La agencia EFE, Serguéi el Renacido y Dostoyevski

Por alguna razón que desconozco, los domingos el algoritmo de Facebook parece ser más amable con el contenido publicado por medios que comparten mis contactos.

Gracias a ello, hace unos días me topé con esto:

En efecto, como decía el crítico y escritor Jorge Carrión, se trata de una historia digna de Dostoyevski, o del Emmanuel Carrère de Una novela rusa (por cierto, vale la pena que lean esto que Carrión escribió hace unos meses sobre Carrère).

Este es el cuerpo de la nota como la publicó la página web del diario El País:

Un ciudadano ruso dado por muerto apareció inesperadamente en sus exequias más de una semana después de que la familia celebrara su supuesto entierro, informaron este viernes los medios rusos.

El insólito hecho tuvo lugar en la ciudad siberiana de Kémerovo, donde tras un incendio declarado en una vivienda particular, los lugareños dieron por muerto al dueño de la casa, llamado Serguéi.

Los supuestos restos de Serguéi fueron reconocidos por su hermana, tras lo cual la familia procedió al entierro del cadáver.

Nueve días después de los funerales, la familia volvió a reunirse para una comida en homenaje del difunto en la que por sorpresa irrumpió «el muerto».

En declaraciones a la prensa, el hombre dijo que vive cerca del lugar donde se declaró el incendio, sin que él se viera afectado, y se enteró de su propia «muerte» a través de un amigo, quien vio su tumba en un cementerio.

A raíz del error, el ruso vio como todos sus documentos quedaron invalidados y ahora únicamente tiene en sus manos un certificado de defunción para confirmar su identidad.

Las autoridades han puesto en marcha las correspondientes diligencias para aclarar el suceso y ayudar al afectado a recuperar su documentación.

La nota viene firmada por la agencia EFE:

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Ya he escrito en alguna ocasión acerca de la manera en que los medios de todo el mundo procesan la información que reciben a través de agencias noticiosas.

Pero, ¿qué es una agencia noticiosa?

Voy a dejar que la propia agencia EFE lo explique. Este texto se encuentra en la página de presentación del site de la agencia:

[EFE es] La primera agencia de noticias en español y la cuarta del mundo, con más de setenta años de trayectoria que avalan su imparcialidad, su potencia, su credibilidad y su inmediatez.

Una empresa informativa multimedia con una red de periodistas mundial, donde más de tres mil profesionales de 60 nacionalidades trabajan 24 horas al día desde más de 180 ciudades de 120 países y con cuatro mesas de edición en Madrid, Bogotá, El Cairo (árabe) y Río de Janeiro (portugués), para ofrecer sus productos a clientes en los cinco continentes.

(…)

EFE distribuye casi 3 millones de noticias al año en los diferentes soportes informativos: texto, fotografía, audio, video y multimedia, que llegan diariamente a más de dos millares de medios de comunicación en el mundo.

Ofrece instantáneamente desde su red mundial de delegaciones y corresponsalías, la visión latina del mundo en español, portugués, inglés, árabe, catalán y gallego.

Cuenta en España con delegaciones en las capitales de las 17 comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla, y subdelegaciones en otras ciudades españolas.

Tiene mayor número de lectores que cualquier diario de tirada nacional [en España, se entiende].

Más del cuarenta por ciento de la información internacional de agencias publicada en América Latina es de EFE.

EFE cuenta en América con 884 clientes.

Esos clientes de los que habla la agencia son redacciones de medios repartidas por todo el mundo. Las agencias noticiosas producen información que venden, por lo general a través de distintos paquetes de suscripción, a esas otras redacciones que pagan por el derecho a reproducir esas noticias, artículos, fotografías, videos, etc.

Las agencias de noticias son una institución casi tan antigua como el periodismo moderno. La primera agencia noticiosa del mundo fue creada en 1835 por un escritor y traductor francés llamado Charles-Louis Havas. Esa agencia, que tomó su nombre del apellido de su fundador, Havas, se convertiría un siglo después, en 1940, en la Agence France-Presse (AFP), la más importante del mundo francófono.

Once años después de fundada Havas en Francia, en 1846, cinco periódicos neoyorquinos –The Sun, The New York Herald, The New York Courier and Enquirer, The Journal of Commerce y The New York Evening Express– unieron esfuerzos para cubrir entre todos los gastos de cobertura que generaba la guerra México-Americana. De esa alianza nació Associated Press (AP), aunque durante sus primeros años de existencia, hasta 1892, se le conoció como New York Associated Press (NYAP).

Un breve inciso aquí, porque me gustaría ilustrar cuán antigua y estrecha es la relación entre agencias y diarios (o medios). El principal impulsor de esa asociación entre diarios neoyorquinos, la NYAP, fue Moses Yale Beach, propietario de The Sun. En 1835, Beach se había hecho con el control del diario, que había sido fundado un par de años antes por el hermano de su esposa: Benjamin Day.

¿Por qué es esto importante? Porque como expliqué en otro artículo, fue Benjamin Day, en The Sun, quien inventó el modelo de negocio que se convertiría en el estándar de la industria durante casi 200 años (hasta nuestros días) y que daría luz al periodismo como lo conocemos: el modelo ad-driven o basado en avisos publicitarios.

Sigo. La contraparte británica de Havas/AFP y Associated Press, y la tercera agencia noticiosa más importante del mundo, Reuters, nace también en el siglo XIX, en 1851. Fue fundada por Paul Julius Freiherr von Reuter, un ex empleado bancario e impresor de origen alemán, que trabajó brevemente en la agencia Havas en París entre 1848 y 1849 antes de regresar a Berlín donde fundó su propia agencia en 1850. Un año después, Reuter se mudó a Londres y abrió ahí, junto a la Bolsa de Valores londinense, una oficina de su agencia noticiosa, la hoy conocidísima Reuters.

Es esa antigua relación, así como los elevados estándares que las agencias noticiosas fueron desarrollando y manteniendo en sus casi dos siglos de existencia, lo que explica la confianza que los periodistas en redacciones de todo el mundo depositan en la información que estas producen. Por supuesto, también influye que los servicios de una agencia noticiosa no sean baratos y que, si están pagando por ellos, es evidente que los responsables de medios optarán por utilizarlos lo más posible para justificar el gasto. Por todo ello, como escribí ya alguna vez:

la información proveniente de una agencia suele ser tratada por los periodistas como ya confirmada y lista para publicar sin necesidad de verificación alguna.

Pero, ¿qué ocurre cuando tenemos medios en situación de recorte de gastos, con plantillas menguantes y, a la vez, una demanda creciente de «contenido» con que llenar las páginas webs y los distintos canales de redes sociales donde distribuyen la información que «producen»?

Ocurre que la información producida por estos medios se apoya cada vez más en la que producen las agencias noticiosas. Información que, de nuevo, no necesita verificación alguna y viene ya empaquetada y lista para su inmediata redistribución.

En 2016, un equipo de profesores de la Universidad Vrije (UV) de Ámsterdam y la Universidad Erasmo de Róterdam realizó un estudio para conocer el impacto de la información producida por la Algemeen Nederlands Persbureau (ANP), la principal agencia noticiosa de Holanda, en la cobertura política de los medios de ese país. El estudio se llama A Gatekeeper Among Gatekeepers y puede consultarse de forma gratuita aquí.

Sus hallazgos son fascinantes. Échenle un vistazo a este cuadro:

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Fuente: A Gatekeeper among Gatekeepers. Journalism Studies. Kasper Welbers, Wouter van Atteveldt, Jan Kleinnijenhuis & Nel Ruigrok (2018)

Lo que los investigadores encontraron es que «en los cuatro diarios que contaban con una suscripción al servicio de ANP, entre el 50% y 75% de las noticias de índole política eran copias (parciales) de artículos de la ANP». Encontraron también que «alrededor del 85% de esas copias (parciales) habían sido publicadas dentro de la hora siguiente de publicada la nota de ANP». Lo dicho, contenido listo para ser redistribuido de inmediato.

Entre los medios analizados, los investigadores holandeses encontraron una sola excepción. El site de NRC Handlsblad, a diferencia de todos los demás, no publicaba «con frecuencia copias (casi) idénticas de los artículos de ANP». ¿La razón? NRC Handlsblad «no estaba suscrito al servicio de ANP en 2013».

Esto, claro, no ocurre únicamente en Holanda. En el libro Flat Earth News (que he citado ya en otra ocasión), publicado en 2009, el periodista británico Nick Davies trabajó con un equipo de investigadores del School of Journalism, Media and Cultural Studies de la Universidad de Cardiff para analizar unos 20 años de cobertura periodística en Inglaterra. Entre otras cosas, el equipo de la Universidad de Cardiff descubrió lo siguiente:

El 30% de las noticias de la sección País [o nacionales] publicadas por los cinco diarios más prestigiosos de Fleet Street [la histórica calle donde estaban antiguamente alojadas las redacciones de los diarios londinenses] eran reescrituras directas de notas provenientes de PA (Press Association, la otra gran agencia británica junto a Reuters) u otras agencias menores. Un 19% de las notas eran en buena medida reproducciones de lo publicado por esas mismas agencias. Y un 21% contenían elementos provenientes de ellas. Esto supone un total de 70% de artículos noticiosos que han sido escritos parcialmente o por completo utilizando notas de agencias, por lo general de PA.

Y es así en todas partes, como cualquier periodista que haya pasado por una redacción ha podido comprobar.

Lo que nos lleva de vuelta a Serguéi, el habitante ruso de la «siberiana ciudad de Kémerovo» que volvió de la muerte para sorprender a su familia y vecinos, según cuenta la agencia EFE y publicaron El País, ABC y el Heraldo en España, Televisa en México, RPP, El Comercio, América Noticias y Perú21 en Perú, así como Caracol Noticias en Colombia, entre otros.

Cada vez que me encuentro en la prensa con un hecho así de insólito, no puedo evitar preguntarme: ¿cómo sabe el redactor o redactora que eso ocurrió?

Así que volví a leer la nota de EFE. Les propongo que lo hagan ustedes mismos unos párrafos arriba. Tiene exactamente 200 palabras. Si se fijan con atención, verán que el primer párrafo indica que la noticia sobre Serguéi fue dada a conocer «este viernes [por] los medios rusos«. Más adelante, el redactor o redactora vuelve a aludir de forma oblicua a esos medios rusos. La nota consta de siete párrafos. El cuarto de los cuales inicia así: «En declaraciones a la prensa, el hombre dijo que…».

Ambas líneas nos invitan a pensar que el redactor o redactora de la agencia EFE no ha hecho sino reproducir lo que ha encontrado en medios locales rusos (¿Cuáles? ¿Cuántos?), pero a estas alturas opté por otorgarle a EFE, dado su prestigio, el beneficio de la duda.

Entonces, para intentar salir de dudas, decidí escribir a la delegación de EFE en Moscú. Según la propia página web de la agencia, la responsable de la delegación en Moscú es la periodista Céline Aemisegger*. Así que le envié un email a la dirección que aparece en esa misma página preguntando si ella había escrito ese artículo y si sería tan amable de compartir conmigo de dónde había sacado la información. Mientras esperaba su respuesta, empecé a indagar un poco más por mi cuenta.

Convendrán conmigo que la aparición de un hombre en sus exequias nueve días después de dado por muerto y enterrado, aun cuando su propia familia había reconocido el cadáver, es un hecho lo suficientemente curioso como para llamar la atención de la prensa de medio mundo. Por eso empecé a buscar si medios o agencias en idiomas distintos al castellano se habían hecho eco de lo ocurrido.

Primero busqué en francés. No encontré nada. Ni AFP ni ningún medio francófono había contado la increíble historia de Serguéi. Después lo intenté en inglés. Como expliqué antes, las principales agencias del mundo (AFP, Reuters y AP) utilizan esos dos idiomas.

Nuevamente, nada. Ni Reuters ni AP se habían interesado por el habitante ruso «vuelto» de la muerte. Ni ningún medio americano o británico (ni siquiera el Daily Mail o The Sun, tan aficionados a historias estrambóticas)

De hecho, encontré solo un medio en inglés que había reproducido la fantástica noticia del ciudadano de Kemerovo que había sorprendido a su familia al atender las exequias celebradas nueve días después de su muerte.

Esta es la nota, publicada por Meduza:

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Meduza es un agregador de noticias propiedad de la periodista rusa Galina Timoshenko, que publica tanto en inglés como en ruso desde su sede en Riga, Letonia.

Como la misma nota indica, la información sobre Serguéi o Sergey publicada por Meduza provenía de Interfax, la principal agencia independiente (no controlada o pagada por el gobierno) de noticias en Rusia. Así que me fui a buscar la nota original.

Es esta:

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Descuiden, imagino que su ruso es tan inexistente como el mío, por lo que me apoyé en Google Translate para saber qué es lo que Interfax tenía que contar de Serguéi el Renacido. La herramienta de traducción de Google suele funcionar mejor cuando trabaja desde otros idiomas al inglés, así que hice eso. Traduje al inglés, y de ahí me tomé la libertad de traducir yo mismo al español:

Un residente de Kuzbass, al que se creía muerto, asiste a «sus» exequias

Kemerovo. 17 de agosto. INTERFAX-SIBERIA – La investigación encontrará la identidad de un hombre que murió en un incendio y fue enterrado bajo el nombre de un residente de la ciudad de Kemerovo, informó a Interfax-Siberia este viernes el servicio de prensa de la oficina de investigaciones del Comité Investigador de la Federación Rusa en la región de Kemerovo.

«Se ha ordenado un examen genético para determinar la identidad del hombre que murió en el incendio», dijo la fuente.

De acuerdo a los medios locales, a principio de agosto tuvo lugar un incendio en un domicilio privado donde vivía un tal Sergey. El difunto fue encontrado en la casa, fue identificado por sus parientes, su muerte confirmada y el cuerpo enterrado. Nueve días después del funeral, los parientes de Sergey se reunieron para conmemorarlo. De pronto, Sergey apareció en la reunión. El hombre explicó que vivía cerca del accidente y que no sabía quién era el hombre encontrado en la casa quemada. Un amigo que había visto la tumba en el cementerio le dijo que lo habían «enterrado».

El servicio de prensa del Dirección General de la región del Ministerio del Interior explicó que el procedimiento para la identificación del cuerpo de una persona muerta en un incendio se realizó junto a un familiar del residente de Kemerovo de acuerdo a los requisitos establecidos por la ley.

«La información recibida de parte de los ciudadanos durante el procedimiento de identificación es la base legal para tomar decisiones sobre el entierro», dijo el portavoz.

De acuerdo a la prensa, este hombre con problemas de alcohol durante mucho tiempo ahora tiene como único documento un certificado de defunción. En un futuro cercano se realizarán las correcciones a la base de datos de la morgue y el registro civil, luego de lo cual será restablecido.

La nota de Interfax está fechada el 17 de agosto y cita, a su vez, a «medios locales». Así que me fui a buscar medios locales de la región de Kémerovo –también conocida como Kuzbass– que hubieran publicado la historia de Sergey en los días previos.

La nota más antigua, emitida el día 15 de agosto, y a la que hacían referencia todos los medios locales de Kémerovo es esta:

Corresponde al noticiero o telediario de la edición local de la Compañía Estatal de Televisión y Radioemisora de Rusia, conocido como Vesti-Kuzbass (Noticias Kuzbass). El titular de la nota televisiva es: Ciudadano de Kémerovo vino a visitar a sus familiares nueve días después del momento de su muerte. Aquí pueden verlo en su habitat natural, el site de Vesti-Kuzbass. El pie de la nota en el site dice:

Esta historia ocurrida en Kémerovo requirió la intervención de nuestros periodistas. Los parientes de Sergei Gapeev celebraban una ceremonia en su honor nueve días después de su muerte cuando este apareció este apareció sano y salvo. Resulta que la desconsolada familia había enterrado a una persona desconocida.

Gracias a ese pie y estas dos notas de medios locales (que pude leer también gracias a Google Translate), que utilizan el reportaje televisivo como insumo principal, podemos conocer algunos detalles más de lo ocurrido:

  • El apellido de Serguéi: Gapeev –nombre completo en ruso: Сергея Гапеева–, ausente en la nota de EFE que replicaron todos los medios en español, y también en la de Interfax.
  • Fueron los vecinos de la vivienda quemada los que dijeron a la Policía que el cuerpo encontrado en ella se parecía a Serguéi Gapeev.
  • La policía llamó a los parientes cuando encontraron el cuerpo para que lo identificaran. La hermana de Gapeev, Alla Palagina, notó que el cadaver no tenía dientes, mientras que su hermano sí contaba con ellos. «[La policía] insistió en que era mi hermano. Pero yo nunca les creí. Ni siquiera lloré en el funeral», dijo la hermana a las cámaras de Vesti-Kuzbass. Pese a ello, la policía insistió y siguió adelante con los trámites para dar por muerto a Gapeev y enterrarlo.
  • Durante todo ese tiempo, Gapeev vivió en una casa muy cerca de sus parientes y recién se enteró de que «había sido enterrado» a través de un amigo que vio la tumba.
  • Fue ahí que decidió ir a buscar a su familia. «¿Cómo que me enterraron? ¡Estoy vivo, vivo muy cerca de aquí!», dijo Gapeev a sus familiares. Según él mismo, cuando entró a la casa donde estaban conmemorando su muerte nueve días después, el esposo de su hermana gritó: «¡Oh! ¡El fallecido ha venido!».
  • La policía sabía que Gapeev llevaba «un estilo de vida antisocial», eso y los problemas con el alcohol por los que era conocido en la localidad probablemente llevaron a los oficiales responsables a cerrar el caso cuanto antes, total, ya había un cadáver, y evitarse mayores complicaciones.
  • Los parientes de Sergéi Gapeev afirman haber gastado 30 mil rublos (alrededor de US$ 440) en su entierro, quieren recuperar el dinero y exigen que el muerto desconocido sea desenterrado.

Comparemos toda esa información, tan rica en detalles, con la escueta nota distribuida por EFE, que, de hecho, ni siquiera menciona el nombre completo del renacido Serguéi.

Pero, sobre todo, más allá de los detalles y testimonios fascinantes que revela el reportaje televisivo de Vesti-Kuzbass y que reproducen los medios locales rusos, la nota publicada por la agencia EFE miente, ya sea de forma dolosa o por ignorancia (me inclino por esta última), en un aspecto fundamental.

Este: «Los supuestos restos de Serguéi fueron reconocidos por su hermana».

¿Por qué miente? Porque ya el día 15 de agosto, la hermana de Gapeev, Alla Palagina, había dicho a la televisión que ella no reconoció el cadáver. Textualmente: «[La policía] insistió en que era mi hermano. Pero yo nunca les creí. Ni siquiera lloré en el funeral».

¿De dónde saca entonces el redactor o la redactora de la agencia EFE –cuyo cable no se distribuye sino hasta el día 17– que el supuesto cadaver de Serguéi había sido reconocido por sus familiares cuando no solo el día 15 la propia hermana había declarado a la televisión lo contrario, sino que los medios locales de Kémerovo se habían hecho eco de este detalle el día 16?

A la espera de la respuesta de la responsable de la delegación de EFE en Moscú, parece sensato asumir que la información de la agencia española proviene de la agencia rusa que citan todos los otros medios rusos que no citan el reportaje televisivo de Vesti-Kuzbass. Es decir, Interfax.

Esto decía la agencia rusa al respecto en su cable del día 17: «El difunto fue encontrado en la casa, fue identificado por sus parientes, su muerte confirmada y el cuerpo enterrado».

¿Qué otro dato tenemos para suponer que EFE basa su nota en el cable de Interfax? A diferencia de los medios locales rusos que citan a Vesti-Kuzbass como fuente, Interfax no menciona el apellido del reaparecido Serguéi. EFE tampoco lo hace.

Es decir, si mi deducción es correcta, nos encontraríamos ante una agencia noticiosa europea que utiliza información incorrecta e incompleta de otra agencia noticiosa europea y la distribuye a sus clientes en todo el mundo. Estos clientes, redacciones en Lima, Ciudad de México, Bogotá, Zaragoza o Madrid, confiando en los estándares de verificación de la agencia, publican la información sin más. Ya no solo sin verificarla, sino sin tocar una sola coma. Ninguno de esos medios ha pagado por esa sola nota, pero sí han pagado por un paquete o una suscripción que incluye, entre otras, esa nota incorrecta.

¿Cómo sabemos que, dentro de ese paquete, no hay más notas así? ¿Cuántas de esas, recuerden, «casi 3 millones de noticias al año» que distribuye EFE pasan por controles igual de laxos?

Puede parecer una trivialidad, un mero detalle. Pero las noticias, las historias, no están hechas solo de titulares llamativos. Las noticias, de hecho, se construyen sobre esos ladrillos que algunos descartan como simples detalles pero que yo prefiero llamar hechos.

Si miramos con un poco de atención, lo que Interfax y luego EFE han hecho, ajustando a su conveniencia narrativa uno de esos hechos, uno de esos detalles, es convertir en una nota curiosa, de color, en un –con perdón– cuento de Dostoyevski si se quiere, lo que en realidad es una historia sobre negligencia policial que afecta, de forma literal, la vida y la muerte de un puñado de personas.

¿Por qué lo hacen? Tengo una posible respuesta.

En un estudio de 2011, dos profesores de la Universidad de South California y la Harvard Business School analizaron la cobertura en medios recibida por las principales empresas norteamericanas que cotizan en bolsa. El estudio se refiere a la prensa y noticias económicas, pero hay un hallazgo que creo podemos extrapolar a la prensa en general –basta que echen un vistazo a su timeline de Twitter, su newsfeed de Facebook, abran el site de casi cualquier medio noticioso o busquen las llamadas secciones de «tendencias» de los diarios online– sin temor a caer en error. El hallazgo es este:

Encontramos que las noticias más sorprendentes recibían más atención de parte de las agencias noticiosas y, también, que eso aumentaba tanto la posibilidad de que esta noticia sea recogida por los diarios, así como influía en la cantidad de cobertura que estos le daban.

Esto, claro, no es una novedad. Uno de los adagios más viejos y repetidos del oficio periodístico reza que «perro muerde hombre no es noticia, pero hombre muerde perro sí». Sin embargo, en el ecosistema digital, hemos llevado esa máxima a extremos tan ridículos como peligrosos.

Dado que el contenido producido (y/o distribuido) por los medios debe competir por la atención de usuarios en ese torrente inagotable de información que son las redes sociales, las «noticias» no deben ser solo cada vez más llamativas sino que deben producirse cada vez más rápido. ¿Recuerdan lo que encontraron a propósito de esto último los investigadores holandeses que citaba muchos párrafos arriba?

Les refresco la memoria: «alrededor del 85% de esas copias (parciales) habían sido publicadas [por los sites noticiosos] dentro de la hora siguiente de publicada la nota de ANP». Es decir, casi de inmediato. En ese tránsito, por supuesto, la primera víctima son los procesos de verificación que aseguran que aquello de lo que se está informando sea cierto.

Dicho esto, ¿importa en realidad si los medios y agencias de noticias, instituciones hoy presas de la desconfianza de la ciudadanía, mienten ya sea en un asunto en apariencia tan baladí –pregúntenle a Serguéi Gapeev y su hermana si creen que este asunto carece de importancia– como este? ¿No es verdad que, a fin de cuentas, los medios han perdido ya una parte importante de su influencia y prestigio de cara a la ciudadanía?

Sí, es verdad. Pero lo que no han perdido aún es la capacidad para amplificar el alcance de un hecho convertido en “noticia” y, de esta forma, legitimarlo de cara a una buena parte de la audiencia. Puede que la audiencia dude de los medios, pero mientras se forma esa duda la información ya la alcanzó.

Pero, además, aunque los lectores duden, o incluso estén convencidos o sepan a ciencia cierta que la prensa miente o se equivoca respecto a un hecho que conocen, suelen extender el beneficio de la duda al resto de las noticias, aunque sea a regañadientes. Tras tantos años de relación medios-lectores, el beneficio de la duda siempre está ahí cuando pasamos la página o hacemos click en un nuevo link.

A esto último lo bautizó el escritor norteamericano Michael Crichton como «efecto amnesia de Gell-Mann» en honor a un amigo suyo:

En resumen, la amnesia de Gell-Mann ocurre así. Uno abre el periódico en un artículo sobre un tema que conoce bien. En el caso de Murray [Gell-Mann, el amigo de Crichton], la física. En el mío, la industria del espectáculo. Uno lee el artículo y ve que el periodista no entiende en absoluto de lo que está hablando, o no tiene la información correcta. Con frecuencia el artículo está tan errado que, de hecho, muestra la historia al revés, invirtiendo la causa y los efectos. Yo llamo a estas historias «las calles mojadas producen lluvia». Los diarios están llenos de ellas.

En cualquier caso, uno lee los múltiples errores de la nota con exasperación o hasta divertido, luego pasa la página y va a la sección Nacional o Internacional, y continúa leyendo como si el resto del diario fuera de alguna manera más riguroso acerca de Palestina que la tontería que acaba de leer. Pasamos la página y olvidamos lo que sabemos.

En parte debido a esto, la capacidad de los medios para amplificar el alcance de una noticia, una historia o un personaje sigue siendo gigantesca. Pregúntenselo sino a Donald Trump, que se benefició como nadie de la enorme publicidad gratuita que supuso la cobertura 24/7 que la prensa norteamericana le otorgó en la campaña presidencial de 2016.

Es por eso, por esa capacidad que aún no perdemos, por el poder de amplificación que aún tenemos, que es importante respetar el proceso, respetar las garantías y estándares que han servido para construir la confianza con ese ente que llamábamos antes lectores y ahora llamamos audiencia.

La prensa, incluidas las agencias noticiosas, puede que sea parte de la industria del entretenimiento, como he defendido en más de una ocasión. Pero no puede ser solo eso. Como dice la investigadora danah boyd, «la industria de medios debe asumir su responsabilidad por el rol que ha jugado a la hora de producir espectáculo por razones egoístas».

Léase, espectáculo por el mero espectáculo, por la dudosa promesa de una recompensa económica que supuestamente garantice su supervivencia, sin pensar en el valor informativo y, peor aun, sin cumplir, como ya he escrito alguna vez, con «los requisitos mínimos para que el trabajo que realizan sea considerado periodismo».

De lo contrario, ya no solo se trata de una agencia noticiosa europea copiando a otra agencia europea para engañar a sus clientes con contenido de dudosa calidad y aun más dudosa confección.

Se trata de toda una industria engañando a su audiencia. Toda una industria quebrando la confianza que tanto tiempo y esfuerzo y cabezas y manos costó construir.

Y, créanme, si no tenemos esa confianza, no tenemos nada.

 

*Corrección del viernes 24 de agosto: Me escribe un amigo corresponsal de un medio español en el extranjero para informarme de que, pese a lo que señala la página web de EFE, la periodista Céline Aemisegger no es aún la responsable de la delegación en Moscú actualmente. Según la información de este periodista, Aemisegger ha sido ya nombrada delegada de EFE en Moscú pero todavía no asume el puesto. He intentado averiguar quién es el actual jefe o jefa de delegación en Rusia pero me ha sido imposible. En todo caso, el email al que escribí solicitando información era un email con la denominación “efemos” (o sea, EFE Moscú) y no un email personal, así que imagino que corresponde a él o la responsable de la delegación independientemente de su nombre. Sigo esperando una respuesta a mi pedido de información. Lamento el error. Gracias.

Poco después después de publicada esta corrección, Céline Aemissegger me escribió a través de Twitter confirmando que, en efecto, aún no ha asumido el puesto de jefa de delegación de EFE en Moscú. Este es su mensaje:

PD: Al momento de publicar este post y la posterior corrección, el o la responsable de la delegación de la agencia EFE en Moscú seguía sin responder a mi pedido de información.

 

La alianza secreta entre PPK y Fujimori: ¿Dónde está la primicia de Reuters?

El viernes 26 de enero, a las 14:31, la agencia Reuters publicó un reportaje firmado por los periodistas Mitra Taj y Marco Aquino titulado así:

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La nota había aparecido unos minutos antes en inglés con un titular un tanto diferente:

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En ambas el énfasis se encuentra en el carácter «exclusivo» de la información. Durante el resto del día varios medios peruanos repitieron la supuesta primicia.

¿Cuál era la primicia conseguida por Reuters? La respuesta, como corresponde, se encuentra en el inicio del reportaje (las negritas son mías):

Tres meses antes del indulto a Alberto Fujimori, el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, recibió al hijo del exmandatario poco después de anunciar en el Palacio de Gobierno otro cambio de gabinete forzado por la oposición fujimorista.

Mientras recorría y tomaba fotos con su celular de las salas y pasillos donde alguna vez vivió cuando era niño, el ahora legislador Kenji le pidió a Kuczynski que liberara a su convicto padre enfermo a cambio de apoyo político en el Congreso, dijo una fuente cercana al presidente que no quiso ser identificada.

Párrafos más adelante, la fuente anónima prosigue:

El hijo menor de Fujimori le dijo a Kuczynski que él junto a otros legisladores de Fuerza Popular descontentos por el comportamiento de su partido podrían ayudarlo a gobernar hasta el final de su mandato en 2021, afirmó la fuente.

La reunión entre Kuczynski y Kenji el 17 de septiembre marcó el inicio de varias citas entre mediadores de ambos lados para allanar el camino del indulto, dijo la fuente, que se reunió tres veces con Reuters. “La confianza con Kenji nació allí en Palacio”, afirmó.

Los mediadores, incluyendo a funcionarios de segunda línea del Gobierno, visitaron al menos media docena de veces a Fujimori en la celda que ocupa en una base policial de Lima, como parte de las conversaciones, agregó.

Párrafos después, la misma fuente anónima explica:

Kuczynski planeó entonces conceder el indulto en la tercera semana de diciembre, dijo la primera fuente, pero un inesperado hecho movió el tablero y puso a prueba la alianza con Kenji: el pedido del Congreso para destituir al presidente por sus lazos con firmas que recibieron pagos de la brasileña Odebrecht.

Kenji prometió a Kuczynski al menos tres o cuatro votos para hacer naufragar el pedido de destitución del presidente.

Como indica la propia nota de Reuters, tanto Pedro Pablo Kuczynski como Kenji Fujimori han negado que el indulto fuera fruto de una negociación. Pero la ciudadanía no les cree. Según una encuesta de Datum publicada el 12 de enero por el diario Perú21, el 78% de los encuestados piensa que los votos de Kenji Fujimori y otros nueve congresistas de Fuerza Popular que impidieron la vacancia de PPK se dieron a cambio del indulto.

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Durante semanas la prensa ha especulado sobre el acuerdo que PPK y Kenji Fujimori niegan. Numerosos columnistas de Opinión han escrito a propósito de —para robarle la expresión al politólogo Alberto Vergara— «el pacto Barbadillo-Choquehuanca» (en alusión a la cárcel donde se encontraba preso Fujimori y la calle del distrito de San Isidro donde vive el presidente Kuczynski), guiándose por la multitud de indicios que invitan a pensar que el presidente y el congresista mienten. Aquí van unos cuantos de esos indicios.

-Estos tuits de Kenji Fujimori:

El primero, publicado minutos después de que la abstención de Fujimori y otros nueve congresistas permitieran al presidente Kuczsynski sortear la moción de censura:

Este otro, de principios de enero, en el que el congresista Fujimori se adjudica el logro de haber liberado a su padre. Si no hubo negociación, ¿cuál es la manera en que el congresista consiguió esa liberación? ¿por qué hincha el pecho de orgullo si no tuvo incidencia en la decisión del presidente PPK?:

-La explosión de júbilo de los congresistas fujimoristas que, junto a Kenji Fujimori, se abstuvieron y frenaron la censura a Kuczynski en el Congreso:

-Las lágrimas de Kenji Fujimori minutos después:

En este excelente reportaje de Ojo Público publicado el 28 de diciembre, cuatro días después de que PPK firmara el indulto de Alberto Fujimori, se consignan otros tantos indicios. Entre ellos, las numerosas visitas de Kenji Fujimori y algunos de los congresistas disidentes al ex dictador durante los días previos a la votación y el indulto, la rapidez con que se desalojó la espaciosa celda que Alberto Fujimori venía ocupando desde 2007 y, sobre todo, la celeridad con que se tramitó la gracia presidencial. Así explican esto último los periodistas Jonathan Castro y Ernesto Cabral en la nota (las negritas son mías):

Ojo-Publico.com determinó –tras acceder a las resoluciones de 19 gracias presidenciales otorgadas entre los años 2016 y 2017– que el indulto para Fujimori es el más rápido que ha otorgado este gobierno. El trámite para un indulto humanitario dura en promedio cuatro meses, e incluso en los casos más lentos, los reos Jan Rohlik y Luis Santillán Gonzalez, tuvieron que esperar entre 14 y 11 meses, respectivamente, para recuperar su libertad.

En el presente caso, el trámite pasó del penal Barbadillo a la Junta Médica Penitenciaria y de allí a la Comisión de Gracias Presidenciales y al despacho Presidencial en 13 días. Entre el 11 y el 24 de diciembre, el indulto a Alberto Fujimori se convirtió en el más rápido de este gobierno.

Ante esa evidencia, tanto la opinión pública como la prensa peruana e internacional han dado por buena la versión no confirmada del pacto entre Kuczynski y Fujimori. Como muestra, estas líneas escritas por los periodistas Jacqueline Fowks y Carlos E. Cúe en el diario El País (las negritas son mías):

Pero el hijo menor, Kenji, parlamentario, se colocó del lado de su padre, que quería salir de prisión a toda costa, y movió los 10 votos necesarios, rompiendo así el grupo liderado por su hermana. Así salvó a PPK, que se libró por ocho votos de ser destituido.

Al final, Kuczynski cumplió el pacto e indultó al patriarca en Nochebuena. Los Fujimori, Keiko incluida, mostraron su alegría y comenzaron a buscar su reconciliación familiar con su padre internado en una clínica, ya en libertad. Pero la política peruana estalló por los aires y ahora PPK tendrá difícil contar con alguien más que no sean los propios Fujimori con los que acordó su salvación.

Tanta es la convicción de la prensa que incluso este editorial del diario El Comercio, publicado el 26 de diciembre, dos días después del indulto, da por sentado que este fue fruto de una negociación (las negritas son mías):

Kuczynski tiene sí una atenuante en las circunstancias en las que decidió violar su palabra y dar el indulto: o aceptaba darlo u hoy no sería el presidente.

¿Cuál es, entonces, la primicia de los periodistas Taj y Aquino en su nota para Reuters? ¿Si el supuesto pacto ha sido analizado y comentado hasta el hartazgo en diversos artículos y columnas, en dónde radica la «exclusiva» que Reuters publica y los medios peruanos rebotan?

La primicia sería haber conseguido que una persona con conocimiento de la negociación confirmara lo que todos sospechamos y presumimos cierto. De hecho, eso es lo que intenta vender el reportaje de Reuters con la expresión «dijo una fuente cercana al presidente que no quiso ser identificada».

Uno puede entender que la persona que realiza una acusación así de grave contra el presidente de la República opte por hablar únicamente si su nombre no es revelado. Lo que resulta más difícil de comprender es que una agencia periodística del prestigio de Reuters haga uso de una única fuente anónima en una acusación tan seria sin explicar a los lectores por qué deberíamos confiar en ese testimonio.

¿Cómo sabemos los lectores que esa persona sabe lo que dice saber? ¿Por qué no nos explican Taj y Aquino qué razones tienen para creerle? ¿Qué diferencia el convencimiento que tienen los periodistas de Reuters al que tenemos todos los otros periodistas del país que no afirmamos tener una exclusiva o una prueba al respecto?

Todos los que somos periodistas y trabajamos en Perú, o que mantenemos contactos con distintas instancias del mundo político, hemos escuchado mil y un versiones acerca de la negociación entre el presidente PPK y Kenji Fujimori.

Yo mismo he recibido información de, por lo menos, dos fuentes que afirman tener conocimiento de lo ocurrido. Y les creo. Su relato tiene sentido, encaja con toda la información de conocimiento público que he reseñado arriba y, además, son personas de las que me fío, he podido comprobar en ocasiones anteriores que la información que me facilitaron era cierta.

Pero, ninguna de las dos está dispuesta a hablar on the record con su nombre y apellido y aquello que me han contado es imposible de verificar sin su testimonio o su colaboración. Lo que me incapacita para publicar la información recibida. ¿Por qué habrían de creerme los lectores si no puedo explicar la razón de mi convencimiento?

En el libro The Elements of Journalism, uno de los manuales más útiles que existe sobre el oficio, Bill Kovach y Tom Rosenstiel hablan del «espíritu de transparencia» como el elemento más importante en la verificación:

(…) la única manera de sincerarse con la gente acerca de lo que sabes es revelar todo lo que puedas sobre tus fuentes y métodos. ¿Cómo sabes lo que afirmas? ¿Quiénes son tus fuentes? ¿Cuán directo es el conocimiento que poseen? ¿Qué intereses podrían tener? ¿Hay versiones encontradas? ¿Qué es lo que no sabemos?

La transparencia, indican más adelante Kovach y Rosenstiel:

(…) es una señal de respeto para con la audiencia. Permite que la audiencia juzgue la validez de la información, si el proceso para obtenerla fue el correcto y los motivos o intereses de las personas que la proveen.

¿Cómo conseguir esa transparencia? Según los autores:

La identificación clara y detallada de las fuentes es la manera más efectiva a disposición de los medios, y constituye la base de una relación más abierta con el público.

Y terminan:

El espíritu de transparencia es el mismo principio que gobierna el método científico: explica cómo descubriste algo y por qué crees que es cierto, de manera que la audiencia pueda hacer lo mismo. En ciencia la fiabilidad de un experimento, o su objetividad, la define la posibilidad de que un tercero replique el experimento [y obtenga los mismos resultados]. En el periodismo solo explicando cómo sabemos lo que sabemos podemos aproximarnos a la idea de que la gente, si así lo desea, pueda replicar la investigación.

El uso de una fuente anónima, contrariamente a lo que algunos piensan, no es un salvoconducto para ignorar ese espíritu de transparencia. Más bien al contrario. Dado que la confianza que el periodista o el medio está pidiendo a la audiencia es mayor («tú no sabes quién es esta persona pero yo sí, creo en lo que dice, y tienes que confiar en mí»), la transparencia en el manejo de la información también debería serlo.

¿Por qué habría de confiar la audiencia en lo que dice un periodista? Porque explica de dónde procede la información. De nuevo Kovach y Rosenstiel:

Una de las primeras técnicas desarrolladas por los periodistas para garantizar su fiabilidad fue explicitar las fuentes proveedoras de la información. Mr. Jones dijo esto y esto, en tal o cual discurso en el Elks Lodge, en el reporte anual, etc. Esa dependencia de lo que dicen otros para obtener información siempre ha requerido de una mirada escéptica. Un axioma decía: «Si tu madre dice que te ama, veríficalo». Si la fuente de la información es descrita con propiedad, la audiencia puede decidir por sí misma si la información es confiable.

¿Qué ocurre cuando la fuente es anónima? Según los autores de The Elements of Journalism:

Llegados a este punto, para determinar si la fuente es fiable, la audiencia debe depositar aún más confianza en el medio o periodista. Una manera de atenuar ese depósito es compartir la mayor cantidad de información acerca de la fuente anónima, sin dejar de protegerla.

¿Qué nos dicen Taj y Aquino acerca de la fuente de su primicia? Toda la información se reduce a esto: «una fuente cercana al presidente que no quiso ser identificada» y «la fuente, que se reunió tres veces con Reuters».

¿Qué verificación de las afirmaciones de su fuente llevaron a cabo? No se nos dice.

En el texto de Taj y Aquino hay un indicio de que los periodistas intentaron cotejar su denuncia:

Otras dos fuentes del gobierno y una fuente que trabajó en el gabinete dijeron que un indulto humanitario para Fujimori fue discutido durante meses como una forma de dividir a Fuerza Popular. Pero la ministra de Justicia rechazaba el perdón.

El problema es que lo que esas otras tres fuentes confirman no es la denuncia principal del reportaje. Lo que afirma el reportaje es que Kuczynski y Kenji Fujimori negociaron, sin lugar a duda, el indulto a cambio de unos votos en el congreso que le permitían salvar la cabeza al presidente. Lo que dicen esas fuentes es distinto: que el indulto se discutió en el Ejecutivo «como una forma de dividir a Fuerza Popular».

Si cotejaron ese detalle paralelo con «dos fuentes del gobierno y una fuente que trabajó en el gabinete» (y, curiosamente, esas descripciones son más precisas que la que utilizan para la principal fuente: «una fuente cercana al presidente»), ¿por qué no cotejaron el fondo de su denuncia, que se deja en boca de una fuente anónima? Si lo hicieron, ¿por qué no se nos dice a los lectores?

Que el presidente Kuczynski estuviera evaluando el indulto al ex dictador Fujimori en los meses previos no es una novedad. De hecho, él mismo señaló en junio y julio de 2017 que el gobierno barajaba la posibilidad.

Así como tampoco es noticia que se haya reunido con Kenji Fujimori en Palacio de Gobierno a mediados de setiembre. El mismo congresista hizo pública la reunión en su cuenta de Twitter:

No son esos detalles los que necesitaban confirmación, sino el contenido de la reunión y las acciones que dispararon los supuestos acuerdos alcanzados.

Entre todas las afirmaciones de la primera fuente, hay una que me llama particularmente la atención. Dice así:

La reunión entre Kuczynski y Kenji el 17 de septiembre marcó el inicio de varias citas entre mediadores de ambos lados para allanar el camino del indulto, dijo la fuente, que se reunió tres veces con Reuters. “La confianza con Kenji nació allí en Palacio”, afirmó.

Los mediadores, incluyendo a funcionarios de segunda línea del Gobierno, visitaron al menos media docena de veces a Fujimori en la celda que ocupa en una base policial de Lima, como parte de las conversaciones, agregó.

Todo el resto de lo que dice la fuente en el reportaje se refiere a supuestas conversaciones entre el presidente y el congresista. Es decir, cabe la posibilidad de que esas conversaciones no hayan sido presenciadas por nadie más que por los dos protagonistas y la fuente que dice tener conocimiento de ellas. Léase, cabe la posibilidad de que sean casi imposibles de verificar.

Pero este fragmento que señalo arriba no. Ahí hay «mediadores de ambos lados», entre los que se cuentan «funcionarios de segunda línea del Gobierno» que «visitaron al menos media docena de veces a Fujimori en la celda que ocupa en una base policial de Lima».

Es decir, hay varias personas, fuera del presidente y el congresista Fujimori, que podrían verificar el testimonio de la fuente. ¿Saben los periodistas de Reuters quiénes son esos mediadores? ¿Buscaron su testimonio? ¿Lo consiguieron? ¿Se lo negaron? No lo sabemos, optaron por ignorarlo en su texto.

Pero, además, no solo hay terceras personas que podrían corroborar lo que señala la única fuente de la denuncia, sino que hay visitas a una cárcel ubicada dentro de una base policial, que en teoría deberían constar en un registro oficial (de hecho, sabemos que hay otros periodistas que han accedido y publicado registros de visita de esa misma dependencia). ¿Consultaron los periodistas de Reuters ese registro? ¿Aparecían ahí los nombres de los supuestos mediadores señalados por la fuente? De nuevo, no lo sabemos. Los reporteros de Reuters optaron por privar a los lectores de cualquier información al respecto.

No son detalles irrelevantes. Si toda una denuncia se basa en la información provista por una fuente cuyo nombre no se puede o no se quiere publicar, son precisamente esos detalles, el cotejo de esa información con otros testimonios o pruebas documentales, lo que sirve para darle validez a lo que dice la fuente. Son esos detalles, de ser expuestos en la nota, la razón por la que el público habría de creer a los periodistas.

Si bien todos los medios deberíamos ser más escrupulosos en el manejo de fuentes y —en tiempos de fake news y desinformación galopante— deberíamos poner especial énfasis en el espíritu de transparencia, en el caso de las agencias de noticias como Reuters la responsabilidad es aun mayor.

Como sabe cualquiera que haya trabajado en una redacción, la información proveniente de una agencia suele ser tratada por los periodistas como ya confirmada y lista para publicar sin necesidad de verificación alguna.

Es así en casi todo el mundo. Como explica el periodista Nick Davies en su libro Flat Earth News:

Por ejemplo, el manual interno de la BBC señala de forma específica que los periodistas deben contar con al menos dos fuentes para cada historia. A menos que estén publicando información de PA [Press Association, una de las agencias noticiosas más importantes de Reino Unido], en cuyo caso pueden publicar directamente. Una notificación especial del consejo periodístico de la BBC del 1 de diciembre de 2004 indicaba al personal: «Press Association puede considerarse como única fuente ya confirmada». La nota resaltaba esa oración en negritas.

Intrigado por los detalles y explicaciones ausentes de la nota de Reuters sobre Kuczynski y Kenji Fujimori, intenté comunicarme con sus autores. Crucé un par de mensajes de Facebook Messenger con Marco Aquino la noche del sábado 27. El domingo, horas después de nuestro último mensaje, le pregunté: ¿De qué manera corroboraron el testimonio de la fuente anónima y por qué no se explica en la nota si lo hicieron y cómo? Aquino vio mi mensaje pero no volvió a responderme.

En paralelo, el mismo sábado, escribí un email a la dirección que Mitra Taj consigna en su cuenta de Twitter. El lunes 29 recibí un amable correo de vuelta en el que Taj me preguntaba qué deseaba saber sobre la nota. Le respondí, explicando que tenía algunas dudas sobre el uso de la fuente anónima y repitiendo las preguntas que le había hecho a Aquino. Taj me respondió poco después pidiéndome algo de tiempo para solicitar autorización de la agencia antes de declarar.

Su respuesta final llegó la tarde del día miércoles 31. La comparto, traducida, en su integridad:

Desafortunadamente no podemos ofrecer más detalles acerca de por qué confiamos en esta fuente sin entrar en detalles confidenciales sobre nuestra recolección de información. Si bien siempre nos esforzamos por nombrar a nuestras fuentes, utilizamos fuentes anónimas en caso excepcionales, y este ha sido uno de ellos. Nuestras prácticas periodísticas obedecen a principios rectores que han convertido a Reuters en una las organizaciones noticiosas más confiables del mundo. Respaldamos nuestra historia, en la que aportamos información relevante, rigurosa y nueva que merecía ser de dominio público.

Una vez más, el problema es que, sin esos detalles, los lectores no sabemos por qué debemos confiar en esa fuente. El reportaje de Taj y Aquino no aporta la información suficiente más allá de un titular vistoso colgado del testimonio de una fuente anónima.

Que dos experimentados periodistas peruanos hallan patinado recientemente y a propósito de este mismo asunto y sus múltiples ramificaciones, debería ser una poderosa llamada de alerta ante los peligros de confiar en una fuente única, sea esta anónima o pública:

Por más que todos creamos, en base a los varios indicios mencionados al comienzo, que PPK y Kenji Fujimori negociaron, lo que hace Reuters es grave. Está acusando directamente —no especulando ni infiriendo como han hecho otros tantos periodistas— al presidente de la República en un reportaje sin más prueba que una voz anónima. Y está pidiéndole al lector –y a los otros medios de comunicación, sus principales lectores– que confíe en esa fuente porque sí, sin ofrecer ninguna información adicional que justifique esa confianza. Que confirme nuestros prejuicios y presunciones no es, en modo alguno, suficiente.

Ninguna azafata fue despedida por tener sexo con pasajeros

Esta historia empieza el día 30 de setiembre de 2015 en la página web del Daily Mail (el diario en lengua inglesa con mayor número de usuarios únicos del mundo) y nace con un titular que combina sexo, dinero y una leyenda urbana hecha “realidad”: Azafata que fue sorprendida con un hombre en el baño de un avión ganó 650 mil libras esterlinas por tener sexo con pasajeros.

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Daily Mail, 30 de setiembre de 2015

La nota original del británico Daily Mail ha sido compartida más de 3000 veces en distintas redes sociales, Facebook sobre todo, y ha sido clonada –citando siempre al Daily Mail como única fuente- por varios medios de habla inglesa como Maxim (que ha sido compartida casi 3500 veces) o Metro (1400 veces), entre muchos otros.

Un par de días de después, el sábado 2 de octubre, la “noticia” llamó la atención de algunos medios en español como La Vanguardia y El Periódico, en ambos diarios realizaron el cambio de moneda correspondiente y hablaban de 900 mil euros de ganancia para la azafata.

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La Vanguardia, 2 de octubre de 2015

Pero fue el domingo 3 de octubre que la historia recibió su último baño de legitimidad con un cable de la agencia EFE, que en su párrafo de apertura rezaba: “Una azafata de una aerolínea de Oriente Medio cuyo nombre no ha trascendido fue despedida por practicar sexo con pasajeros por un precio de 1.500 libras (2.000 euros), según publica el tabloide británico ‘Daily Mail’”. Y ya se sabe que de EFE a casi todos los medios en habla hispana, hay un paso.

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Si uno estaba conectado a Internet a principios de octubre de 2015, si tenía una cuenta de Twitter o Facebook, con casi toda seguridad vio pasar esta nota por su newsfeed o timeline. La repitieron El Comercio de Ecuador, El Nuevo Herald, Clarin, Terra, La República, RPP, Correo y un largo etcétera de medios en todo el mundo hispanoamericano; muy hábiles todos a la hora de encontrar una foto sugerente de recurso con la que aderezar la noticia.

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La República, 2 de octubre de 2015

Lo curioso es que los varios problemas de esta noticia saltan a la vista desde ese primer párrafo de EFE. La noticia tiene problemas tan obvios que sería casi insultante poner a trabajar a estudiantes de periodismo de primer ciclo en este caso. Pero allá voy.

La llamada de alerta número 1 es la primera línea: “Una azafata de una aerolínea de Oriente Medio cuyo nombre no ha trascendido”. Repito: una azafata X, de una aerolínea X, cuyo nombre “no ha trascendido”. Razones más que suficientes para ponerse en guardia, ¿cierto? Para buscar alguna otra fuente, ¿no?

Segunda llamada de alerta. La nota de EFE continúa –al igual que todos los otros medios que han rebotado la noticia con casi idéntico titular, ligeras variaciones de la combinación: azafata+sexo+dinero+despedida– citando al Daily Mail como fuente principal.

Aviso para periodistas: El Daily Mail no es solo la web noticiosa en inglés más leída del mundo, sino que es también una de las que más noticias basura publica. Lo cuenta bien este artículo de Buzzfeed sobre una oscura agencia de noticias basura de la que se alimentan medios de todo el mundo: The King of Bullsh*t News.

Tercera llamada de alerta. El Daily Mail (y con él todas las otras webs que han clonado la nota) se apoya en la autoridad de un “diario de lengua saudí árabe” (“Saudi Arabic language daily”), sea lo que eso sea, llamado Sada. Y ahí, como para aliviar su conciencia, casi todos imitan al diario inglés y linkean a la supuesta página web del supuesto periódico saudí árabe.

El problema aquí es que cuando uno hace click en lugar de aterrizar en el artículo que supuestamente publicó el periódico árabe Sada, aterriza en la página web de Al Sadda, una página de noticias deportivas, que, si nos guiamos por Wikipedia, se publica desde Sudán. Nada que ver con Arabia Saudí.

Echemos un vistazo a este mapa de Google Maps:

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La estrellita de la derecha marca donde se encuentra Riad, la capital de Arabia Saudita; la de la izquierda, Jartum, capital de Sudán. La distancia entre ambos puntos es de 1794.76 kilómetros, según la web distancefromto.net. Por si quedaba alguna duda de que Sudán y Arabia Saudí no son lo mismo.

Ninguna de las muchas webs noticiosas que rebotó la noticia reparó en ninguna de esas llamadas de alerta. Pudo más un titular atractivo aunque altamente improbable, que supuestamente garantiza clicks rápidos y fáciles.

¿Existen azafatas que venden favores sexuales en vuelos? Puede ser, quién sabe. Lo que sí sé con seguridad es que la azafata X, de la aerolínea de Medio Oriente X, no cobraba a sus pasajeros 1500 libras esterlinas ni amasó una fortuna de 650 mil libras en dos años. ¿Cómo lo sé? Porque tal y cómo ha sido publicada la noticia por el Daily Mail y sus múltiples émulos, no existe una sola razón para creerlo, un solo dato que me haga confiar en su veracidad. Solo existe el ruido de sonajero de las palabras sexo, azafata y dinero agitadas convenientemente para atraer a la manada. Sin ninguna verificación detrás. Sin ningún intento de periodismo de por medio.

ADENDA

El 27 de julio de 2017, una azafata de la aerolínea mexicana Interjet denunció en un video de Facebook Live publicado en su cuenta personal que un capitán de la misma aerolínea intentó violarla.

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Cuenta de Facebook de Karen Isabel Otero Rodríguez

El video tiene una hora, dos minutos y 45 segundos de duración. La azafata se llama Karen Isabel Rodríguez Otero, trabaja en la aerolínea Interjet, el capitán se llama Daniel Vásquez. La denuncia fue publicada por la propia azafata. Es decir, tenemos los nombres y empresa en la que trabajan tanto la agredida como el agresor. Bastante más información que la que tenían a su disposición el Daily Mail o la agencia EFE en el caso anterior.

¿Cuántas notas publicadas por medios fuera de México encontré? Dos. ¿En la agencia EFE? Cero. ¿Cuántas notas publicadas en un idioma que no sea el castellano? Cero. ¿En inglés? Cero. ¿En el Daily News? Cero.

Por supuesto, hasta hoy 31 de julio de 2017, ninguno de los medios en México o el extranjero contactó con Karen Isabel Rodríguez Otero para ahondar en su testimonio.

*Una versión anterior de este texto fue publicado el 5 de octubre de 2015 en Perú21.