de Nostradamus se refiere a Luis XIV y a la Guerra de Sucesión Española en 1702. Aseguran que lo que el profeta predijo fue el agitado y extenso siglo que siguió, que inició con la invasión de Francia a Italia en 1802 y Napoleón autoproclamándose como rey de la misma en 1805.

Entre tanto, las autoridades francesas priorizan la hipótesis de un origen accidental del incendio que devastó durante horas la catedral, al tiempo que investigadores comienzan a interrogar a testigos.

Nostradamus, o Michel de Nostredame, fue un médico, astrólogo y escritor francés nacido en Provenza a principios del siglo XVI, que publicó en 1555 su libro más conocido, una compilación de cuartetos poéticos titulada Les Prophéties, que fue actualizando años después. Antes, a partir de 1550, había empezado a publicar también una serie de textos astrológicos llamados Almanachs, en los que acumulaba centenares de supuestas profecías año a año. La obra de Nostradamus fue muy popular en su época y, pese a su muerte en 1566, sus libros han seguido imprimiéndose y concitando la atención de los aficionados a la astrología y superstición.

Cada vez que tiene lugar un acontecimiento de importancia global que resulta difícil de explicar o que despierta recelo o temor en mucha gente, no falta quien asegure que este ya había sido pronosticado en algún texto de Nostradamus. Quizá el ejemplo mayor sean los atentados del 11 de setiembre.

Internet está repleto de páginas que aseguran que la caída de las Torres Gemelas ya se encontraba descrita en Les Prophéties. Por supuesto, esto es una tontería. Aquí, por si hacía falta, el site Snopes, página pionera a la hora de desmontar bulos y patrañas en Internet, desmontaba la supuesta profecía de Nostradamus a las pocas semanas de ocurridos los atentados.

Volvamos ahora a la nota publicada por El Comercio, que curiosamente viene firmada por otro diario miembro del GDA:

Así que, como aconsejaba el propio diario El Comercio en su campaña contra las «fake news», decidí «averiguar la procedencia» y verificar qué decía El Tiempo acerca de Nostradamus y su profecía sobre Notre Dame. Bastó con una sencilla búsqueda de Google para dar con esto:

El titular y cuerpo del texto eran idénticos en las notas de ambos diarios. Solo se diferenciaban en la bajada. Mientras El Tiempo hacía énfasis en lo dicho por la «famosa astróloga Jessica Adams…que se volvió viral» (!!!), en El Comercio afirmaban lo siguiente:

Esta teoría conspirativa sobre el incendio de Notre Dame es debatida por otros, quienes aseguran que esto no es cierto y en realidad el apunte de Nostradamus se refiere a otros sucesos de la historia.

Es decir, según El Comercio, el problema no se encuentra en difundir una «teoría conspirativa» (como el o la redactora anónima la califica) sino en que hay quienes «aseguran que…en realidad el apunte de Nostradamus se refiere a otros sucesos de la historia».

Me pudo la curiosidad, así que fui a buscar qué otro medio del GDA, esa «alianza contra la mentira», había también invocado el espíritu de Nostradamus de cara a la tragedia parisina. No tardé mucho. El Nacional de Venezuela publicaba exactamente la misma nota que sus pares peruano y colombiano, con la bajada que ya había visto en El Tiempo:

Por su parte, el representante argentino del Grupo de Diarios de América, La Nación, se mostraba más osado que sus homólogos –que se refugiaban en dos signos de interrogación para esconder su irresponsabilidad en la diseminación de teorías conspirativas– y afirmaba con rotundidad:

La nota de La Nación era más corta que la de El Comercio y El Tiempo, pero mencionaba también el supuesto escrito donde Nostradamus vaticinaba el incendio de la catedral ocurrido el lunes 15 de abril de 2019:

Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador. Nuestra Señora llorará por todos nosotros y brillará en la lejanía. Con la entrada de la primavera una iglesia de todos los tiempos arderá por los pecadores.

El texto citado por El Tiempo, El Comercio y El Nacional no incluía la última oración que arriba marqué en negritas y quedaba así:

Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador. Nuestra señora llorará por todos nosotros y brillará en la lejanía.

Según los primeros tres diarios, «este es uno de los fragmentos que circula en redes sociales otorgado al famoso libro ‘Las Profecías'» (sic); mientras que para La Nación, es la «frase que rescatan los exégetas del boticario y adivino francés cuyas profecías fueron publicadas en 1555, bajo el título de Propheties».

Dejemos por un momento de lado el hecho de publicar como cierto en un titular que una supuesta profecía se ha cumplido (La Nación), o de insinuar la posibilidad de que Nostradamus sea, en efecto, un adivino con poderes paranormales que profetizó hace casi 500 años una serie de desastres, entre ellos el incendio de la catedral de Notre Dame (El Tiempo, El Comercio y El Nacional).

Supongamos que con ese «otorgado» el o la periodista autor(a) de la nota en El Tiempo ha querido decir «atribuido». Entonces, según los cuatro diarios del GDA exégetas de Nostradamus, ese fragmento sería obra o, al menos, habría sido atribuido a Las Profecías. Pero, ¿por qué atribuido? ¿Acaso no es posible comprobar si el astrólogo francés, en efecto, escribió esas palabras?

Como decía varios párrafos arriba, la obra de Nostradamus lleva unos cuantos siglos siendo tremendamente popular y es, por ende, muy sencillo acceder a ella. Así que, primero, hice lo más fácil: cogí el fragmento citado por los tres diarios y realicé una búsqueda de Google.

Por supuesto, todos los resultados que encontré en esa primera búsqueda hacían referencia –a posteriori– a cómo Nostradamus había pronosticado el desastre de Notre Dame. Así que, a continuación, aislé la búsqueda para obtener solo resultados anteriores al 15 de abril, fecha del incendio.

Para mi sorpresa, no encontré nada. Ni un solo resultado anterior al 15 de abril que citara la profecía de Nostradamus. Ni uno. Aquí recordé que la nota de El Tiempo, y debido a ello las de El Comercio y El Nacional, citaban un tuit como fuente del «fragmento» que «había advertido este trágico evento». Este es el tuit:

El tuit de @CHAVASILVA25 fue publicado el mismo día 15 a las 2:28 pm hora de Bogotá, Colombia, alrededor de tres horas después que empezara el incendio en París. Dejemos de lado ahora que los tres diarios citaban como fuente de autoridad un tuit de un usuario o usuaria que cuenta con 238 seguidores y que se define como «opinatologa (empírica )» (sic) y volvamos a concentrarnos en el texto de la «profecía».

Como no encontré en Google ninguna referencia al supuesto fragmento profético de Nostradamus, decidí buscar también en Twitter, utilizando tanto el texto citado como la palabra «Nostradamus» y el hashtag #Nostradamus. De nuevo, no encontré ninguna mención anterior al 15 de abril que aludiera a «Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador».

A continuación, como Google y Twitter no me daban respuesta, descargué dos ediciones distintas de Les Prophéties, una en el original francés con traducción al inglés y otra en español. Las profecías está dividido en diez centurias, cada una compuesta, como su nombre indica, por casi un centenar de cuartetos.

Por supuesto, como era de esperar a estas alturas, el dichoso fragmento citado por los cuatro diarios del GDA no se encuentra por ningún lado entre esos cerca de mil cuartetos escritos por Michele de Nostredame a mediados del siglo XVI. Tampoco, por si les interesa, se encuentra en ninguno de los Almanachs que Nostradamus publicó entre 1550 y 1566.

Intenté conversar con responsables del diario El Tiempo para entender por qué habían publicado la nota que dio origen a los artículos publicados luego por sus colegas del GDA y cuáles habían sido los procesos que lo permitieron.

Me comuniqué primero con quien en su perfil de LinkedIn señala ser el Coordinador de Mesa Digital del diario. Le escribí un mensaje por Twitter solicitándole una dirección de email. Me respondió amablemente diciéndome que le escriba. Lo hice preguntándole si, en efecto, era él uno de los responsables del contenido de digital del diario y señalando que quería enviarle unas preguntas. Me dijo que sí y me preguntó qué necesitaba. A vuelta de correo, le envié mis dudas sobre el artículo en cuestión. Nunca más obtuve respuesta.

Me comuniqué luego con un editor de El Tiempo que había conocido en esa reunión de principios de año en Lima que mencionaba la nota de El Comercio sobre la campaña del GDA contra las «fake news». Cuando le expliqué la razón de mi mensaje, me dijo que veía que esa nota era «del puntocom» y me facilitó el contacto de tres personas que podrían ayudarme. Verifiqué que dos de los tres sí tenían responsabilidades en el área digital del diario y les escribí.

Pasados unos días sin obtener respuesta, volví a escribirle al editor que había conocido brevemente en Lima. Me respondió de inmediato diciéndome «cuál es puntualmente la duda que tienes» y «me dicen los editores que estás cuestionando el perfil editorial de la nota». Le ofrecí enviarle el mensaje que les había dirigido a sus editores. Se lo envié. No volví a obtener respuesta.

Hice lo mismo con dos responsables del área digital del diario El Comercio. Les escribí por WhatsApp señalando que tenía algunas preguntas. Uno de ellos nunca me respondió. El otro me dijo que estaba haciendo lo posible porque algún editor del contenido digital del diario me respondiera. Esperé varios días pero tampoco fue posible.

Recapitulemos: cuatro de los diarios más importantes de América Latina, miembros de un «un consorcio exclusivo integrado por los once periódicos independientes con más influencia» de la región, que de manera entusiasta lanzaron hace menos de un mes una campaña contra las «noticias falsas» donde señalaban que la «verificación de una noticia, el averiguar la procedencia, antes de difundirla» es «el trabajo de todo comunicador», publican al unísono que un astrólogo muerto en 1566 predijo un incendio producido en abril de 2019.

No contentos con eso, con utilizar sus plataformas para difundir superchería y teorías de la conspiración, ni siquiera comprueban si el supuesto texto del astrólogo muerto hace más de 400 años existe o no. Porque no existe, claro. ¿De dónde sacaron que un texto del astrólogo francés había pronosticado el incendio? De un tuit. Ya saben:

Por suerte, la catedral de Notre Dame logró sobrevivir al incendio y se encuentra «estructuralmente bien», según lo dicho por las autoridades francesas luego de una primera inspección ya con las llamas apagadas.

Lastimosamente, no puede decirse lo mismo de los diarios que, pese a campañas y editoriales bienintencionados, siguen publicando mentiras y difundiendo desinformación día tras día. Y con ello, como bien señalaba la campaña contra las «noticias falsas» de El Comercio, «ponen en riesgo la reputación y confianza de medios de comunicación».

Doce cosas que todo el mundo debe entender sobre tecnología

Anil Dash es un emprendedor y escritor norteamericano de ascendencia india radicado en Nueva York. Es CEO de Glitch, miembro de la junta de directores del Data & Society Research Institute y fue asesor de estrategia digital en la Casa Blanca durante el gobierno de Barack Obama. Desde octubre de 2018, conduce y dirige Function, un podcast donde analiza junto a expertos, investigadores, usuarios y críticos culturales el impacto de la tecnología en la cultura y las comunicaciones.

Doce cosas que todo el mundo debe entender sobre tecnología fue publicado primero en la página de Dash en Medium, en marzo de 2018. Al mes siguiente, Dash también lo publicó en su blog personal. El texto es una estupenda y concisa panorámica sobre el funcionamiento y los valores internos del mundo tecnológico, y consigue deshacer muchos malentendidos acerca de una de las industrias –aunque, como bien señala el propio texto de Dash, hablar de «industria tecnológica» puede llevar a error y a malas interpretaciones, aunque resulta cómodo a la hora del análisis– más influyentes y poco comprendidas de nuestro tiempo.

Por esa razón, he utilizado el artículo en más de una ocasión cuando he conversado sobre algunos aspectos que no solemos entender sobre la tecnología en general, su impacto social y cultural, así como sobre las motivaciones de quienes crean productos tecnológicos.

A propósito de un breve intercambio en Twitter, Dash y yo hablamos de la posibilidad de traducir su artículo y publicarlo en español en su blog y aquí en No hemos entendido nada, a lo que accedió generosamente.

Ojalá les sea tan útil como a mí.

La tecnología es más importante que nunca, afecta de forma profunda nuestra cultura, política y sociedad. Dado el tiempo que pasamos con nuestros dispositivos y aplicaciones es esencial entender los principios que determinan la forma en que la tecnología afecta nuestras vidas.

Por Anil Dash

Entender la tecnología hoy

La tecnología no es una mera industria, es un método para la transformación de la cultura y economía de sistemas e instituciones. Esto puede resultar difícil de entender si vemos a la tecnología como una colección de productos de consumo disponibles en el mercado. Pero la tecnología va mucho más allá de los teléfonos en nuestras manos, y debemos entender algunos de los cambios fundamentales en nuestra sociedad si es que vamos a intentar tomar buenas decisiones relacionadas con la manera en que esta ha ido dando forma a nuestras vidas. Sobre todo si queremos influir en las personas responsables de crear tecnología.

Incluso aquellos de nosotros que llevamos inmersos en el mundo tecnológico por un buen tiempo podemos pasar por alto las fuerzas motoras que modelan su impacto. Así que en este texto identificaré alguno de los principios claves que nos ayudarán a entender el lugar que ocupa la tecnología en nuestra cultura.

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Lo que necesitamos saber

1.- La tecnología no es neutra.

Una de las cosas más importantes que todos debemos saber acerca de las aplicaciones y servicios que utilizamos es que los valores de sus creadores están profundamente enraizados en cada botón, cada link y cada ícono brillante que vemos. Las decisiones que los desarrolladores de software toman acerca de diseño, arquitectura técnica y modelo de negocio pueden tener un impacto profundo en nuestra privacidad, seguridad e, incluso, derechos civiles como usuarios. Cuando el software nos incita a tomar fotos en un encuadre cuadrado en lugar de uno rectangular, o a colocar un micrófono encendido 24/7 en nuestras salas, o a estar disponibles para nuestros jefes en todo momento, está cambiando nuestro comportamiento y nuestras vidas.

Todos esos cambios que ocurren cuando utilizamos nuevas tecnologías tienen lugar de acuerdo a las prioridades y preferencias de aquellos que crearon dicha tecnología.

2.- La tecnología no es inevitable.

La cultura popular suele presentar la tecnología de consumo como una infinita progresión ascendente que hace todo mejor para todo el mundo de manera ininterrumpida. En realidad, los nuevos productos tecnológicos suelen implicar una serie de soluciones intermedias en las que mejoras en áreas como usabilidad o diseño traen consigo un deterioro en otras como privacidad y seguridad. Algunas veces ciertas herramientas tecnológicas suponen mejoras para una comunidad determinada mientras que implican empeorar las cosas para otras. Aún más importante, solo porque un avance tecnológico sea “mejor” esto no garantiza que vaya a ser adoptado de forma masiva por los consumidores o que vaya a causar que otras tecnologías más populares mejoren.

De hecho, los avances tecnológicos son muy similares a la evolución en el mundo biológico: existen muchas formas de callejones sin salidas e involuciones o soluciones de compromiso injustas a lo largo del camino, aun cuando veamos un progreso general en el tiempo.

3.- La mayoría de gente que trabaja en tecnología de verdad quiere hacer el bien.

Podemos ser analíticamente escépticos y críticos de las compañías dedicadas a la tecnología y los productos que crean sin por ello tener que creer que la mayoría de la gente que trabaja ahí es “mala”. Tras haber conocido decenas de miles de personas alrededor del mundo que crean hardware y software, puedo dar fe de que el cliché según el cual esta gente quiere hacer del mundo un lugar mejor es un deseo sincero. Los creadores de tecnología están sinceramente comprometidos con la idea de un impacto positivo. Dicho esto, es importante que aquellos que se dedican a crear tecnología entiendan que las intenciones positivas no los absuelven ni quitan responsabilidad por las consecuencia negativas de su trabajo, sin importar cuán bien intencionados sean.

Es útil reconocer las buenas intenciones de la mayoría de gente en el mundo de la tecnología porque nos permite rastrear hasta el final esas intenciones y reducir la influencia de aquellos que no las tienen, y también para asegurarnos de que el estereotipo del tipo desalmado del mundo de la tecnología no eclipse el impacto que la mayoría de personas consideradas y conscientes pueden tener. Es también esencial creer que hay una buena intención en la mayoría de esfuerzos tecnológicos si vamos a hacer responsable a todo el mundo por los productos tecnológicos que crean.

4.- La historia de la tecnología está muy mal documentada y peor entendida.

Las personas que aprenden cómo crear productos tecnológicos pueden por lo general descubrir cada detalle íntimo sobre cómo su lenguaje de programación  o dispositivo favorito fue creado, pero es casi siempre imposible saber cómo es que cierta tecnología floreció o qué ocurrió con aquellas que no lo hicieron. Si bien nos encontramos aún en una fase lo suficientemente temprana de la revolución informática como para que varios de sus pioneros se encuentren todavía vivos y trabajando, es habitual toparse con que la historia de ciertos productos tecnológicos recientes ha sido completamente borrada. ¿Por qué tu aplicación favorita tuvo éxito y otras no? ¿Cuáles fueron los intentos fallidos previos necesarios para crear esas aplicaciones? ¿Con qué problemas se encontraron o qué problemas causaron? ¿Qué creadores o innovadores fueron borrados de la historia cuando se crearon los mitos de los actuales gigantes de la tecnología?

Todas estas preguntas son ignoradas, silenciadas o algunas veces respondidas de forma deliberadamente incorrecta en beneficio de historias que hablan de un progreso inevitable, pulcro y continuo. Ahora bien, esto no es así solo en el mundo de la tecnología. Casi todas las industrias tienen problemas similares. Pero esa mirada ahistórica del mundo tecnológico puede tener graves consecuencias ya que los creadores se ven imposibilitados de aprender de sus antecesores, incluso cuando quieren hacerlo.

5.- La mayoría de planes de educación tecnológica no incluye ninguna formación ética.

En disciplinas asentadas como el Derecho o la Medicina solemos encontrar siglos de conocimiento incorporado en sus planes de estudio que incluyen requerimientos explícitos de formación ética. Ahora bien, esto rara vez supone un obstáculo para que ocurran transgresiones éticas. Podemos ver personas muy poco éticas en posiciones de poder que fueron a las mejores escuelas de negocios, instituciones que se precian y alardean de sus cursos de formación ética. Pero ese nivel básico de familiaridad con cuestiones éticas otorga a esos campos cierta soltura en conceptos éticos, de manera que se puedan tener discusiones informadas al respecto. Y, aún más importante, asegura que aquellos que quieren hacer lo correcto y realizar su trabajo de manera ética tengan una sólida formación para ello.

Recién tras la reciente reacción negativa del público ante los peores excesos del mundo de la tecnología ha habido un pequeño progreso y, al menos, ha aumentado un poco la expectativa de que se incorpore la educación ética en los programas de formación tecnológica. Son todavía muy pocos los programas educativos que aspiran a mejorar la formación ética de aquellos que ya se encuentran trabajando en tecnología. Los programas de formación profesional para personas que ya trabajan están sobre todo enfocados en adquirir nuevas habilidades técnicas y no sociales. No hay una receta mágica para este asunto, la idea de que juntar científicos informáticos a trabajar con graduados de carreras de humanidades bastará para lidiar con estas preocupaciones éticas es demasiado simplista. Pero está claro que las personas dedicadas a la tecnología tendrán que empezar a manejar con soltura cuestiones éticas si es que quieren seguir contando con la amplia aceptación por parte del público de la que todavía disfrutan.

6.- Los productos tecnológicos se construyen muchas veces con una sorprendente ignorancia acerca de sus usuarios.

Durante las últimas décadas el respeto por la industria tecnológica ha crecido considerablemente, lo que ha tenido como resultado que muchas veces se trata a personas responsables de crear productos tecnológicos como si fueran infalibles. Los creadores del mundo tecnológico hoy reciben tratamiento de autoridades en una amplia gama de campos como la industria de medios, el mundo del trabajo, transporte, infraestructura y política, aun cuando no tengan formación o experiencia en esas áreas. ¡Saber cómo diseñar un aplicación para iPhone no significa que entiendas una industria en la que nunca has trabajado!

Los mejores y más reflexivos entre los creadores de productos tecnológicos suelen involucrarse de forma sincera y profunda con las comunidades a las que quieren servir, para así asegurarse de que están atendiendo sus verdaderas necesidades en lugar de solo intentando alterar indiscriminadamente la forma en que ciertos sistemas consolidados funcionan. Sin embargo, a veces estas nuevas tecnologías pasan como una aplanadora por encima de estas comunidades, y las personas responsables por ellas tienen los recursos económicos y la influencia social suficientes para que sus deficiencias no les impidan alterar el balance del ecosistema social al que han ingresado. A veces, los creadores tienen tanto dinero respaldando sus proyectos que ni siquiera notan los efectos negativos de las fallas en sus diseños, sobre todo si se encuentran aislados de las personas afectadas por esos fallos. La cosa es aún peor debido a los problemas de diversidad e inclusión en la industria, lo que se traduce en que muchas de las comunidades más vulnerables tienen poca o ninguna representación dentro de los equipos responsables de estas nuevas tecnologías. Lo que hace que esos equipos permanezcan ignorantes de las preocupaciones que pueden ser particularmente importantes para ciertas minorías.

7.- No hay nunca un único genio creador de un producto tecnológico.

Una de la representaciones más extendidas de la innovación tecnológica es la del genio en su habitación de una residencia universitaria o en un garage, quien de pronto tiene un “momento Eureka” y consigue un gran logro tecnológico. Esa representación alimenta el mito alrededor de gente como Steve Jobs, mito gracias al cual un individuo recibe el crédito por “inventar el iPhone”, cuando en realidad estamos hablando del trabajo de miles de personas. Lo que ocurre de verdad es que los avances tecnológicos están siempre asentados en el conocimiento y los valores de la comunidad donde sus creadores trabajan, y casi siempre que una innovación tiene lugar esta ha sido precedida por el trabajo de años o décadas de otros creadores intentando construir productos similares.

El mito del “genio solitario” es particularmente pernicioso porque exacerba los problemas de exclusión que asolan a toda la industria tecnológica. Los genios solitarios retratados por los medios provienen de ambientes mucho menos diversos que las personas que habitan comunidades reales. Si bien los medios pueden verse beneficiados al poder otorgar reconocimientos y premios a individuos, así como las instituciones educativas pueden verse motivadas a construir esa mitología alrededor de una persona para beneficiarse del reflejo de su gloria, las historias reales de creatividad son complicadas e involucran a muchas personas. Debemos ser enérgicamente escépticos de cualquier narrativa que indique lo contrario.

8.- El mundo de la tecnología no se reduce a startups ni la mayoría de productos tecnológicos han sido producido por startups.

Solo alrededor del 15% de los programadores trabaja en startups, y en muchas de las grandes empresas tecnológicas la mayoría de trabajadores no son programadores. Así que definir la industria en base a los hábitos o cultura de los programadores que trabajan en startups reconocidas distorsiona tremendamente la forma en que la sociedad ve al mundo tecnológico. De hecho, debemos considerar que la mayoría de personas que crea productos tecnología trabaja en organizaciones o instituciones a las que no consideramos tech para nada.

Aún más, hay un montón de compañías independientes, pequeñas empresas y negocios familiares, que se dedican a hacer websites, aplicaciones y soluciones de software, y muchos de los más talentosos programadores prefieren la cultura y retos que ofrecen esas organizaciones antes que trabajar en los gigantes de la tecnología más conocidos. No debemos obviar el hecho de que las startups suponen una parte diminuta del mundo tecnológico y no debemos permitir que la cultura extrema de muchas startups distorsione la manera en que vemos a la tecnología en su conjunto.

9.- La mayoría de grandes empresas tecnológicas hacen dinero únicamente de una de estas tres formas.

Es importante entender cómo hacen dinero estas compañías si queremos entender por qué el mundo de la tecnología funciona de la manera en que funciona.

  • Publicidad: Google y Facebook hacen casi todo su dinero vendiendo información sobre nosotros a anunciantes. Casi cada producto que crean está diseñado para obtener toda la información posible de sus usuarios para así poder crear un perfil cada vez más detallado de sus preferencias y comportamiento. De esa manera, los resultados de búsqueda y canales de redes sociales elaborados por compañías de anuncios –como Google o Facebook– se encuentran tremendamente interesados en direccionarte hacia sites o aplicaciones que te muestran más anuncios de esas plataformas. Es un modelo de negocio construido sobre la vigilancia, lo cual resulta particularmente chocante dado que se trata del modelo principal de la mayoría de negocios de Internet orientados al consumidor.

  • Grandes negocios: Algunas de las mayores (y generalmente más aburridas) compañías de tecnología, como Microsoft, Oracle o Salesforce, existen para obtener dinero de otras compañías grandes que necesitan software para sus negocios pero que están dispuestas a pagar un extra si este software es fácil de utilizar y si les permite bloquear de forma sencilla las diferentes maneras en que los usuarios pueden usarlo. Poca de esta tecnología es agradable de usar, especialmente porque los principales clientes están obsesionados con monitorear y controlar a sus trabajadores, pero las empresas que la producen son algunas de las más rentables.

  • Individuos: Empresas como Apple y Amazon quieren que les pagues directamente por sus productos, o por los productos que otros venden en sus tiendas. (Aunque “Amazon Web Services” existe para atender al mercado de Grandes negocios que explicaba arriba). Este es uno de los modelos de negocio más claro y directo: uno sabe exactamente lo que obtiene cuando compra un iPhone o un Kindle, o se suscribe a Spotify, y dado que no está sustentado por anuncios ni cede el control de nuestras transacciones a nuestros empleadores, las empresas con este modelo de negocio son las que otorgan a los clientes individuales un mayor poder.

Casi todas las compañías en el mundo tecnológico intentan hacer una de estas tres cosas. Podemos entender por qué toman las decisiones que toman observando cuál es su relación con estos tres modelos de negocio.

10.- El modelo económico de las grandes compañías distorsiona a todo el mundo tecnológico.

Hoy en día, las mayores empresas de tecnología siguen una fórmula sencilla:

  • Produce un producto interesante o útil que transforma un mercado importante.
  • Consigue un montón de dinero de inversores de capital de riesgo.
  • Intenta conseguir rápidamente una audiencia enorme de usuarios incluso si esto significa perder mucho dinero durante un tiempo.
  • Descubre la forma de convertir esa audiencia enorme en un negocio suficientemente valioso como para ofrecer a tus inversores un rendimiento enorme.
  • Empieza a luchar de manera feroz contra las otras empresas competitivas de tu mercado. O a comprarlas.

Este modelo es muy distinto a la manera en que crecen las empresas tradicionales, que por lo general empiezan como pequeños negocios y crecen, principalmente, atrayendo clientes que pagan directamente por bienes o servicios.

Las empresas que siguen este nuevo modelo pueden crecer muchísimo más y a una mayor velocidad que los negocios tradicionales que dependen de incrementar los ingresos provenientes de clientes que pagan por un bien o servicio. Pero estas nuevas empresas se manejan también con menos responsabilidad dentro de los mercados en que ingresan, ya que están atendiendo los intereses de corto plazo de sus inversores por encima de los intereses de largo plazo de su comunidad.

La generalización de este tipo de plan de negocios consigue que sea casi imposible competir para las empresas que no cuentan con dinero procedente de inversión de capital de riesgo. Las compañías tradicionales que crecen en base a ganar dinero proveniente de sus clientes no pueden permitirse perder tanto dinero por tanto tiempo. No se trata de una competencia en igualdad de condiciones, lo que a menudo significa que, en general, las empresas se ven confinadas a ser, o bien emprendimientos independientes pequeños, o monstruosos mastodontes, con poco terreno en el medio. Como consecuencia, el panorama es muy similar a lo que vemos en la industria cinematográfica: pequeñas películas de autor o gigantescas películas de superhéroes, y no mucho más.

¿Y cuáles son los costos más altos para estas nuevas empresas tecnológicas? La contratación de programadores. La gran mayoría de ese dinero proveniente de fondos de inversión se destina a contratar y conservar a los programadores que construirán sus nuevas plataformas. Una pequeña parte de esa enorme pila de dinero se destina a pagar cosas que serán útiles para la comunidad o a construir patrimonio para alguien más que los fundadores o inversores de la empresa. Crear una empresa tremendamente valiosa en términos financieros no presupone la ambición de crear un montón de puestos de trabajos para diferentes tipos de personas.

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De cara a las personas ajenas al mundo tecnológico, crear aplicaciones o dispositivos se presenta como un proceso hiper racional en el que los ingenieros eligen la tecnología más avanzada o apropiada para la tarea asignada. En realidad, la elección de lenguajes de programación o herramientas a utilizar puede ser producto de los caprichos de un programador o responsable de proyecto, o puede responder tan solo a la tendencia del momento. De forma igualmente habitual, los procesos o metodologías utilizados para crear productos tecnológicos pueden estar determinados por modas o tendencias, y esto afecta todo el proceso, desde la manera en que se realizan reuniones de trabajo a cómo se desarrollan productos específicos.

Algunas veces las personas que crean productos tecnológicos están buscando la novedad, en otras ocasiones quieren retornar a los básicos de su guardarropa tecnológico, pero estas elecciones se ven influidas por factores sociales, no solo por la valoración objetiva de sus méritos técnicos. Un avance tecnológico más complejo no siempre significa un producto final más valioso, así que si bien muchas empresas gustan de promocionar cuán ambiciosos o vanguardistas son esos nuevos avances, no hay garantía de que terminen ofreciendo mayor valor a los usuarios de a pie, sobre todo si tenemos en cuenta que los nuevos productos tecnológicos traen consigo, de forma inevitable, nuevos problemas y efectos colaterales.

12.- Ninguna institución tiene el poder suficiente para controlar los abusos del mundo tecnológico.

En la mayoría de industrias si una empresa comienza a comportarse de forma nociva o a explotar a sus consumidores, será metida en vereda por periodistas que investigarán y criticarán sus acciones. A partir de ahí, si los abusos continúan y el asunto se hace suficientemente grave, estas compañías podrán ser sancionadas por las autoridades a nivel local, estatal, gubernamental o internacional.

Hoy, sin embargo, mucha de la prensa especializada en tecnología está centrada en cubrir el lanzamiento de nuevos productos o de nuevas versiones de productos ya existentes, y los periodistas de tecnología que realizan cobertura sobre el impacto social de la industria tecnológica están muchas veces relegados y ven su trabajo publicado al lado de reseñas de nuevos teléfonos en lugar de ser presentados en secciones prominentes de cobertura de negocios o cultural. Si bien esto ha empezado a cambiar según las empresas tecnológicas se han hecho absurdamente ricas y poderosas, la cobertura está también constreñida por la propia cultura al interior de las empresas de medios. Los reporteros de negocios tradicionales pueden tener experiencia y peso en sus medios, pero son por lo general poco versados en cuestiones básicas de tecnología de una forma que sería impensable para periodistas que cubren, por ejemplo, el mundo de las finanzas o asuntos legales. Mientras tanto, los reporteros dedicados a cubrir tecnología y que tienen un entendimiento mayor del impacto cultural de esta, por lo general son asignados (o se inclinan) a cubrir lanzamientos de productos en lugar de cuestiones más amplias que atañen a su impacto cívico o social.

El problema es muchísimo más serio si consideramos que los reguladores y cargos electos suelen incluso presumir de su ignorancia en materia tecnológica. Si tenemos líderes políticos que son incapaces hasta de instalar una aplicación en sus teléfonos, resulta imposible que entiendan el mundo tecnológico de manera que puedan regularlo de forma apropiada, o que puedan exigir responsabilidades legales de forma correcta cuando los creadores de productos tecnológicos violan la ley. Mientras la tecnología plantea nuevos retos a nuestras sociedades, los legisladores y responsables políticos permanecen tremendamente rezagados cuando se trata de formular los marcos legales adecuados.

Sin la fuerza correctiva del periodismo y la exigencia legal de responsabilidades, las compañías tecnológicas avanzan como si estuvieran completamente desreguladas, y las consecuencias de este estado de cosas normalmente recaen sobre aquellos fuera del mundo tecnológico. Aún peor, los activistas tradicionales que confían en métodos como protestas o boicots, por lo general, ven cómo sus esfuerzos resultan ineficaces debido al modelo de negocio indirecto de los gigantes de la industria, que pueden apoyarse en publicidad, o vigilancia (“recolección de datos de usuarios”), o dinero procedente de capitales de riesgo, para continuar sus operaciones incluso cuando los activistas han identificado de forma correcta los problemas de estas empresas.

La ausencia de sistemas apropiados de rendición de cuentas es uno de los grandes desafíos que enfrenta el mundo tecnológico en nuestro días.

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Si entendemos todo esto, podemos cambiar la tecnología a mejor

Si todo es tan complicado y tantas cuestiones importantes relacionadas con este mundo no son tan obvias, ¿debemos sencillamente abandonar la esperanza de mejora? No.

Una vez conocemos las fuerzas que moldean la tecnología, podemos empezar a impulsar los cambios. Si sabemos que el mayor costo para los gigantes de esta industria es atraer y contratar programadores, podemos animar a estos a que exijan cambios éticos y sociales de parte de sus empleadores. Si sabemos que los inversores que alimentan a estas empresas responden a riesgos potenciales en el mercado, podemos enfatizar que sus riesgos aumentarán si apuestan por compañías que se conducen de forma nociva para la sociedad.

Si entendemos que la mayoría de personas que trabaja en tecnología tiene buenas intenciones pero carecen de conocimiento acerca del contexto histórico o cultural para asegurarse de que el impacto de sus acciones sea tan bueno como sus intenciones, podemos asegurarnos de que reciban la educación necesaria para prevenir daños antes de que estos tengan lugar.

Muchos de los que nos dedicamos a crear tecnología, o que amamos la forma en que esta nos da poder para mejorar nuestras vidas, estamos sufriendo al lidiar con los muchos efectos negativos que estos mismos productos tecnológicos tienen en la sociedad. Pero, quizá, si empezamos con un set de principios comunes que nos ayude a entender cómo funciona realmente el mundo tecnológico, podamos empezar a abordar sus mayores problemas.