Hace unos días, un contacto de Facebook me hizo llegar un link a una «noticia» del diario peruano La República acerca del supuesto divorcio del expresidente norteamericano Barack Obama. Por supuesto, picado por la curiosidad, di click y me topé con esto:
Me bastó echar un vistazo al cuerpo de la nota para descubrir que la información de La República acerca del divorcio de Barack y Michelle Obama era tan fiable como las historias de reptilianos y ovnis a las que son tan aficionados sus editores.
Me bastó leer esto para, una vez más, descartar una nota publicada por el site del diario peruano:
De acuerdo con la nota de GLOBE, el medio más vendido en Estados Unidos…
Esta es la portada de GLOBE, el supuesto medio más vendido de Estados Unidos según el redactor o redactora de La República:
Por supuesto, GLOBE no es el medio más vendido de Estados Unidos. Ni lo ha sido nunca. Según el más reciente dato de circulación que he podido encontrar, en 2018 su tiraje alcanzaba los 117 mil ejemplares semanales. Según los datos de Alliance for the Audit Media, el organismo que en Estados Unidos verifica los números de circulación de medios, existen más de 60 medios que superan el millón de ejemplares. Y más de un centenar que superan los 120 mil ejemplares sin llegar al millón. GLOBE, como indican los datos de Alliance for the Audit Media, no es uno de ellos. Ni por asomo.
Tan acostumbrado estoy a las mentiras que publica La República en su página web que, en ese momento, no le presté mayor atención. Sin embargo, en los días siguientes vi cómo distintos medios en español repetían en coro la supuesta exclusiva del GLOBE acerca del divorcio –consumado o por llegar– de los Obama:
Por cierto, mientras veía cómo la «noticia» se propagaba, descubrí que en La República habían cambiado su titular. La nota es la misma pero ahora, según el titular, los Obama ya no «se divorcian», sino que Michelle Obama «se divorciaría» de su esposo. De un hecho consumado a uno expresado como posibilidad. Una pequeñez.
Todos estos medios hacían alusión a la supuesta exclusiva de GLOBE, según la cual «Michelle y Barack Obama están peleando de forma feroz mientras llevan vidas separadas, ¡y sus amigos temen que la mala sangre entre ambos hierva hasta el punto de convertirse en un divorcio horrible plagado de escándalos!».
¿Cómo es que saben los periodistas de GLOBE (la nota, por supuesto, no lleva firma) que los Obama se encuentran separados y en medio de una pelea «feroz»? Así (las negritas son mías):
En el corazón de las disputas se encuentra la adicción al trabajo del expresidente –y su evasión de los asuntos familiares– que ha asolado la relación por años y que finalmente ha destrozado su matrimonio, dicen fuentes.
Sus carreras por separado y los problemas de sus desenfrenadas hijas, Malia, de 21, y Sasha, de 18, han hecho trizas la vida familiar, chismean personas con conocimiento (en inglés: «insiders dish»).
«Es un secreto a voces que Michelle quiere más de Barack desde un punto de vista familiar y está increíblemente decepcionada de que él pase tanto tiempo lejos», cotillea una persona con conocimiento (en inglés: «an insider blabs»).
Y así por poco más de 600 palabras: «señala una persona con conocimiento», «delata la fuente», «dice la fuente».
¿Quiénes son esas fuentes o personas con conocimiento de lo que ocurre dentro del hogar de los Obama? Ni idea. En ningún momento la publicación explica cuál es la relación que esas supuestas fuentes tienen con la familia Obama ni por qué los lectores debemos creer lo que señalan. Ya alguna vez he escrito sobre lo delicado que es utilizar fuentes anónimas y la responsabilidad que conlleva de cara a la audiencia. Pero sigamos.
La primera de esas publicaciones hermanas de GLOBE quizá les suene de un escándalo reciente. En febrero de 2019, el multimillonario CEO de Amazon, Jeff Bezos, acusó al CEO de American Media, Inc y entonces responsable del Enquirer, David Pecker, de intentar extorsionarlo utilizando unas fotografías en las que aparecía desnudo.
No es el único escándalo en que se han visto envueltos Pecker y American Media, Inc recientemente. En diciembre de 2018, el responsable de American Media, Inc admitió haber pagado a al menos una mujer que aseguraba haber tenido un affaire con Donald Trump para comprar su silencio. Según el texto de cooperación de la compañía con la fiscalía federal:
«Pecker ofreció su ayuda para lidiar con historias negativas acerca del [entonces] candidato presidencial y sus relaciones con mujeres. Entre otras cosas, ayudando a la campaña a identificar ese tipo de historias para que puedan pagar por ellas y así evitar su publicación…Pecker accedió a mantener informado de ese tipo de historias negativas a [Michael] Cohen (el abogado de Donald Trump condenado por mentir ante el Congreso y el Senado de Estados Unidos)».
Todo un modelo a seguir en cuanto a prácticas periodísticas se refiere.
Pero volvamos al GLOBE. El semanario, como explicaba párrafos arriba, no es ni el medio más vendido del Estados Unidos ni tampoco ninguna «prestigiosa revista». Es, como sus hermanos el National Enquirer y el National Examiner, un tabloide de más que dudosa reputación, famoso por portadas escandalosas e información nada fiable, que además tiene una poco sana obsesión con el expresidente Barack Obama.
Echen un vistazo a algunas de las portadas que le ha dedicado:
GLOBE no solo fue uno de los medios más activos a la hora de apuntalar el «birtherism», la famosa teoría de la conspiración según la cual Obama no había nacido en Estados Unidos y, por ende, su elección era ilegal (teoría que el ahora presidente Trump también promovió activamente durante años), sino que lleva un buen tiempo repitiendo que el expresidente es gay y que debido a ello Michelle Obama lo abandonará en cualquier momento. Entre muchas otras mentiras.
Pese a ello, los editores del diario La República, no contentos con difundir una vez la falsa exclusiva del GLOBE, le dedicaron una segunda nota. El día 13 de agosto publicaban este curioso titular:
Voy a repetirlo una vez: «El divorcio de Michelle Obama y Barack toma un nuevo rumbo».
Ya en el cuerpo de la nota podemos leer joyas como esta:
La noticia propalada por Globe fue reproducida en diversos medios y plataformas. No obstante, la pareja que ya lleva 27 años de casados no brindó declaraciones al respecto.
«Diversos medios y plataformas» como nosotros, olvidaron decir.
O esta otra:
La probable razón para Barack Obama y Michelle Obama no se pronuncien sobre lo publicado o le entablen una demanda de difamación, es precisamente, para evitar que lo dicho sobre ellos crezca aún más y alcancen nuevos vuelos. Mientras que Globe, sigue generando ganancias al ofertar su suscripción para poder leer la nota completa de las supuestas exclusivas que vende.
Una más:
No obstante, la reputación de Globe está en contradicho (sic), teniendo en cuenta sus anteriores “grandes exclusivas” como la muerte de la Princesa Diana de Gales, que según la revista habría sido ideada por su exesposo, el Príncipe Carlos, quien luego se lo habría confesado a su madre, la Reina Isabel II, en busca de ayuda para evitar el escándalo.
Ojalá fuera solo la reputación del GLOBE la que se encuentra en entredicho.
Por supuesto, todas esas «grandes exclusivas» –incluida la homosexualidad del expresidente Obama o su nacimiento en África– son falsas. Así como es falso que los Obama se hayan divorciado o estén a punto de hacerlo. No existe una sola información fiable al respecto. Y, debido a ello, ningún medio que se respete en Estados Unidos se ha hecho eco de la supuesta exclusiva del GLOBE.
Pese a ello, varios diarios en Perú, España, México, Chile y el resto del mundo hispanoamericano, optaron por poner la poca credibilidad que les queda en las manos de un semanario sensacionalista adicto a la desinformación. No es laprimeravez. Y, conociéndolos, no será la última.
Hace casi un mes, el día 24 de marzo, el diario peruano El Comercio publicitaba en su edición impresa y página web el lanzamiento de una campaña contra las llamadas «fake news», en alianza con los otros diez medios integrantes del Grupo de Diarios de América (GDA). Esta es la doble página del anuncio en el diario impreso:
Y en el cuerpo del texto podía leerse (las negritas son mías):
Estamos inmersos dentro de una era de información, donde las noticias están a la orden del día. Donde la tecnología, las redes sociales y los medios de comunicación trabajan de la mano. Pero así como es una ventaja tener fácil acceso a la información, también hacemos caso a las noticias falsas o ‘Fake News’, que ponen en riesgo la reputación y confianza de medios de comunicación.
‘Fake News’ se traduce al español como ‘noticias falsas’. Son las noticias que carecen de veracidad y que son transmitidas a través de portales de noticias, medios de comunicación y difundidas por las redes sociales como si fuese una información verídica.
A inicios de año periodistas de El Comercio junto a editores de medios del Grupo de Diarios América (GDA) se reunieron en Lima para concientizar sobre la importancia de las buenas practicas periodísticas y combatir la desinformación y ‘Fake News’ en sus medios.
(…)
Las buenas prácticas del periodismo son una responsabilidad que no solo recae en los periodistas, lograr la transparencia y confianza del consumidores es un trabajo en conjunto de todo el medio de comunicación.
La verificación de una noticia, el averiguar la procedencia, antes de difundirla es el trabajo de todo comunicador y la repercusión de ello son los miles de rebotes que una noticia puede tener luego de ser expuesta. Desde El Comercio, a través de nuestros Principios Rectores, nos hemos unido a la lucha por mantenerlos no solo informados, sino bien informados.
Gracias a una generosa invitación de los responsables de El Comercio, yo participé de un almuerzo en el marco de esa reunión de «periodistas de El Comercio junto a editores de medios del Grupo de Diarios América». Fue una conversación distendida en la que compartimos dudas y preocupación por el estado actual de la industria, hablé del trabajo que realicé para mi libro y convenimos todos en la importancia que tiene, hoy más que nunca, la confianza de la audiencia en los medios. Tanto desde un punto de vista estrictamente periodístico como de negocio.
Otros medios del GDA, como La Nación (Argentina), El Universal (México) o El Tiempo (Colombia), también se hicieron eco de la campaña. Este último publicaba un editorial titulado con cierta grandilocuencia: «Alianza contra la mentira». En el texto podía leerse (las negritas son mías):
Conscientes de que es a sus lectores y audiencias a quienes se deben –en cualquier plataforma–, el GDA hace un llamado al consumo de información que emane de sitios confiables, al tiempo que emprende una campaña para erradicar las falsas noticias, advertir de quiénes las promueven y contribuir al fortalecimiento de mecanismos que generen tranquilidad hacia medios y periodistas.
Las ‘fake news’, como se conocen popularmente, han propiciado una serie de acontecimientos con consecuencias terribles, entre ellas poner en tela de juicio la legitimidad de un gobierno o promover su ascenso, torcer la voluntad de un pueblo o socavar los cimientos de la democracia. No es un asunto de poca entidad, sino una epidemia que lleva a cuestionarnos sobre nuestro papel como forjadores de opinión, pero también como retransmisores de lo que se publica en redes y portales. Decir no a las noticias falsas es un imperativo nuestro, sin duda, pero también de la sociedad en general.
Por suerte, el GDA no tuvo que esperar mucho para poner a prueba sus «buenas prácticas periodísticas» y sus esfuerzos por «combatir la desinformación».
Como casi todos los lectores sabrán, hace una semana, el lunes 15 de abril, la famosa catedral de Notre Dame en París ardió en un incendio. Todos los medios del mundo pusieron el ojo en la capital francesa y cubrieron de forma exhaustiva lo que se ha considerado una tragedia cultural que afecta a toda la Humanidad. Aquí pueden ver dos muy buenos reportajes sobre cómo se propagó el fuego y cuál es el alcance de los daños de la catedral.
Esta de abajo es una amplia selección de portadas de diarios europeos del día martes 16 compiladas por un usuario de Twitter:
Y estas son las portadas de algunos de los diarios del GDA en Latinoamérica:
La oferta informativa en los sitios web fue igual de unánime y abundante. Para poner un solo ejemplo: la edición online del diario El Comercio de Perú publicó entre el lunes 15 y el martes 16 más de sesenta notas distintas agrupadas bajo el tag «Notre Dame».
Poco después de compartir la imagen en redes sociales, un contacto me hizo ver que La República no era el único medio peruano avivando las llamas de la superstición:
La nota publicada por El Comercio dice así (las negritas son mías):
«Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador. Nuestra señora llorará por todos nosotros y brillará en la lejanía», este es uno de los fragmentos que circula en redes sociales, otorgado al famoso libro ‘Las Profecías’ (1555), que supuestamente predice eventos futuros en el mundo y fue escrito por el médico y astrólogo francés Michel Nostradamus.
Este fragmento fue desempolvado en internet este lunes luego del incendio de la Catedral de Notre Dame que convirtió en cenizas el techo y la emblemática torre de la aguja. Usuarios en redes sociales han comentado que este fragmento había advertido este trágico evento.
Esta hipótesis empezó a circular debido a que la famosa astróloga Jessica Adams publicó un blog sobre este asunto. Allí menciona que el «horóscopo de Notre Dame» da pistas de que este evento del que habló el francés iba a a ocurrir justo el 15 de abril de 2019.
«Lo que tenemos aquí es Chiron, de hecho, al ‘jefe de Aries’ a solo tres grados del signo zodiacal. El sol, que arde de naranja al atardecer en París al caer Notre Dame, también se encuentra en Aries, en esta carta astrológica establecida para el lunes 15 de abril de 2019 a las 5.50 pm, París, Francia. La conmoción del momento es mostrada por Urano en 2 Tauro, haciendo un semisextil casi exacto para Quirón. De hecho, esta es una alineación que solo podría suceder una vez cada 80 años. La Luna está en 3 Virgo, exactamente quincunx Quirón».
Esta teoría conspirativa de la gran pérdida patrimonial es debatida por otros, quienes aseguran que esto no es cierto y en realidad el apunte de Nostradamus se refiere a Luis XIV y a la Guerra de Sucesión Española en 1702. Aseguran que lo que el profeta predijo fue el agitado y extenso siglo que siguió, que inició con la invasión de Francia a Italia en 1802 y Napoleón autoproclamándose como rey de la misma en 1805.
Entre tanto, las autoridades francesas priorizan la hipótesis de un origen accidental del incendio que devastó durante horas la catedral, al tiempo que investigadores comienzan a interrogar a testigos.
Nostradamus, o Michel de Nostredame, fue un médico, astrólogo y escritor francés nacido en Provenza a principios del siglo XVI, que publicó en 1555 su libro más conocido, una compilación de cuartetos poéticos titulada Les Prophéties, que fue actualizando años después. Antes, a partir de 1550, había empezado a publicar también una serie de textos astrológicos llamados Almanachs, en los que acumulaba centenares de supuestas profecías año a año. La obra de Nostradamus fue muy popular en su época y, pese a su muerte en 1566, sus libros han seguido imprimiéndose y concitando la atención de los aficionados a la astrología y superstición.
Cada vez que tiene lugar un acontecimiento de importancia global que resulta difícil de explicar o que despierta recelo o temor en mucha gente, no falta quien asegure que este ya había sido pronosticado en algún texto de Nostradamus. Quizá el ejemplo mayor sean los atentados del 11 de setiembre.
Internet está repleto de páginas que aseguran que la caída de las Torres Gemelas ya se encontraba descrita en Les Prophéties. Por supuesto, esto es una tontería. Aquí, por si hacía falta, el site Snopes, página pionera a la hora de desmontar bulos y patrañas en Internet, desmontaba la supuesta profecía de Nostradamus a las pocas semanas de ocurridos los atentados.
Volvamos ahora a la nota publicada por El Comercio, que curiosamente viene firmada por otro diario miembro del GDA:
Así que, como aconsejaba el propio diario El Comercio en su campaña contra las «fake news», decidí «averiguar la procedencia» y verificar qué decía El Tiempo acerca de Nostradamus y su profecía sobre Notre Dame. Bastó con una sencilla búsqueda de Google para dar con esto:
El titular y cuerpo del texto eran idénticos en las notas de ambos diarios. Solo se diferenciaban en la bajada. Mientras El Tiempo hacía énfasis en lo dicho por la «famosa astróloga Jessica Adams…que se volvió viral» (!!!), en El Comercio afirmaban lo siguiente:
Esta teoría conspirativa sobre el incendio de Notre Dame es debatida por otros, quienes aseguran que esto no es cierto y en realidad el apunte de Nostradamus se refiere a otros sucesos de la historia.
Es decir, según El Comercio, el problema no se encuentra en difundir una «teoría conspirativa» (como el o la redactora anónima la califica) sino en que hay quienes «aseguran que…en realidad el apunte de Nostradamus se refiere a otros sucesos de la historia».
Me pudo la curiosidad, así que fui a buscar qué otro medio del GDA, esa «alianza contra la mentira», había también invocado el espíritu de Nostradamus de cara a la tragedia parisina. No tardé mucho. El Nacional de Venezuela publicaba exactamente la misma nota que sus pares peruano y colombiano, con la bajada que ya había visto en El Tiempo:
Por su parte, el representante argentino del Grupo de Diarios de América,La Nación, se mostraba más osado que sus homólogos –que se refugiaban en dos signos de interrogación para esconder su irresponsabilidad en la diseminación de teorías conspirativas– y afirmaba con rotundidad:
La nota de La Nación era más corta que la de El Comercio y El Tiempo, pero mencionaba también el supuesto escrito donde Nostradamus vaticinaba el incendio de la catedral ocurrido el lunes 15 de abril de 2019:
Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador. Nuestra Señora llorará por todos nosotros y brillará en la lejanía. Con la entrada de la primavera una iglesia de todos los tiempos arderá por los pecadores.
El texto citado por El Tiempo, El Comercio y El Nacional no incluía la última oración que arriba marqué en negritas y quedaba así:
Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador. Nuestra señora llorará por todos nosotros y brillará en la lejanía.
Según los primeros tres diarios, «este es uno de los fragmentos que circula en redes sociales otorgado al famoso libro ‘Las Profecías'» (sic); mientras que para La Nación, es la «frase que rescatan los exégetas del boticario y adivino francés cuyas profecías fueron publicadas en 1555, bajo el título de Propheties».
Dejemos por un momento de lado el hecho de publicar como cierto en un titular que una supuesta profecía se ha cumplido (La Nación), o de insinuar la posibilidad de que Nostradamus sea, en efecto, un adivino con poderes paranormales que profetizó hace casi 500 años una serie de desastres, entre ellos el incendio de la catedral de Notre Dame (El Tiempo, El Comercio y El Nacional).
Supongamos que con ese «otorgado» el o la periodista autor(a) de la nota en El Tiempo ha querido decir «atribuido». Entonces, según los cuatro diarios del GDA exégetas de Nostradamus, ese fragmento sería obra o, al menos, habría sido atribuido a Las Profecías. Pero, ¿por qué atribuido? ¿Acaso no es posible comprobar si el astrólogo francés, en efecto, escribió esas palabras?
Como decía varios párrafos arriba, la obra de Nostradamus lleva unos cuantos siglos siendo tremendamente popular y es, por ende, muy sencillo acceder a ella. Así que, primero, hice lo más fácil: cogí el fragmento citado por los tres diarios y realicé una búsqueda de Google.
Por supuesto, todos los resultados que encontré en esa primera búsqueda hacían referencia –a posteriori– a cómo Nostradamus había pronosticado el desastre de Notre Dame. Así que, a continuación, aislé la búsqueda para obtener solo resultados anteriores al 15 de abril, fecha del incendio.
Para mi sorpresa, no encontré nada. Ni un solo resultado anterior al 15 de abril que citara la profecía de Nostradamus. Ni uno. Aquí recordé que la nota de El Tiempo, y debido a ello las de El Comercio y El Nacional, citaban un tuit como fuente del «fragmento» que «había advertido este trágico evento». Este es el tuit:
El tuit de @CHAVASILVA25 fue publicado el mismo día 15 a las 2:28 pm hora de Bogotá, Colombia, alrededor de tres horas después que empezara el incendio en París. Dejemos de lado ahora que los tres diarios citaban como fuente de autoridad un tuit de un usuario o usuaria que cuenta con 238 seguidores y que se define como «opinatologa (empírica )» (sic) y volvamos a concentrarnos en el texto de la «profecía».
Como no encontré en Google ninguna referencia al supuesto fragmento profético de Nostradamus, decidí buscar también en Twitter, utilizando tanto el texto citado como la palabra «Nostradamus» y el hashtag #Nostradamus. De nuevo, no encontré ninguna mención anterior al 15 de abril que aludiera a «Un símbolo de la cristiandad en Francia o España arderá en fuego purificador».
A continuación, como Google y Twitter no me daban respuesta, descargué dos ediciones distintas de Les Prophéties, una en el original francés con traducción al inglés y otra en español. Las profecías está dividido en diez centurias, cada una compuesta, como su nombre indica, por casi un centenar de cuartetos.
Por supuesto, como era de esperar a estas alturas, el dichoso fragmento citado por los cuatro diarios del GDA no se encuentra por ningún lado entre esos cerca de mil cuartetos escritos por Michele de Nostredame a mediados del siglo XVI. Tampoco, por si les interesa, se encuentra en ninguno de los Almanachs que Nostradamus publicó entre 1550 y 1566.
Intenté conversar con responsables del diario El Tiempo para entender por qué habían publicado la nota que dio origen a los artículos publicados luego por sus colegas del GDA y cuáles habían sido los procesos que lo permitieron.
Me comuniqué primero con quien en su perfil de LinkedIn señala ser el Coordinador de Mesa Digital del diario. Le escribí un mensaje por Twitter solicitándole una dirección de email. Me respondió amablemente diciéndome que le escriba. Lo hice preguntándole si, en efecto, era él uno de los responsables del contenido de digital del diario y señalando que quería enviarle unas preguntas. Me dijo que sí y me preguntó qué necesitaba. A vuelta de correo, le envié mis dudas sobre el artículo en cuestión. Nunca más obtuve respuesta.
Me comuniqué luego con un editor de El Tiempo que había conocido en esa reunión de principios de año en Lima que mencionaba la nota de El Comercio sobre la campaña del GDA contra las «fake news». Cuando le expliqué la razón de mi mensaje, me dijo que veía que esa nota era «del puntocom» y me facilitó el contacto de tres personas que podrían ayudarme. Verifiqué que dos de los tres sí tenían responsabilidades en el área digital del diario y les escribí.
Pasados unos días sin obtener respuesta, volví a escribirle al editor que había conocido brevemente en Lima. Me respondió de inmediato diciéndome «cuál es puntualmente la duda que tienes» y «me dicen los editores que estás cuestionando el perfil editorial de la nota». Le ofrecí enviarle el mensaje que les había dirigido a sus editores. Se lo envié. No volví a obtener respuesta.
Hice lo mismo con dos responsables del área digital del diario El Comercio. Les escribí por WhatsApp señalando que tenía algunas preguntas. Uno de ellos nunca me respondió. El otro me dijo que estaba haciendo lo posible porque algún editor del contenido digital del diario me respondiera. Esperé varios días pero tampoco fue posible.
Recapitulemos: cuatro de los diarios más importantes de América Latina, miembros de un «un consorcio exclusivo integrado por los once periódicos independientes con más influencia» de la región, que de manera entusiasta lanzaron hace menos de un mes una campaña contra las «noticias falsas» donde señalaban que la «verificación de una noticia, el averiguar la procedencia, antes de difundirla» es «el trabajo de todo comunicador», publican al unísono que un astrólogo muerto en 1566 predijo un incendio producido en abril de 2019.
No contentos con eso, con utilizar sus plataformas para difundir superchería y teorías de la conspiración, ni siquiera comprueban si el supuesto texto del astrólogo muerto hace más de 400 años existe o no. Porque no existe, claro.¿De dónde sacaron que un texto del astrólogo francés había pronosticado el incendio? De un tuit. Ya saben:
Por suerte, la catedral de Notre Dame logró sobrevivir al incendio y se encuentra «estructuralmente bien», según lo dicho por las autoridades francesas luego de una primera inspección ya con las llamas apagadas.
Lastimosamente, no puede decirse lo mismo de los diarios que, pese a campañas y editoriales bienintencionados, siguen publicando mentiras y difundiendo desinformación día tras día. Y con ello, como bien señalaba la campaña contra las «noticias falsas» de El Comercio, «ponen en riesgo la reputación y confianza de medios de comunicación».
Me encantan las teorías de la conspiración. Creo haberlo contado ya variasveces. Encuentro algo irresistible en esa pulsión que lleva a tanta gente a creer en elaborados complots, en ejércitos de seres humanos ejecutando al unísono un complejísimo plan sin desviarse un milímetro, sin equivocaciones ni accidentes y, sobre todo, sin filtraciones indiscretas que echen por la borda el diseño elaborado por un oscuro genio del mal.
En el fondo, más allá del delirio y la paranoia, hay en las teorías de la conspiración una fe humanista, una confianza en el carácter perfectible y la diligencia humana, que me gustaría compartir.
Por eso, cuando vi pasar esta «noticia» del diario español ABC, no pude evitar el click:
Díganme si no es una maravilla. No sé ustedes, pero a mí me encanta particularmente que la nota se encuentre en el apartado CIENCIA del site.
El corazón del cuerpo de la nota, que va sin firma, dice así:
Desde entonces, y pese a la insistencia de Estados Unidos y la NASA en la veracidad de aquel primer alunizaje, han sido muchos los que han dudado de que fuese real. Las dudas acerca de si el Apolo 11 y Armstrong llegaron a la Luna han estado siempre presentes, e incluso las teorías más conspiranoicas aseguran que este nunca fue real.
El próximo año se cumplirán cincuenta años de aquel histórico instante [la llegada del Apolo 11 la Luna], que desde Rusia tampoco terminan de creer como veraz. En ese sentido, Roscosmos, la agencia espacial rusa, ha anunciado ahora la propuesta de una misión a la Luna que se encargue de verificar si aquel alunizaje del Apolo 11 fue o no real.
Así lo ha confirmado este sábado el director general de Roscosmos, Dmitry Rogozin. «Hemos establecido este objetivo: de volar y verificar si los estadounidenses estuvieron allí o no», señaló Rogozin, en respuesta acerca de una pregunta sobre si la NASA llegó a la Luna o no. Una afirmación que hizo en tono distendido, aunque los antecedentes dotan de mucha realidad.
Pese a la insistencia de Estados Unidos y la NASA en la veracidad de aquel primer alunizaje.
En tono distendido.
Nada de eso, por supuesto, fue óbice para titular «Rusia organizará una misión para «confirmar» si Neil Armstrong llegó a la Luna» y darle una palmadita de reconocimiento a una de las más extendidas teorías de la conspiración.
No son pocas las personas que defienden esta hipótesis o alguna parecida. Hace unos meses, el ex capitán de la selección española de fútbol y del Real Madrid, campeón del mundo en 2010, Iker Casillas, quien cuenta con más de ocho millones de seguidores en Twitter, se apuntaba al club de la conspiración:
El año que viene se cumplen 50 años (supuestamente) que el hombre pisó la Luna. Estoy en una cena con amigos… discutiendo sobre ello. Elevo la tertulia a público! Creéis que se pisó? Yo no!
Por supuesto, que la NASA puso a dos hombres en la Luna es un hecho probado y las teorías de la conspiración que señalan lo contrario no son sino delirios paranoicos o mentiras interesadas.Aquí pueden leer una nota de National Geographic en español donde desmontan una a una varias de las supuestas pruebas que esgrimen los conspiranoicos.
También pueden ver este programa de la televisión española de 2014, escrito y dirigido por Luis Alfonso Gámez y José A. Pérez, que hace lo mismo en un entretenido y didáctico formato audiovisual:
Existen múltiples razones por las que los seres humanos somos propensos a creer en teorías de la conspiración por muy absurdas que estas sean. En este artículo, la periodista Elizabeth Svoboda hace un estupendo trabajo explicando y resumiendo algunas. Escribe Svoboda (la traducción es mía):
Si bien la debilidad de la gente por teorías de la conspiración puede parecer irracional, nace de un lógico deseo por dotar al mundo de sentido. Atribuir significado a lo que nos ocurre ha ayudado a los seres humanos a prosperar como especie, y las teorías de la conspiración son historias con cohesión interna que «nos ayudan a entender lo desconocido cuando tienen lugar hechos inesperados o que nos producen temor», dice Jan-Willem van Prooijen, un psicólogo social de la Universidad Vrije en Amsterdam. Para algunos creyentes, la sensación de claridad y confort ofrecida por esas historias se anteponen a su veracidad.
Pero, ¿es Dmitry Rogozin, el director de Roscosmos, la agencia espacial rusa, uno de esos creyentes como el artículo del ABC invita a pensar? ¿Cuáles son esos «antecedentes [que] dotan de mucha realidad» a la supuesta afirmación de Rogozin?
Los supuestos antecedentes, según la misma nota, en realidad son solo un antecedente. Este:
El pasado año 2015, el Comité de Investigación de Rusia pidió la apertura de una investigación acerca de los alunizajes estadounidense, dudando así de su veracidad.
¿A qué investigación se refiere el redactor anónimo del ABC?
A una que nunca ocurrió.
¿Saben por qué?
Porque, en realidad, el Comité de Investigación de la Federación Rusa, un organismo equivalente al FBI norteamericano, no solicitó ninguna investigación. Lo cuenta en este artículo para de The Washington Post publicado en junio de 2015 el periodista Rick Noack .
En ese entonces, un portavoz del Comité de Investigación de la Federación Rusa llamado Vladimir Markin escribió una columna donde se quejaba de una investigación del FBI que terminaría destapando el gigantesco escándalo de corrupción de la FIFA que acabó con la carrera de Joseph Blatter y otros dirigentes del fútbol mundial.
Markin renegaba del intervencionismo americano. Las autoridades de ese país, escribía el portavoz del Comité de Investigación, se han «autoproclamado árbitros supremos de los asuntos relacionados con el fútbol internacional». Estados Unidos, decía Markin, debía atenerse al mismo rigor investigador que imponía al resto. Ya que Washington «ha encubierto, respaldado y luego usado a sus propios aliados como víctimas y arietes para apuntalar su dominio en el mundo».
De ser así, continuaba Markin:
Podemos también ayudar a realizar una investigación internacional acerca de dónde se filmó el video, si fue grabado por astronautas en la Luna, o dónde están escondidos esos 400 kilos de suelo lunar que nadie ha visto. No, no estamos diciendo que no volaron [a la Luna] y simplemente hicieron una película. Pero todos esos artefactos científicos, o quizá culturales, son parte de la herencia de la Humanidad y su desaparición sin rastro es una pérdida compartida por todos. Y la investigación dirá.
Por supuesto, la supuesta investigación nunca ocurrió. La bravata de Markin nunca abandonó los confines de las páginas del diario Izvestia, donde fue originalmente publicada. Porque nunca fue nada más que eso. Un «y tú más» de casi 3000 caracteres dirigido a «los americanos», ese enemigo mortal del estado ruso y sus distintas encarnaciones.
Pero, volviendo al presente y a la nueva investigación que supuestamente lanzará Roscosmos, ¿qué dijo, en realidad, hace unos pocos días Dmitry Rogozin, director de Roscosmos? ¿Estaba poniendo en duda el máximo responsable de la agencia espacial rusa que Neil Armstrong y Buzz Aldrin pusieron pie en la Luna en julio de 1969, como el diario ABC afirma?
Si alguno de ustedes entiende ruso puede escucharlo aquí:
El video fue compartido por el propio Rogozin en su cuenta oficial de Twitter:
Отвечаю на вопросы президента Молдавии: были ли американцы на Луне, зачем у @roscosmos есть истребители и трамваи и как российская космонавтика поможет молдавскому винограду?https://t.co/IRV3HUT6Sz
Según la traducción ofrecida por Microsoft para Twitter en inglés, Rogozin presenta el video así:
I answer questions of the President of Moldova: whether there were Americans on the moon, why do you have @roscosmos fighters and trams and how Russian astronautics will help Moldovan grapes?
Traduzco:
Respondo a las preguntas del presidente de Moldavia: ¿Hubo americanos en la Luna? ¿Por qué tienen aviones de combate y tranvías en @roscosmos? ¿Y cómo la astronáutica rusa ayudará a las uvas moldavas?
Como no sé ruso, no puedo saber el momento exacto en que Rogozin habla en el video acerca de la investigación que supuestamente organizará para comprobar si el Apolo XI llegó a la Luna entre sonrisas. Pero sí puedo ver qué dijeron otros medios al respecto.
Encontrará también, que algunos medios en inglés señalaron que Rogozin hizo la propuesta «with a smirk». Es decir, con una sonrisa. Fue así, gracias a esa expresión, que descubrí que todos los medios en español y en inglés que se han hecho eco de la inminente investigación rusa, se basan, a sabiendas o no, en este cable de la agencia Associated Press (AP) del día 24 de noviembre:
¿Qué es lo que dice la nota de AP? Esto (la traducción es mía):
MOSCÚ (AP) — El director de la agencia espacial rusa Roscosmos dijo que ha propuesto una misión rusa a la Luna para verificar si los alunizajes realizados por Estados Unidos fueron reales, aunque aparentemente estaba bromeando.
«Hemos establecido el objetivo de volar y verificar si estuvieron ahí o no, dijo Dmitry Rogozin en un video publicado el sábado en Twitter.
Rogozin estaba respondiendo a una pregunta acerca de si la NASA alunizó en realidad hace casi 50 años. Parecía estar bromeando, dado que sonrió y se encogió de hombros mientras respondía. Sin embargo, las conspiraciones alrededor de las misiones a la Luna de la NASA son comunes en Rusia.
La Unión Soviética abandonó su programa lunar a mediados de los años 70, luego de que cuatro cohetes experimentales explotaran.
Aparentemente estaba bromeando.
Parecía estar bromeando, dado que sonreía y se encogió de hombros cuando respondió.
La agencia estatal noticiosa rusa RIA Novosti publicó un artículo similar el mismo día, aunque se ahorraba la referencia a la sonrisa de Rogozin. Sin embargo, al día siguiente, en un nuevo artículo, la misma agencia aclaraba que todo era una broma del director de Roscosmos:
«Es un chiste, por supuesto», dijo un representante oficial de Roscosmos a RIA Novostia en respuesta a la solicitud de un comentario acerca de las palabras del director de la empresa estatal.
No sé ustedes, pero para mí el verdadero chiste es que páginas informativas conviertan un cable de una agencia en el que se indica que un oficial ruso realiza un comentario en broma en una noticia que apalanca una de las más absurdas y extendidas teorías de la conspiración.
El problema es que el chiste es tan habitual ya que hace tiempo que dejó de tener gracia. El chiste es tan malo que la broma, en realidad, hace rato que pasamos a ser nosotros, los periodistas. Lo más triste, al menos para mí, es que a nadie parece importarle.
ACTUALIZACIÓN
En ABC han cambiado, en algún momento y sin aclaración alguna en la nota, la bajada y un fragmento del artículo titulado «Rusia organizará una misión para «confirmar» si Neil Armstrong llegó a la Luna» para incluir que la afirmación del director de Roscosmos parece una broma.
Titular y bajada aparecen ahora así:
El fragmento en cuestión del cuerpo del texto aparece ahora así:
Así fueron publicados originalmente, sin bromitas de por medio:
El día lunes 5 de noviembre, mi feed de Twitter empezó a llenarse de tuits de distintos medios, todos con variaciones de un mismo titular: «Cierran un restaurante vegetariano que servía carne humana».
No tardé mucho en dar click. ¿Quién puede resistirse a esa triada «restaurante vegetariano + asesinato + carne humana»? Luego de leer las notas de La Vanguardia y El Comercio, fui a buscar la «noticia» a Google News.
El «macabro hecho», como describían varios medios lo ocurrido, ya había sido objeto de artículos publicados por otras páginas en español una semana antes:
De uno a otro medio se repetían los siguientes detalles:
Algunos clientes se habían quejado porque encontraron en sus fideos vegetarianos trozos de carne.
Al inspeccionar el local la policía encontró sangre en el suelo y paredes.
La policía de Tailandia localizó el cadáver de un hombre de 61 años en un tanque séptico del restaurante.
Autoridades señalaron que la intención del propietario era deshacerse del cuerpo moliéndolo y sirviéndolo por partes a los clientes.
El dueño se había dado a la fuga.
¿De dónde provenía toda esa información?
La fuente, como es costumbre cuando se trata de historias estrambóticas, era la página web del Daily Mail. Ya he escrito alguna vez que el diario británico es uno de los medios que más noticias basura publica. Pese a ello, legiones de periodistas en redacciones de todo el mundo siguen acudiendo al site inglés en busca de «noticias» con las que llamar la atención –y mendigar un click– de los usuarios de redes sociales.
Sirven CARNE HUMANA a comensales horrorizados luego de que el dueño del restaurante «matara a un cliente y encontrara una forma repugnante de deshacerse del cadaver»
Clientes de un restaurante vegetariano horrorizados al descubrir que les sirvieron carne humana
La policía investigaba un restaurante tailandés cuando encontró un cadaver en descomposición en la cocina
El cuerpo identificado era de un cliente habitual que se peleó con el dueño
La víctima, de 61 años, estuvo desaparecida por más de una semana
El cuerpo de la nota no aportaba mucho. Un par de detalles extra, varias fotos y poco más:
Un estudio de la carne encontrada en el local determinó que no era de res ni de cerdo sino humana.
La víctima, un visitante habitual del local, se llamaba Prasit Inpathom y había sido visto por última vez en el restaurante tomando copas con su hermano el 21 de octubre.
Había sido golpeado con un objeto contundente en la cabeza y apuñalada seis veces en el estómago y la pierna.
Había sí una respuesta a la pregunta que venía haciéndome desde que empecé a leer la nota. ¿Cómo sabía todo esto quien firma el artículo, Alex Chapman, periodista de la edición australiana del Daily Mail?
Si uno revisa los artículos firmados por Chapman para el Daily Mail, se dará cuenta de que el grueso de su producción está centrada en historias ocurridas en Sidney, Melbourne, Adelaide, Perth y otras localidades australianas.
Este es el último de sus grandes éxitos, publicado el día 6 de noviembre: «Un doctor de Melbourne, de 33 años, muere al ser atacado por un tiburón en la localidad de Whitsundays luego de saltar de una tabla de paddle mientras sus colegas trataban desesperadamente de salvarlo (IMÁGENES)».
El 31 de octubre, el día en que publicó la terrorífica historia del restaurante vegetariano de Bangkok que servía carne humana, Chapman escribióotrascincohistoriasen el site del Daily Mail. Las cinco narraban hechos ocurridos en distintas ciudades de Australia. ¿Cómo hizo el reportero para, además, despachar una jugosa historia policial desde Bangkok?
La respuesta que buscaba se encuentra en una línea de su artículo. Esta:
According to local publications, Prasit was involved in a verbal altercation with the boss of the restaurant.
Traduzco: «Según medios locales, Prasit [Inpathom, el asesinado] se vio envuelto en un altercado verbal con el jefe del restaurante».
Un segundo problema es que, pocos días después de publicado, el 2 de noviembre, el artículo de Lam Min Lee era corregido –y desmentido– en la misma página de Asia One.
Si uno hace click hoy sobre el link que redirige a Asia One verá una nota distinta a la que vio –y copió– Chapman. El artículo original, escrito por la periodista Lam Min Lee y publicado el 29 de octubre, tiene ya todos y cada uno de los elementos informativos que posteriormente reproducirá en su artículo el reportero del Daily Mail y que, a continuación, replicarán un buen número de medios en español y en inglés –VICE, Newsweek, Toronto Sun, Daily Mirror, The Sun– durante los días siguientes.
Así abría el artículo cuando fue publicado (esta versión aún puede consultarse en la caché de Google) por primera vez en Asia One el 29 de octubre:
Esta es la apertura del artículo ahora, luego de que fuera actualizado el día 2 de noviembre:
En la actualización, la periodista de Asia Online indica:
La policía tailandesa ha aclarado en un comunicado que la carne de un hombre asesinado no fue servida en platos de comida de una restaurante vegetariano de Bangkok, información que había circulado en reportes de la prensa extranjera.
De acuerdo al sitio de noticias en tailandés Khaosod, el restaurante no se encontraba abierto al público en el momento del incidente ya que se encontraba en construcción.
Parece que la modestia de Lam Min Lee le impide señalar que esos «reportes de la prensa extranjera» que informaron sobre el famoso restaurante vegetariano que sirve carne humana lo hicieron todos basándose en el artículo que ella misma escribió para Asia One.
Pero, ¿de dónde sacó la información Lam Min Le?
En su nota la periodista remitía, a través de un link en el primer párrafo, a la página web del Lianhe Zaobao, el principal diario en chino de Singapur. Esa nota del Lianhe Zaobao, publicada el 28 de octubre (desde entonces el artículo ha sido actualizado para incluir una corrección que señala que nunca se sirvió carne humana en el restaurante), remitía a su vez a otro medio: el Oriental Daily News, un periódico en chino publicado en Malasia.
Repasemos: un site en inglés de Singapur (Asia One) publica un artículo sobre un restaurante vegetariano ubicado en Bangkok, Tailandia, que supuestamente sirve carne humana. El site en inglés con sede en Singapur hace esto basándose en la información proveniente de un diario que publica en chino desde Singapur (Lianhe Zaobao) y de otro diario en chino con sede en Malasia (Oriental Daily News).
Acto seguido, un periodista ubicado en Melbourne (Alex Chapman), que trabaja para un diario británico (Daily Mail), copia toda la información de esa nota publicada por el agregador de noticias de Singapur (Asia One) y consigue con su artículo que medios de todo el mundo, de Estados Unidos a España, pasando por Ecuador y Perú, se hagan eco de la fantástica y falsa historia de un restaurante vegetariano que supuestamente sirvió carne humana a sus clientes luego de que el dueño supuestamente asesinara a uno de sus clientes. Todo esto, por cierto, cuando el restaurante ni siquiera estaba abierto.
Hubo, sin embargo, un medio tailandés que sí hizo su trabajo. El site Coconuts, que cubre en inglés varias ciudades del sudeste asiático –Bangkok. Manila, Hong Kong, Singapur, Kuala Lumpur, Jakarta, Bali y Yangon–, publicó un artículo en el que desmontaba esta «macabra» y «espeluznante» historia.
¿Cómo lo hizo? De la forma más sencilla que un periodista puede imaginar: preguntando a los policías responsables de la investigación.
Los periodistas de Coconuts entrevistaron a Adul Thongpetch, policía del distrito de Lat Krabang a cargo del caso, quien indicó lo siguiente:
dado que el restaurante no estaba abierto durante o incluso después de la fecha en que la víctima Prasit Inpathom, de 61 años, fue supuestamente asesinada.
El presunto asesinato, siempre según el oficial Adul Thongpetch, habría ocurrido el 21 de octubre. Durante su entrevista con Coconuts, el policía señaló:
el restaurante no había terminado las obras. Abrieron por tres días de cara al festival vegetariano (que terminó el día 17 de octubre). Esto significa que el local estuvo cerrado desde varios días antes de que el sujeto muriera.
Cuando se le preguntó si faltaba algún trozo de carne de la víctima, el oficial Adul Thongpetch dijo que no. Otro oficial de la policía de Lat Krabang confirmó todos esos datos a los periodistas de Coconuts:
«Esta es una simple investigación de asesinato», dijo el subteniente Sawang Wongbut, riendo ante la forma en que distintos medios habían reportado lo ocurrido.
Pero no solo eso. Según el reporte de Coconuts, el principal sospechoso del crimen no es el dueño del restaurante, sino su hermano:
Boonyuen Kamtawee es el hermano del dueño del local y este le pagaba por trabajar en la construcción. La víctima, por su parte, también recibía dinero por ayudar a Boonyuen. Ambos eran vistos con frecuencia bebiendo juntos hasta altas horas de la noche.
«El sospechoso de asesinato estaba asistiendo regularmente a la obra del restaurante. Cuando ocurrió el asesinato, desapareció. Dos días después (el 23 de octubre), el dueño fue al local y al no encontrar a nadie alertó a la policía».
(…)
Boonyuen, quien «había viajado a su ciudad natal» en la provincia de Prachuap Khiri Khan, se entregó a las autoridades el día 27 de octubre, luego de que se expidiera una orden de arresto. Se ha negado a colaborar con la policía y está preparándose junto a un abogado para defenderse en la corte.
Es decir, según la policía del distrito de Lat Krabang en Bangkok la gran mayoría de datos repetidos por casi todos los medios son falsos. Recordemos:
Algunos clientes se habían quejado porque encontraron en sus fideos vegetarianos trozos de carne. FALSO (Nunca hubo fideos con trozos de carne de ningún tipo)
La víctima, un visitante habitual del local, se llamaba Prasit Inpathom y había sido visto por última vez en el restaurante tomando copas con su hermano el 21 de octubre. FALSO (Prasit Inpathom había sido visto bebiendo con el hermano del propietario, no con el suyo)
Autoridades señalaron que la intención del propietario era deshacerse del cuerpo moliéndolo y sirviéndolo por partes a los clientes. FALSO (Ninguna autoridad declaró esto)
El dueño se había dado a la fuga. FALSO (Quien se dio a la fuga fue el hermano del dueño)
Un estudio de la carne encontrada en el local determinó que no era de res ni de cerdo sino humana. FALSO (No se encontró carne de ningún tipo)
Hubo también un medio en español que intentó hacer, a su modo, una parte del trabajo. El diario peruano La República, que como ya he señalado alguna vez tiene una extraña afición por historias de «reptilianos» y otras «noticias» que denominan «tendencias».
El día 5 de noviembre, mientras varios medios en nuestro idioma seguían produciendo notas sobre el restaurante vegetariano que sirvió carne humana a sus clientes, La República publicó un artículo titulado «La historia real detrás del ‘restaurante vegetariano que sirvió carne humana’».
En el artículo, sin citar ninguna fuente, La República concluye:
Sin embargo, la policía de Tailandia emitió un comunicado desmintiendo dicha información. Aseguraron que el asesino no ideó tal plan macabro para deshacerse del cuerpo, ni los comensales probaron carne humana. Si bien se encontraron restos del cadáver en la cocina del restaurante vegetariano, no se utilizó el cuerpo de Prasit Inpathom para servirlo en el menú.
De hecho, nadie había llamado a las autoridades para quejarse por encontrar carne en su plato, porque el restaurante ya estaba cerrado por remodelaciones.
La policía de Tailandia, además de desmentir las especulaciones sobre el restaurante vegetariano en el que se encontró el cadáver, está en búsqueda del principal sospechoso. El jefe del local fue visto por última vez cuando bebía licor con la víctima, Prasit Inpathom.
Pese al esfuerzo, la nota de La República repite varias falsedades. Como ya señalé párrafos arriba, no se encontraron restos de carne del cadáver en la cocina del restaurante. Ni fue el jefe o dueño del local quien había sido visto bebiendo con la víctima. Ni la policía se encuentra en búsqueda del sospechoso, ya que este, el hermano del dueño del local, se entregó el día 27 de octubre.
La mañana del viernes 15 de junio apareció en mi newsfeed de Facebook –un espacio cada vez menos hospitalario para el contenido noticioso gracias a los cambios de algoritmo de la red social– un titular que me distrajo por un momento de la fiebre mundialista.
Lo llamativo del titular, sumado a la penetrante –cof cof– mirada de Kevin Spacey, me obligaron a dar click en la «noticia».
Esto decía el primer párrafo del artículo de La Vanguardia que iba firmado con un «Redacción Barcelona»(las negritas son mías):
En Netflix se toman muy en serio el acoso y los abusos de índole sexualen los rodajes de sus producciones después de la controversia de House of cards por culpa del comportamiento de Kevin Spacey. Tanto es así que incluso está prohibido mirar otra persona durante más de cinco segundos, según informa The Independent.
Prohibido.
según informa The Independent.
El segundo párrafo continuaba (las negritas son mías):
Parece ser quelos principales responsables de los sets de rodaje han tenido que asistir a cursos para combatir y detectar el acoso en el trabajo y que se han establecido nuevas normas de conducta para mejorar la convivencia en el rodaje.
Parece ser.
Cursos para combatir y detectar el acoso.
Normas de conducta para mejorar la convivencia.
El tercer párrafo abunda en esas supuestas «normas de conducta» que, «parece ser», se han establecido en los rodajes de Netflix:
No solamente está prohibido quedarse mirando un compañero del equipo durante más de cinco segundos (lo que se percibe como “repugnante”) sino quetampoco se puede exceder en los abrazos, no se puede flirtear y no se puede ir pidiendo números de teléfonopor razones que no sean estrictamente profesionales.
¿Cómo se pasa de «parece ser» y unos «cursos para combatir el acoso» a afirmar que «incluso está prohibido mirar otra persona durante más de cinco segundos»?
Dado que la nota de La Vanguardia no menciona ninguna fuente –léase un testimonio, comunicado o documento interno– me fui a buscarla a The Independent. De donde el redactor anónimo del diario catalán, según propia confesión, había levantado la noticia. Ahí, me dije a mí mismo, seguramente encontraré a ese valiente whistleblowerque ha dado un paso al frente para terminar con la dictadura de lo políticamente correcto en una de las compañías de entretenimiento más grandes del mundo.
«Miembros de los equipos de rodaje de Netflix ‘tienen prohibido mirarse unos a otros por más de cinco segundos’ debido a enérgicas medidas por el #metoo».
Digamos, para ser generosos, que el redactor anónimo de La Vanguardia no le dio muchas vueltas al asunto. Pero eso no era lo importante. Lo importante era descubrir cómo sabía Christopher Hooton, editor de Cultura de The Independent, que Netflix había implementado estas ridículas y abusivas normas.
Estos son los tres primeros párrafos de la nota de The Independent (la traducción y las negritas son mías):
Netflix ha inplementado un nuevo curso contra el acoso, como resultado del movimiento #MeToo que ha sacudido Hollywood y ha afectado la producción de su show House of Cards.
Se habrían impuesto nuevas normas que, supuestamente, incluirían no mirar a nadie más de cinco segundos, así como la prohibición de abrazos prolongados, coqueteo y pedir el número de teléfono a un colega de trabajo.
«A todos se nos ha hablado de #MeToo», dijo un asistente de producción que trabaja en la nueva temporada de Black Mirror a The Sun.
«El personal de alto rango asistió a una reunión sobre acoso para enterarse de qué es apropiado y qué no. Mirar a alguien por más de cinco segundos se considera creepy«.
«No debes preguntar por el teléfono de nadie a menos que esa persona haya dado permiso de que su número sea distribuido. Y si ves algún comportamiento inadecuado, debes reportarlo de inmediato»
«La situación ha generado bromas en las que personas se miran unos a otros contando hasta cinco y luego desvían la mirada»
Habrían.
Supuestamente.
¿Cómo se pasa de «habrían» y «supuestamente» a titular «Miembros de los equipos de rodaje de Netflix ‘tienen prohibido mirarse unos a otros por más de cinco segundos'», cita textual entrecomillada incluida?
The Independent, de forma similar a La Vanguardia, dirige al lector a otro medio cuando toca atribuir la fuente. Esta vez, el link nos conduce al site del tabloide británico The Sun.
Convengamos en que, fiel al estilo de The Sun, el titular al menos tiene algo de gracia: un juego de palabras con una sílaba del nombre de la compañía, «flix», y la interjección inglesa «fuck» para empezar. Por lo demás, una cita textual (enmarcada en comillas simples) que indica que «se ha prohibido mirar fijamente, coquetear y dar abrazos». Normas que a juicio del redactor del titular son «delirantes» (barmy).
¿Qué más dice la nota de Stephen Moyes (quédense por un momento con ese nombre, ya volveré a él)? ¿Nos revela Moyes algo más de su fuente, algún detalle extra que nos invite a confiar en lo que afirma? ¿De dónde viene, en última instancia, la «información» difundida por varios sites noticiosos en inglés y medios en español como 20 Minutos, El Periódico, Clarín o el portal cinematográfico Sensacine, la «información» que hizo que incluso el influyente periodista mexicano Joaquín López Doriga mostrara su extrañeza por las «nuevas normas» de Netflix ante sus casi 8 millones de seguidores en Twitter?
Así comienza el artículo en The Sun (la traducción es mía):
Netflix ha prohibido a los miembros de sus equipos de rodaje mirar a alguien por más de cinco segundos con unas reglas delirantes.
Otras de estas normas incluyen no pedir los teléfonos de compañeros de trabajo y exhortar al personal que sienta que está siendo incordiado: ¡Detente! ¡No lo vuelvas a hacer!
El resto del artículo no dice nada que no se hayan encargado ya de repetir The Independent, La Vanguardia y demás. En resumen:
Prohibido mirar a la gente más de cinco segundos.
No dar abrazos prolongados.
Si te sientes acosado, debes gritar: ¡Detente! ¡No lo vuelvas a hacer!
No se debe pedir el teléfono de un compañero de trabajo a menos que esa persona haya autorizado que se haga público su número.
Reportar los comportamientos inadecuados o no consentidos.
El personal de alto nivel ha debido asistir a reuniones sobre acoso.
¿Explica el periodista Stephen Moyes de dónde procede la información? No. Moyes zanja la cuestión con un escueto «an on-set runner said». Léase, «dijo un asistente de producción». Y ya.
La nota va ilustrada con dos imágenes. La primera es una imagen de stock atribuida a la agencia Associated Press:
Ojo a ese pie de foto: «Aparentemente a algunos trabajadores de Netflix se les ha pedido que asistan a reuniones sobre acoso».
Aparentemente.
La segunda imagen es esta, una especie de cartel o panfleto con las supuestas «nuevas normas»:
¿Es ese supuesto cartel o panfleto un documento interno de Netflix? ¿Es esa la prueba de las «normas delirantes» impuestas por la compañía?
No. Es una imagen armada por un diseñador del diario en base a la información proveniente de ese supuesto «asistente de producción. ¿Cómo lo sé? Primero, porque Moyes no hace alusión alguna al cartel en su nota. Es más, a diferencia de la otra imagen, esta no lleva ni siquiera pie de foto. Pero, además, si uno descarga la imagen de la web de The Sun, podrá ver que el archivo lleva el siguiente nombre: jh-composite-graphic-p11-netflix.jpg. Composite. O sea, una imagen compuesta a partir de distintos materiales.
Lo que sí dice el artículo de Stephen Moyes es qué respondieron en Netflix cuando se les preguntó por las supuestas normas y talleres sobre acoso. En un comunicado oficial la compañía dijo:
Estamos orgullosos de los cursos contra el acoso que ofrecemos en nuestras producciones. Queremos que todos nuestros rodajes sean espacios de trabajo seguros y de respeto. Creemos que los recursos que ofrecemos empoderan a las personas en nuestros sets para que alcen la voz, y no deben ser trivializados.
El comunicado no dice nada específico sobre las supuestas normas que prohiben miradas o abrazos prolongados. Pero en otro artículo, este publicado por el site Quartz, la periodista Leah Fessler contacta a una representante de Netflix para preguntar si «en realidad habían instituido una regla de no mirar fijamente por más de cinco segundos». La representante, por supuesto, respondió que esa regla no existe, pero «la recomendación fue discutida en una de las sesiones de un taller contra el acoso».
Los invito a hacer un experimento. Levanten la vista de la pantalla donde están leyendo esto y miren fijamente, contando hasta cinco en la cabeza, a la primera persona que tengan delante. No sé si serán acusados de acoso, pero es probable que hagan pasar a esa persona un momento incómodo.
¿Es una locura que una empresa que ha debido lidiar hace poco con un serio escándalo de acoso protagonizado por uno de sus más conocidos colaboradores sugiera a sus trabajadores, en el marco de otras recomendaciones, evitar a otros colegas esa incomodidad?
A fin de cuentas, todo este artículo podría resumirse así:
–¿Tienen constancia Stephen Moyes, Christopher Hooton o el redactor anónimo de La Vanguardia de que Netflix haya prohibido mirarse por más de cinco segundos o abrazarse a su colaboradores? No.
–¿Afirma la única fuente anónima mencionada, «un asistente de producción», que Netflix haya impuesto esas supuestas normas? No.
En realidad, si uno lee con atención lo que Moyes dice que su fuente dijo, en citas textuales, es:
«Se nos habló a todos sobre #MeToo»
«El personal de alto rango asistió a una reunión sobre acoso para enterarse de qué es apropiado y qué no. Mirar a alguien por más de cinco segundos se considera creepy«.
–¿Significa eso que Netflix ha instaurado normas que prohiben a sus trabajadores mirarse los unos a los otros por más de cinco segundos? No
Entonces, ¿por qué The Sun, The Independent, La Vanguardía y cía escriben artículos donde afirman lo contrario?
Bueno, se llama clickbait, amarillismo, fake news, y lo he discutido in extenso endistintosartículos de este blog.
De hecho, el periodista de The Sun y artífice principal de este falso drama, Stephen Moyes, es todo un experto en la materia.
–Aquí Moyes y su colega Alex Diaz aseguraban que había una campaña de activistas anti-armas de fuego para que el extremo del Manchester City Raheem Sterling fuera separado de la selección de fútbol inglesa debido a un tatuaje de un rifle M16 que el futbolista luce en la pierna derecha:
El único testimonio contra el jugador, además de un par de tuits, era el de Lucy Cope, responsable de una pequeña organización (no cuenta ni siquiera con página web) llamada Mothers Against Guns (Madres Contras las Armas de Fuego), quien decía que «el tatuaje es repugnante» y que Sterling debía ser apartado de la Copa del Mundo a menos que se lo retirara.
¿Puede afirmarse a partir de ese único pedido que hay una campaña para que Sterling fuera apartado de la selección menos de un mes antes del Mundial de Rusia? No. Pero qué más da.
–Aquí pueden disfrutar de otro de los grandes éxitos del periodista Stephen Moyes:
«La mansión de Adele está ‘embrujada'». Imagino que no hace falta que prosiga.
Bueno, ese es el autor y ese es el medio que afirmaban hace un par de días que Netflix había prohibido los abrazos y las miradas prolongadas a sus trabajadores por culpa del #MeToo.
Sí, claro.
ACTUALIZACIÓN
Mientras escribía este artículo intenté contactar con los periodistas cuyas notas dieron origen a ese sinfín de artículos clonados que convencieron a parte de la audiencia de redes sociales de que Netflix estaba imponiendo unas ridículas normas de conducta en sus rodajes.
Por suerte, uno de ellos me respondió. Le escribí a Christopher Hooton, editor de Cultura de The Independent, el día 15 a través de un mensaje directo de Twitter, en el que le decía que tenía algunas dudas sobre su artículo y me gustaría hacerle algunas preguntas.
Hooton me contestó horas después, amablemente, pero diciéndome que el reporte original venía de The Sun, «así que no sé cuánto podré ayudarte».
Mis preguntas eran muy simples:
Entonces, ¿no chequeaste la información, tan solo te limitaste a citar el artículo de The Sun?
La nota de The Sun era bastante sospechosa, ¿no te parece? ¿Por qué reproducirla sin el procedimiento de verificación necesario?
Hooton, en un mensaje posterior, me dijo que pidió a Netflix que refutaran el reporte de The Sun, pero «se negaron a hacerlo, y en su lugar emitieron un comunicado donde defendían sus cursos contra el acoso».
A lo que yo repliqué:
Pero «cursos contra el acoso» no es lo mismo que «Miembros de los equipos de rodaje de Netflix ‘tienen prohibido mirarse unos a otros por más de cinco segundos’ debido a enérgicas medidas por el #metoo», que es como iba titulada tu nota. Aun así, ¿sigues respaldando lo que escribiste?
En su último mensaje, la mañana del lunes 18 de junio, Hooton respondió:
Sí. En la nota se enfatizaba que estaba basado en la información de otro artículo y se le dio a Netflix la oportunidad de responder, se les pidió que refutaran lo dicho sobre esas técnicas específicas y se negaron a hacerlo. Gracias.
La razón por la que insistí con Hooton es porque no se trata de un mero redactor atado a una silla, con la mirada clavada en su newsfeed o una pantalla de televisión, que poco puede hacer ante las exigencias de tráfico y artículos virales de sus superiores. No es que un redactor no tenga responsabilidad por aquello que escribe, pero sí es cierto, como saben quienes han trabajado en una redacción, que la responsabilidad exigible a un redactor –así como su poder de decisión– no es igual a la que pesa sobre los hombros de un editor.
Hooton, como señala la página web de The Independent, es editor de Cultura del diario.
Pese a ello, opina que basta con una llamada a la parte afectada y una respuesta negativa ante la pregunta planteada, para publicar un artículo completamente basado en un único y confuso testimonio de una fuente que él mismo desconoce.
¿Tiene constancia Hooton de que Netflix ha impuesto las normas que señala en su artículo? No, ninguna. ¿Le consta que The Sun, el medio al que cita, haya verificado ese confuso testimonio que, como ya expliqué, en realidad no afirma lo que su titular grita con tono acusatorio? No, tampoco. ¿Es lo mismo realizar cursos contra el acoso en los que se discute sobre qué es apropiado y qué no en el ambiente laboral que imponer normas ridículas como «prohibir abrazos o miradas de más de cinco segundos»? Evidentemente no. ¿Basta que Netflix se niegue a responder sobre un detalle concreto de esa acusación para lanzarse a afirmar lo contrario en un artículo? No, por supuesto que no.
Entonces, ¿por qué si ni The Independent ni The Sun disponen de evidencia alguna para respaldar sus acusaciones, siguieron adelante con esos artículos aun cuando Netflix explicó en el comunicado que no estaban más que realizando talleres contra el acoso?
Porque para esos medios, al parecer, contar que una gigantesca compañía internacional que recientemente ha debido enfrentar un escándalo de acoso se toma en serio el asunto, busca prevenir futuros daños y mejorar la convivencia entre sus colaboradores no es noticia suficiente. Aunque sea verdad. Porque, ya conocen el dicho, que la realidad no te estropee un buen titular. Aunque sea mentira.
Me pone sobre alerta Daniel Alarcón, escritor y productor ejecutivo del, a mi juicio, mejor podcast narrativo en habla hispana, Radio Ambulante. La mañana del miércoles 23 de mayo, Daniel me taggea en un tuit, dirigiéndome a otro publicado por el periodista argentino Sebastián Volterri el día anterior, martes 22 de mayo:
En su tuit, que acumula unos 5000 retuits y más de 19000 likes, Volterri colocaba una portada de la revista española Diez Minutos en la que se anuncia una «Entrevista imaginaria» con la entonces princesa Letizia, hoy reina de España. En la misma portada, Diez Minutos explica así su exclusiva (la negrita es mía):
recreamos con datos contrastados y testimonios fiables la conversación que podría haber tenido con nuestra revista.
La curiosidad me hizo buscar más información al respecto. No tardé mucho en dar con la dichosa entrevista. La nota, que va sin firma, lleva la confesión de parte en la introducción (la negrita es mía):
Igual que los hijos llegan sin manual de instrucciones, la periodista Letizia Ortiz Rocasolano –hija de padres separados, hermana mayor, divorciada de un profesor de lengua, atea, antitaurina, fumadora ocasional, leal amiga de sus amigos, seductora y autoritaria, profesional y familiar a partes gemelas– llegó al oficio de Princesa sin una clase magistral previa ni libro de ayuda alguno.
La única asignatura que llevaba en su currículum para casarse con un Príncipe fue la del corazón, y la tenía aprobada con matrícula de honor. Una década después, mucho ha aprendido aquella rubia interesante de 31 años a base de trabajo, sinsabores, disciplina y más amor. Pasó de hablar como comunicadora a callar; de mirar a ser vista; de opinar a ser criticada; de preguntar a no responder.
Pero en un ejercicio de osadía, nos hemos lanzado a entrevistar a la Princesa de manera figurada. Porque sabemos tanto de ella a través de terceros, medios de comunicación y testimonios directos que nos atrevemos a suponer lo que nos contestaría si tuviéramos un café (para ella té) y una grabadora delante.
Ejercicio de osadía.
Nos atrevemos a suponer lo que nos contestaría.
La portada y entrevista de Diez Minutos no son nuevas. Fueron publicadas en mayo de 2014. Tampoco es nuevo el revuelo que despertó la «osadía», por llamarla de alguna forma, de Diez Minutos. Ni las bromas a su costa:
REDACCIÓN DE DIEZ MINUTOS. INT DÍA. – ¿Qué tenemos hoy? – Poca cosa. – ¿Y con imaginación? – Ah… ¿Entrevista a Tutankamón? – DALE.
— Bárbara Alpuente (@Barbaraalpuente) May 22, 2014
Osadía o desfachatez, y más allá de los chistes, la entrevista no pasó desapercibida para la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). Tras recibir una queja del Colegio de Periodistas de Murcia, en junio de 2014 la FAPE puso a trabajar a su Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología. Un mes después, el organismo emitió una resolución en la que señalaba (la negrita es mía):
Por lo expuesto, desde la defensa de la libertad de expresión, así como de la necesidad de velar por la calidad y credibilidad del periodismo y a partir de que la primera exigencia del periodismo es el respeto a la verdad, sin tergiversación o deformación, no nos hallamos ante una buena práctica periodística, pues el método de esta entrevista imaginaria, no tiene la misma garantía de veracidad que una entrevista real con la persona concernida. Además puede también afectar al derecho a la intimidad y la propia imagen, a la que la persona presuntamente entrevistada tiene derecho, aunque sea un personaje público.
Obviemos por un momento el tono burocrático y los excesos eufemísticos de la Comisión. Aunque no puedo sino enarcar una ceja y dejar escapar una sonrisa ante ese «el método de esta entrevista imaginaria, no tiene la misma garantía de veracidad que una entrevista real».
Uno pensaría que no hace falta la movilización de un colegio regional de periodistas, la federación nacional que lo acoge y una comisión de deontología para llegar a esa conclusión o para dictaminar que «no nos hallamos ante una buena práctica periodística». Pero la realidad, siempre tozuda y dispuesta a callarnos la boca, demuestra que sí hace falta. Que nunca es ni será suficiente. Que cuando se trata de faltas periodísticas ninguna advertencia o condena es excesiva.
Por mucho que nos indignemos y burlemos en redes sociales, por muchas bromas que hagamos a su costa, la entrevista imaginaria es una práctica más común de lo que uno, perdón, imagina.
Mientras leía los pormenores de la falsa entrevista con la ahora reina Letizia, recordé otros tres casos emblemáticos de entrevistadores con debilidad por la fabulación. Estos sí con nombre y apellido, no anónimos como en el caso de Diez Minutos.
Nahuel Maciel
A principios de los años 90, el periodista Nahuel Maciel hizo fama en el suplemento cultural del diario argentino El Cronista Comercial, donde publicó extensas entrevistas con autores como Gabriel García Márquez, Carl Sagan, Umberto Eco, Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti.
Su fecunda y ficticia relación con el primero dio incluso pie a un libro titulado Elogio de la utopía, firmado por el propio Maciel y García Márquez, que además llevaba un prólogo de Eduardo Galeano. Todo era mentira. Las conversaciones entre los dos autores que conformaban el libro, el prólogo de Galeano y hasta la carta que supuestamente le había enviado el escritor colombiano a Maciel y que este leyó en la presentación del libro durante la Feria del Libro de Buenos Aires celebrada en abril de 1992.
En febrero de 2010, el suplemento Il Venerdi del diario italiano La Repubblica traía una entrevista con el escritor americano, fallecido hoy miércoles 23 de mayo de 2018, Philip Roth. Durante la conversación, la periodista Paola Zanuttini le preguntaba al novelista americano «¿Está decepcionado con Barack Obama? En una entrevista con un periódico italiano, Libero, indica que incluso le resulta antipático, así como ineficiente y adormecido en los mecanismos del poder». A lo que Roth le responde que nunca ha dicho eso, que de hecho opina todo lo contrario y que nunca ha hablado con ese diario.
Portada de Il Venerdì, 26 de febrero 2010
Roth no se quedó contento con desmentir las declaraciones falsas que se le atribuían. Sino que empezó él mismo a tirar del hilo de la mentira. Primero dio con el nombre del periodista que decía haberlo entrevistado: Tomasso Debenedetti. Y de ahí, tras una breve búsqueda online, se topó con una entrevista a otro autor norteamericano escrita por Debenedetti. La víctima, esta vez, era John Grisham.
La entrevista había sido publicada por tres medios italianos distintos: Il Resto del Carlino, La Nazione e Il Giorno. Y, al igual que en la supuesta conversación que había mantenido con Roth, Debenedetti ponía en boca de Grisham una crítica al entonces presidente norteamericano: «El entusiasmo del año pasado queda ya lejano. La gente está molesta con Obama por haber hecho poco o nada y por haber prometido demasiado».
Todo esto lo cuenta la periodista Judith Thurman en una pequeña pieza que escribió para The New Yorker en abril de 2010. Thurman dio luego seguimientoal caso y encontró más entrevistas fraguadas por Debenedetti. La lista del prolífico falsificador italiano es tan larga como ambiciosa e incluye los nombres de los siguientes escritores: Gore Vidal, Toni Morrison, E. L. Doctorow, Gunter Grass, Nadine Gordimer, Jean-Marie Gustave Le Clézio, Herta Müller, A. B. Yehoshua, Scott Turow, V. S. Naipaul, José Saramago, J. M. Coetzee, Elie Wiesel y Noam Chomski. A los que, además, hay que sumar un puñado de personalidades como el Dalai Lama, Lech Walesa, Mijaíl Gorbachov y Joseph Ratzinger.
En junio de 2010, el entonces corresponsal del diario El País en Roma, Miguel Mora, consiguió entrevistar y hacer confesar a un nada arrepentido Debenedetti, quien declaraba: «Me gusta ser el campeón italiano de la mentira. Creo que he inventado un género nuevo y espero poder publicar nuevos falsos en mi web, y la colección en un libro. Por supuesto, con prólogo de Philip Roth». Por supuesto, como vamos viendo, Debenedetti no inventó nada más que los encuentros y respuestas de sus supuestos entrevistados.
Ximena Marín
El 26 de julio de 2017, el diario chileno La Tercera publicaba en su página web una nota titulada «Las entrevistas que no debimos publicar». En ella el diario explicaba que dos días antes había publicado una entrevista con el ex presidente español José Luís Rodríguez Zapatero escrita por la periodista Ximena Marín que, según la oficina de prensa del ex presidente, no se había «producido, ni presencialmente ni por ningún otro medio».
Según la misma nota de La Tercera, un mes antes, el 26 de junio, el diario había publicado otra entrevista falsa de la misma autora con un ex mandatario extranjero. Esta vez el ex presidente colombiano Álvaro Uribe. Para confeccionar sus entrevistas, según el periódico, la periodista Marín…
…seleccionó intervenciones públicas de dirigentes políticos españoles y las convirtió en entrevistas; recogió citas de ruedas de prensa y las presentó como conversaciones exclusivas; utilizó entrevistas radiales sin citarlas e incluso construyó supuestas entrevistas con declaraciones de terceras personas.
El 30 de agosto del mismo año, la periodista Andrea Moletto, de The Clinic, medio que dio amplia coberturaal caso, publicó una estrambótica entrevista con Ximena Marín en la que esta afirmaba, de forma muy poco convincente, que «es la primera vez que hago una cosa así».
A diferencia de Diez Minutos –que pese a todo dejaba clara desde la portada la naturaleza ilegítima de la entrevista con Letizia–, Maciel, Debenedetti y Marín publicaron sus trabajos con la intención de engañar tanto a sus empleadores como lectores. Podría decirse que Diez Minutos, con su desfachatado alarde de transparencia, fue el único que quizá innovó en el arte de la entrevista falsa. Habrá que ver quién es el próximo en perennizar este viejo género pseudoperiodístico.
ADENDA
Me recuerda en Twitter el periodista David Hidalgo, director fundador de Ojo Público, que el conocido escritor peruano Abraham Valdelomar publicó una entrevista con el Señor de los Milagros, la famosa imagen de Jesucristo que veneran muchos fieles católicos en Perú y que sale en procesión cada año durante el mes de octubre.
Ojo que existe una famosa -y divertida- entrevista imaginaria peruana: la que Valdelomar le “hizo” al Señor de los Milagros. Lo digo por esa que bromeaba con entrevistar a un faraón.
La entrevista se publicó en el diario La Prensa el 20 de octubre de 1915, bajo el título Reportaje al Señor de los Milagros e iba firmada con el seudónimo habitual de Valdelomar, El Conde de Lemos. A continuación, un fragmento:
Yo vengo a Ti, Señor, porque tu sombra me conforta y enaltece. Soy un pobre creyente sin pretensiones y además, soy suscriptor de “La Unión”. Jamás he hecho contra ti campaña alguna. Soy ignorante y sin embargo, creo que Juliano el Apóstata no jugaba limpio contigo…
El lienzo se mueve ligeramente y una voz dulcísima se pronuncia:
– Te agradezco mucho. ¿Qué quieres?
– Dos cosas, Señor: ser tu cicerone y que me des un reportaje.
– Habla.
– Pues bien, Señor: ¿No te molestan estos cánticos chillones? Estas viejas que gritan. Tú, acostumbrado a la música celestial y a los coros de los Serafines… pero resígnate. Peor sería que trajeran a “la Chispita” ¡Ay! Eso es de correr…
– Doblemos esa foja…
– Doblada
– ¿Quién eres tú?
– Soy periodista, Señor y billinghurista..
– ¡Unn! ¡Periodista!. Gente nueva. En mi tiempo no había periodistas.
– Por eso te crucificaron sin protesta. Ya hubiera habido en Judea un diario de oposición para ver las cosas que le dijera San Pedro a Pilatos…
Como entenderá cualquier lector atento y con sentido del humor, la «entrevista» de Valdelomar era una broma de inicio a fin y no tenía intención de engañar a nadie. Pueden leerla completa aquí.
Abraham Valdelomar, retratado por Martín Chambi
ADENDA
A través de un tuit, el periodista Eduardo Suárez me dirige a otra «innovación» del género:
Esta otra de 2013 da un paso más: diálogo imaginario entre dos presidentes https://t.co/E8ZAy3stAL
En esta ocasión, la entrevista imaginada es un diálogo entre Barack Obama y John F. Kennedy, obra del periodista Enric González. Para quienes no lo conocen, González es uno de los periodistas más admirados, con razón, por sus colegas en España. Fue durante años corresponsal del diario El País en distintas ciudades. Primero en Londres, luego en Nueva York y Roma.
Esas estancias produjeron tres libros de memorias –a los que habría que sumar un cuarto Historias del calcio (recopilación de la columna sobre el torneo italiano de fútbol que escribió semana a semana durante cuatro años)– que se encuentran entre los mejores libros escritos por un periodista español durante los años 2000 (Historias de Londres es originalmente de 1999 pero su primera edición, a cargo de Península, desapareció de las librerías rápidamente y el libro era imposible de encontrar hasta que fue reeditado por RBA en 2007).
Desde 2013, González es columnista en el diario El Mundo y colaborador habitual de la revista digital Jot Down, empresa con la que también ha publicado un par de libros. Memorias líquidas, una memoir de su formación periodística, y Cada mesa un Vietnam, una antología de textos sobre el oficio en la que incluye a autores como Leila Guerriero, Martín Caparrós, Miguel Ángel Bastenier, Mónica G. Prieto, Manuel Jabois, Rosa Montero o Jordi Pérez Colomé.
¿Por qué González, un periodista experimentado y, sin duda, una de las cabezas más brillantes del periodismo español contemporáneo, llegó a pensar que este diálogo de aquí abajo es una buena idea?
Kennedy.— Estoy, estoy. Pero no me llames señor. Ya eres más viejo que yo: tienes 52 años, y yo me quedé para siempre en los 46. Mejor nos tuteamos.
O.— Sí, señor. Sí, Jack. Quería preguntarte algo que tal vez te parezca estúpido. ¿Crees que mi presidencia será considerada un fracaso?
K.— Oh, otra vez. Todos preguntáis lo mismo. ¿Quieres la verdad? La mayoría de los presidentes fracasan. Salvaría a Reagan, porque era simpático y tenía suerte, y a Clinton, un patán muy listo y muy cínico. A ti, francamente, te veo por debajo de la media. Pero no sufras, pasaste a la Historia el mismo día de tu elección. ¡El primer presidente negro! Con eso te vale.
La verdad que se me escapa.
¿Qué necesidad puede tener un columnista reconocido, al que no le faltan espacios donde exponer su opinión, de poner en boca de un muerto ilustre aseveraciones o ideas que, no hace falta imaginar demasiado, son probablemente las suyas? Un breve ejemplo (las negritas son del original):
O.— Vale, vale. Oye, me quedan tres años de presidencia. ¿Qué me aconsejas?
K.— Identifica correctamente a tus enemigos. Supongo que el 11 de septiembre os marcó de forma profunda, pero Al Qaeda nunca fue y nunca podrá ser el principal enemigo de Estados Unidos. Ya mataste a Osama Bin Laden. Ya has cumplido. Mira, heredaste un déficit monstruoso y has conseguido aumentarlo. Sí, ya sé, la crisis. Pero China, que es el auténtico enemigo, es quien financia ese déficit y te tiene amarrado por los huevos. Te pasas la vida haciendo reverencias ante los chinos, mientras ellos te comen terreno pasito a pasito. Sé firme, pon las cuentas en orden y convence a los americanos de que Estados Unidos es aún la gran potencia y el bastión de la libertad.
O.— Hablas como si fueras del Tea Party.
K.— Están zumbados, pero tienen algo de razón. Querías un consejo y te lo he dado. Aún te daré otro, aún más importante: nunca uses un coche descapotable.
En más de una ocasión he escrito y dicho en público lo ridículo que resulta que el periodista César Hildebrandt sea considerado una suerte de tótem del periodismo peruano. Un ejemplo a seguir para los jóvenes periodistas de la alicaída prensa nacional. Su semanario, Hildebrandt en sus trece, una especie de faro en la penumbra, cuyas iluminadoras investigaciones cuentan lo que otros medios callan.
Sí, claro.
Cada vez que alguien me ha preguntado por qué afirmo eso, ya sea en redes sociales, una conversación entre colegas o incluso en una charla con estudiantes a la que he sido invitado, he respondido siempre lo mismo: porque sé, a ciencia cierta, que Hildebrandt en sus trece publica mentiras. No solo eso, publica mentiras que saben que son mentiras. Y sus periodistas no realizan el más mínimo esfuerzo por verificarlas.
¿Cómo lo sé? Porque algunas de esas mentiras se han referido a mí y a mi trabajo.
Voy a centrarme únicamente en la última. Pero aportaré antes un poco de contexto.
El 17 de enero de 2017, el reportero de Hildebrandt en sus trece Eloy Marchán publicó este tuit en su cuenta:
A los pocos minutos de publicado, recibí varias llamadas, emails y mensajes de amigos periodistas, más de uno empleado del Grupo El Comercio, incluso un par de miembros del directorio (sí, el mismo directorio con que supuestamente había tenido un incidente). Todos me preguntaban lo mismo: ¿qué ha ocurrido?
A todos respondí lo mismo. Nada. No ha ocurrido nada.
Es más, cuando otra periodista, Paola Miglio, actual crítico de restaurantes del diario El Comercio y amiga mía, le reclama y le indica que debería verificar sus fuentes, Marchán redobla su apuesta:
La información está confirmada, pero entiendo que defiendas a tus amigos.
La obsesión de Marchán duró hasta una semana después, cuando publiqué mi columna de despedida en Perú21:
La estremecedora despedida de Diego Salazar de @Peru21pe Lo cierto: sacado por caída en ventas, contratar polémico colombiano y problemático pic.twitter.com/apfPk0dzJu
En su nuevo tuit, mi supuesto despido ya no estaba relacionado con un «incidente con el directorio», sino que era consecuencia de «caída de ventas», la contratación de «polémico colombiano» y ser «problemático».
Hoy viernes 17 de noviembre, la obsesión de Marchán conmigo y Perú21 ha vuelto a aflorar en las páginas de Hildebrandt en sus trece.
En un «reportaje» titulado Crisis en «El Comercio», donde Marchán elucubra de forma fantástica acerca de las razones detrás de la renuncia de Juan José Garrido a Perú21,el reportero afirma lo siguiente:
No voy a entrar a desmentir las varias falsedades de Marchán acerca del trabajo de Juan José y el estado de Perú21. Teniendo en cuenta que yo dejé el diario en febrero, no es a mí a quien corresponde hacerlo. Si a alguien le interesa, Juan José ha escrito con detalle en su página de Facebook acerca de los motivos que lo llevaron a irse, tras cuatro años al mando. Entre otras cosas, Juan José dice:
El motivo es simple, y tal vez por ello difícil de entender para algunos: creo que cumplí mi ciclo en el diario, y por eso es que doy un paso al costado. Perú21 es un diario líder por su equipo, estructura, y soporte administrativo, pero sobre todo por su calidad e independencia, y el apoyo incondicional de una familia que muere por protegerla. Mi renuncia no tiene nada que ver ni con una caída en las ventas (que no caen, dicho sea de paso), menos aún por un tema financiero (que está en azul, y aporta considerablemente al grupo), y mucho menos por una desavenencia con la familia Miró Quesada, alguno de sus órganos o alguien relacionado a la gobernancia de la misma (quienes actúan con un respeto por la independencia que es, sencillamente, indiscutible e innegable). Tampoco es una movida al interior del grupo, ni existe una conversación pendiente en otra línea.
Por supuesto, Marchán en ningún momento llamó a Juan José Garrido ni a nadie con conocimiento del asunto dentro de la empresa para verificar su supuesta información. Como no me llamó a mí en enero, ni ahora, al afirmar que me habían despedido.
Si me hubiera llamado, podría haberle explicado, como le expliqué a la redacción y a todos aquellos que se interesaron por mi salida del diario, que nadie me había despedido. Que hacía dos semanas, en una reunión fuera de la oficina, yo le había dicho al entonces director del diario, Juan José Garrido, que tras tres años dedicado a Perú21 quería marcharme.
¿Las razones?
Las que expliqué en el artículo que Marchán llama «estremecedora despedida» en el último tuit que me dedicó a finales de enero. Pueden leerlo aquí, en la página web del diario. Aquí hay una versión ampliada. Se titula No hemos entendido nada. Como este blog, como el libro en que vengo trabajando desde hace casi dos años y que publicaré en breve. Terminaba así, discúlpenme la autocita:
Si me alejo es para intentar comprender, para intentar reducir ese «nada» del título de mi futuro libro y convertirlo con suerte en «algo»; para poner cierta distancia, algo de tiempo y muchas lecturas en el esfuerzo por entender qué estamos haciendo mal, qué debemos rescatar de aquello que hacíamos bien y qué estamos obligados a hacer mejor si no queremos ver nuestro oficio morir de irrelevancia.
Una de las cosas que medios como Hildebrandt en sus trece y periodistas como Eloy Marchán están haciendo mal es mentir. Mentir a conciencia para intentar que la realidad calce como sea en la visión conspiranoica y errada que tienen del periodismo.
The piece was written by Tracy Ollerenshaw‘s, reporter for Newsbeat, a famous radio news show on BBC 1 focused on stories for young audiences -which has become an euphemism for shocking and often poorly reported stories.
The article was seasoned with several pictures of Marnie-Rae Harvey, a seventeen years old British girl, who, according to Newsbeat, has a rare and undiagnosed illness that make her bleed through her eyes, ears and several other parts of her body.
Both stories were almost identical, several quotes and snippets were exactly the same, even though none of them mentioned the rival site as a source. The pictures were also the same, both dailies gave credit for them to the «mystery girl», the nickname doctors gave Marnie according to the media sites.
Nor of those articles were Marnie-Rae Harvey story’s debut on British media. Well, to be precise, Marnie Harvie’s story. On December 21st 2015, the reporter Jennifer Tippet published an «exclusive» article on The Sun: The girl who cries BLOOD … the mystery ailment of girl, 18, whose eyes and ears bleed 5 times a day , that covered almost all the same details later revealed by The Sun’s March story, even though there is not a single mention of Tippet’s «exclusive» story, which The Sun ran only two months a half before.
But it was not until Tracy Ollerenshaw, BBC Newsbeat reporter, found Marnie-Rae Harvey, the story got traction on sites all over the world. It seems very safe to say Ms. Ollerenshaw found Ms. Harvey on March 6th. This is a comment the Newsbeat BBC reporter posted on Ms. Harvey’s Instagram account that day:
If you run a Google search looking for Marnie-Rae Harvey or Marnie Harvie, isolating results until March 6th, the only mention is The Sun’s piece from December 28th 2015. According to Google’s search engine Marnie-Rae didn’t exist for the Internet before that, so it is safe to assume Ms. Ollerenshaw got to know about her story because she read Jennifer Tippet’s article for The Sun. Although, she didn’t mention it in the one she published on BBC Newsbeat on March 10th.
Once translated, the story got picked up by Spanish language newspapers and news sites all across the world. Some of them credited BBC, others simply copy-pasted it not even bothering to mention the source. Why should they? Once you have that headline and those pictures who has time for trifles? Particularly if the original story comes from one of the most prestigious news brands in the world.
What all those journalist who lifted the story didn’t know is that nowadays not even BBC has time for trifles. Let’s call trifles the minimum verification process a journalist should go through before filing copy. This would have made all of them question at least the authenticity of those pictures and a headline that combines the words: girl, bleeding, eyes.
If you go through the trifles of BBC’s original story, you will realize all the pictures are credited to Gareth Iwan Jones. All of them: the portrait and the other three pictures of Marnie-Rae Harvey bleeding from her eyes and ear, poorly illuminated and looking like if they were taken with an average phone camera.
Let’s see: Gareth Iwan Jones ( www.garethiwanjones.com) is a professional photographer based in Bristol who regularly publishes celebrity portraits on British media. Let’s say it seems offhand that the same photographer responsible for this…
Or this…
Would be the same guy who selling these pics to the BBC:
So, I sent Mr. Jones a Twitter direct message. He responded immediately and gave me his email address. I emailed him, and he wrote back saying the portrait was his but the other pictures were taken by Marnie herself on her phone.
On a second email, I asked him if he saw Marnie-Rae bleeding while he spent time with her. A few minutes later he responded saying he did not, she didn’t have an «episode» during the session, which lasted a couple of hours.
Also, Mr. Jones told me that if I was interested on the story I should contact Kim from Phoenix Features, «she is Marnie’s media agent and has put the story to the UK media», and he gave me Kim’s email address.
While I was waiting for Mr. Jones’ answer, I also sent an email to BBC Newsbeat editor, ultimate responsible for Ms. Ollerenshaw’s story on the bleeding-eyes girl.
Anna Doble, the editor, emailed me back almost immediately. Short summary: Tracy Ollerenshaw talked to Marnie-Rae Harvey herself. In fact, they had a long chat. «Her case seems genuine.» They have more pictures they didn’t use. They talked to Kim from Phoenix Features about the pictures but finally they got them from Marnie. It was Marnie who told them who should be credited for the photographs. They were in contact with Marnie in order to shoot a video with her next week. And last but not least, the BBC don’t pay for stories.
After my first exchange with BBC Newsbeat editor, I contacted Marnie-Rae Harvey myself. It wasn’t hard, a simple Google search led me to a Twitter account on her name. So, I sent her a message. She answered back a few minutes later, and we started an exchange through DM. I introduced myself, explained my interest on her story and asked for an interview. Three short DMs later, Ms. Harvey directed me to her agent, Kim Willis from Phoenix Features. I asked her if that was the only way to get an interview with her and if she thought Ms. Willis would charge me for it. She answered yes to both questions. I insisted a bit and asked if Newsbeat BBC’d paid for the story too.
Here Ms. Harvey lost her laconic style and said:
«Kim runs phoenixs,bbc and all the other reporters have to email kim first to ask about the story and decide a price for the story,I have more pictures of the bleeding which haven’t been published yet,but it depends on what your willing to pay» (sic)
Phoenix Features advertises itself on its website ( http://www.phoenixfeatures.co.uk/ ) as an agency to «sell your story» and promises «getting you the best deal available for your real life story». Straightforward. «Are you looking to sell your story? You’ve come to the right place. We will able to tell straight away if we think we can help you to sell a true life story» (sic)
Which stories sell well? Phoenix Features has the answer:
Anything bizzare or heart warming
Love against the odds
Odd couples, surprise events, acts of friendship
Handling Press Attention
Funny or Crazy Pictures
Health Story
Surviving Illness Stories
Funny or uplifting Story
Amazing Pictures
Celebrity Scandal
After browsing Phoenix Features’ site for a while, I sent an email to Kim Willis, asking if it would be possible to interview Marnie-Rae Harvey, the girl who bleeds through her eyes. Willis emailed back 5 minutes later: «Yes, it is potentially possible but you would have to pay to purchase the story / Marnie’s pictures and contact details.»
How much would it cost? What was included on the price tag? Was this the only way to talk to Ms. Harvey’?
£200 pounds for «a copy of my story and a selection of pictures» . Yes, it was the only way.
Would it be possible to be referred to at least one of the physicians treating her?
Yes, but no. First, Ms. Willis said «one of her many doctors would be happy to talk». That said, «Are you confirming £200 all in?»
I insisted I would need to talk to at least one of the physicians. Mr. Willis now said Marnie is «worried that it would offend her doctors. She can give you quotes from her medical notes but doesn’t want to put you in touch with a doctor.»
That was the end of my exchange with Phoenix Features. Few days later I sent Ms. Willis a new email saying I’d need at least one doctor confirming Marnie-Rae’s story. I’ve never heard back from her.
Two weeks after my last exchange with Newsbeat BBC editor, Ms. Anna Doble, I sent her an email asking if they had already shot Marnie-Rae Harvey like she said they will 16 days ago. I also told her I contacted Phoenix Features, but Kim Willis said I had to pay for an interview with Ms. Harvey.
Ms. Doble emailed me back almost an hour later: They haven’t shot the video with Marnie-Rae, they’ve «decided to give Marnie a month or so before trying to film. We only paid to use the photos.»
I responded immediately: Which pictures? The portrait by Gareth Iwan Jones or the other pictures Marnie-Rae took with her phone?
I also wanted to know if she and the reporter find suspicious the fact that only Marnie and her family had seen the bleeding? Or that Marnie and her PR didn’t want to disclose the name of any of the physicians treating her?
A few hours later, Doble said: «We also spoke to her mother. We paid a very small fee for the images».
I only could insist: Do you normally pay for pictures directly to the source? Isn’t it weird that the mother says the bleeding never stops but Marnie-Rae was not bleeding when your reporter interviewed her (she did interview her in person, right?) or when Gareth photographed her?
Newsbeat BBC editor emailed back: «We spoke to her on the phone».
So, this is what I knew so far:
A Newsbeat BBC reporter —Tracy Ollerenshaw— published an incredible story about a British teenager who claims she bleeds through her eyes and ears. No one aside the girl herself and her mother had seen her bleed. Newsbeat BBC editor, Anna Doble, admits her reporter, Ms. Ollerenshaw, only interviewed her subject over the phone.
An agency, whose business is to sell stories to media outlets, and also represents Marnie-Rae Harvey’s interests, sold the girls’ pictures and testimony to whoever is willing to pay for them. Newsbeat BBC editor, Anna Doble, admitted they paid, although only for the pictures.
The agency who represents and sells Marnie-Rae Harvey story refused to give the name and contact of any of the numerous physicians who allegedly treated the girl who bleeds through her eyes.
Both the reporter and editor of Newsbeat BBC decided that was alright and went ahead without checking Marnie’s and her mother’s testimony. They don’t have any other source —a neighbor, a school friend, a doctor—, none of them had seen her bleed, and they go ahead even when Marnie’s illness is so rare that, if confirmed, it would make her one of only two documented cases of haemolacria —the medical term for crying blood— in the world.
Hundreds of sites all around the world replicated the fabulous story of Marnie-Rae Harvey, the girl who bleeds through her eyes and ears, without even pausing to verify it.
Trifles, you know.
At this point I am unable to verify whether Marnie-Rae Harvey really bleeds through her eyes and ears, although it seems highly unlikely. I didn’t pay the £200 her agent, Kim Willis, asked for the story. When I pushed for the doctors’ contact and made it clear that without them I had no story, I never heard from the agent again.
Ms. Ollerenshaw and Ms. Doble weren’t able to verify the story either. Not with the reporting they had conducted so far. A phone conversation with the girl and the pictures herself charged them for the right to publish are all they had to corroborated an astonishing and groundbreaking medical story. That’s it. Trifles, indeed.